*4. Tema con variazioni:  Andantino - Allegretto.

OCTUBRE...

QUINTETO PARA PIANO Y CUERDAS EN LA MAYOR, LA TRUCHA, D. 667 (OP. POSTH. 114)

Schubert, al piano, acompaña al cantante Michael Vogl en una velada en casa de amigos —Oleo inacabado de Moritz von Schwind, 1868—.

Quinteto para piano y cuerdas en la mayor, La trucha (Die Forelle), D. 667 (op. posth. 114)

 

veces puede perjudicar a una composición, más que serle de utilidad, el intento de condensar su natural contenido y mensaje en un subtítulo y adosar éste a la obra como si fuera una etiqueta. En ocasiones, no obstante, hay subtítulos que se ocupan de las cosas primordiales y aún más, de las del pensamiento, como no lo hace un número de opus. Pero raramente se encuentra un título para una obra que cumpla ambas funciones y que, además, sea exactamente concreto, porque expresa lo específico de la obra misma.

El Quinteto para piano y cuerdas en la mayor, La trucha (Die Forelle), D. 667 (op. posth. 114), de Schubert, posee uno de estos títulos excepcionalmente afortunados, que describe a una de las obras más conocidas y estimadas de toda la literatura de cámara. Naturalmente, debe constatarse que el cuarto movimiento descansa temáticamente sobre el lied La Trucha (Die Forelle), D. 550 (op. 32), compuesto por Schubert dos años antes, en 1817. Visto en sí mismo, el título sugiere el agua vertiendo cristalina, con claros rayos de sol golpeando en la bruma de los cántaros pulidos, y una trucha que se refugia a su calor, a la sombra de las hojas del tilo. Esas sugerencias crecen de la música misma.

Muchos detalles del todo emanan de elementos aislados del primer movimiento, de las modulaciones típicamente enlazadas por Schubert, de los variables tresillos que dejan fluir la música como un río de montaña, de las octavas en la parte alta del piano que denotan la fresca atmósfera del aire libre.

El Quinteto fue compuesto por Franz Schubert en 1819, mientras se encontraba visitando el pintoresco pueblo de Steyr (una colonia alpina de artistas, 90 kilómetros al norte de Viena) junto a su amigo y admirador, el famoso barítono Johann Michael Vogl, el cual más que duplicaba en edad (50 a 22) al joven e incipiente talento austríaco. Se alojaron en casa de Sylvester Paumgartner, quien organizaba veladas musicales en las cuales Schubert era el centro de la atención En una carta dirigida a su hermano, Schubert señalaba: "En la casa donde me alojo, hay ocho niñas, casi todas bastante bonitas. Como puedes ver, no voy a estar aburrido...". El anfitrión era un violonchelista amateur, benefactor de las artes, rico propietario de una mina local y un gran admirador de la música de Schubert, sobre todo de su lied La Trucha, D. 550 (op. 32), y por ello no dudó en solicitar a Schubert la creación de una obra de cámara que cumpliera con los requisitos de incluir el mencionado lied e incorporar una importante parte para su instrumento. Schubert escribió la partitura en los meses siguientes y, aunque la obra quedó lista en el otoño, se estrenó en la casa de Paumgartner a fines de 1819. Su publicación póstuma no se realizó hasta una década más tarde en Viena y es, indiscutiblemente, una de las grandes piezas de cámara jamás escritas.

 

Desarrollo del quinteto

 

Primer movimiento

Allegro vivace

Se puede hablar aquí prematuramente de un "prólogo" y de una "introducción" al primer tema con toda propiedad. Pero a pesar de su brevedad, se orienta Schubert de tal forma que la tonalidad cambia ya aquí de la a fa. Vuelve luego a la tonalidad primitiva, y piano y violín comparten el tema principal, mientras el piano se entremezcla en la melodía del violín con un arpegio de tresillos. Viola y violoncello brindan un dulce, pero movido, acompañamiento en staccato. Luego se invierten los papeles, si bien el acompañamiento es con tresillos y la melodía es desarrollada por el piano. Los tresillos van de un instrumento al otro y nos guían a través de la transición hasta el romántico tema lateral (un dúo de violín y violoncello, que conduce a la segunda parte del primer tema). El tema lateral se cierra con una alegre figura en staccato de ritmo punteado. El piano toma la voz y el ritmo, y conduce un tema ordenado. Al violín le agrada tanto que él mismo comienza a cantarlo. La exposición es envuelta por un definido tema conclusivo. Se basa fundamentalmente el mismo en un ritmo punteado, con diálogos cambiantes entre violín y piano y algunas sorpresivas modulaciones. Las cuerdas abren el desarrollo con un arreglo del tema principal anteriormente expuesto, esta vez en do mayor. Pronto cesan los tresillos y una vigorosa versión de la figura en trinos desemboca en mi sostenido mayor. Los tresillos siguen su curso y nos transportan a través de re mayor a la repetición.

 

Segundo movimiento

Andante

Tres temas principales se distinguen aquí con facilidad. Cada uno de ellos es desarrollado brevemente antes de que aparezca el siguiente. El primero, en fa mayor, lo entona el piano. En su primera frase aparece la figura en trinos del desarrollo del primer movimiento, y la segunda frase recita nuevamente un ritmo punteado. El tema resume luego cambiante entre piano y violín, mientras el piano sigue, no obstante, entonando la melodía y renueva los tresillos. Un paso a fa sostenido menor nos pone ante el profundo segundo tema (dúo de viola y violoncello con acompañamiento persistente del violín). Este acompañamiento y el ritmo punteado del primer tema, se enlazan con una ascendente serie de sextillos de semicorchea hasta el tercer tema que irrumpe en el piano en re mayor. La serie de tresillos alterna entre piano y violín hasta que se insinúa la conclusión, en la que el piano elabora el ritmo punteado melódicamente en sol mayor. Luego sigue en interludio, y desde el esperado desarrollo comienza, de pronto y sorpresivamente, el la bemol mayor como repetición.

 

Tercer movimiento

Scherzo: Presto

Comparativamente trivial es el Scherzo con su Trío. El tema principal del Scherzo (la mayor) tiene cuatro compases finales persistentes, que llevan al diálogo entre piano y arcos de la primera mitad. En la segunda, las voces están más entrelazadas, empero con contrapunto de imitación. El principio de imitación sigue en el Trío, en una atmósfera mucho más suelta.

 

Cuarto movimiento

Tema con variazioni:Andantino - Allegretto

Este movimiento se compone de cinco sencillas variaciones sobre el tema de La Trucha (tema del lied homónimo, consignado en la introducción de este comentario), que los arcos por sí mismos entonan en re mayor. Casi al final se descubre en el violín la confiada figura con los trinos. La melodía del lied es diferente aquí en tempo, ritmo y tonalidad para amoldarse mejor a la forma y arquitectura del quinteto. El piano toma el tema en la primera variación y asciende tranquilamente con el violín, enfatizando expresivamente la figura de trinos, mientras los tresillos comienzan nuevamente a desgranarse en el acompañamiento. En las siguientes variaciones el tema pasa de uno a otro instrumento, libremente enmascarado y cambiado. En la Tercera variación triunfa el contrabajo, a pesar de tener que compartir su tema con el violoncello. La apacible cuarta variación gira a re bemol, y después de la quinta vuelve el tema en el violín al allegretto, en la tonalidad primitiva con acompañamiento del piano, como se encuentra en el lied.

 

Quinto movimiento

Finale: Allegro guisto

El finale tiene dos temas principales. El primero lo exponen los arcos, tras una breve introducción de la fase inicial del tema. Dentro del mismo sigue a esta parte una figura de tonos ascendentes y repetidos, que también rememora al scherzo y al tercer tema del primer movimiento.

En el transcurso del pequeño desarrollo cambia la frase inicial a una figura en corcheas. Sorpresivamente se descubre en ella la base del dulce segundo tema. Comienza en violoncello y violín, con acompañamiento del piano que se inmiscuye. Hacia la finalización de ambos temas se presenta una pequeña coda —ya que aquí, como en el segundo movimiento, falta un desarrollo— y la repetición se cierra claramente en la dominante (mi mayor).

 

Lied: La trucha, D. 550 (op. 32)
Texto de Christian Friedrich Daniel Schubart (1739-1791)

 

*Grace Bumbry (soprano), Sebastian Peschko (piano).

 

 

In einem Bächlein helle,

Da schoß in froher Eil

Die launische Forelle

Vorüber wie ein Pfeil.

Ich stand an dem Gestade

Und sah in süßer Ruh

Des muntern Fischleins Bade

Im klaren Bächlein zu.

 

Ein Fischer mit der Rute

Wohl an dem Ufer stand,

Und sah's mit kaltem Blute,

Wie sich das Fischlein wand.

So lang dem Wasser Helle,

So dacht ich, nicht gebricht,

So fängt er die Forelle

Mit seiner Angel nicht.

 

Doch endlich ward dem Diebe

Die Zeit zu lang. Er macht

Das Bächlein tückisch trübe,

Und eh ich es gedacht,

So zuckte seine Rute,

Das Fischlein zappelt dran,

Und ich mit regem Blute

Sah die Betrogene an.

 

 

 

En un claro arroyuelo,

Se precipita alegremente

La trucha juguetona,

Que pasa como una flecha.

Yo estaba en la orilla

Y en un dulce sosiego

Vi el baño del alegre pececito

En el claro arroyuelo.

 

Un pescador con su caña

Se colocó en la orilla,

Y miró a sangre fría,

Los serpenteos del pececillo.

Mientras el agua siga clara,

Y no se enturbie, pensé,

No podrá coger a la trucha

Con su anzuelo.

 

Finalmente el ladrón se cansó

de esperar. El pérfido, enturbió

Las aguas del arroyuelo

Y antes de que me diera cuenta,

La caña dio tal respingo

Que enganchó al pececillo.

Y yo, con la sangre alterada,

Miré a la presa engañada.