*Symphony, 17-Chorus y 24-Chorus.

AGOSTO...

EL MESÍAS

El Mesías

 

n los días de Londres de 1740 y tantos, podía verle uno dirigirse calle abajo por la Brook Street, en las vecindades de Grosvenor y Square. Caballero ya maduro, prolijamente ataviado con su jaqué de encaje, sus rizos y su tricornio, marchaba a todo vapor, hablando consigo mismo, como si los problemas de la nación gravitaran sobre sus espaldas; y en eso se detenía abruptamente, contemplando lo que le circundaba. La gente que le frecuentaba advertía a menudo que hablaba una mezcolanza formada por dos idiomas, y un día se le oyó refunfuñar (en una jeringoza nutrida de vocablos ingleses matizados de otros germanos): “¡Es ein (un) condenado bribón que no sirve para nada!”.

Este personaje no era otro que George Frideric (así deletreaba él su nombre) Händel, cuya carrera de compositor se vio complicada por una segunda carrera de empresario operístico. Era ser de hábitos caritativos, pero de vez en cuando se veía provocado por sus temperamentales cantantes italianos. Fue el más grandes de los compositores ingleses: un inglés adoptivo por cierto, ya que nació en Alemania.

Se apoderó de Londres con la fuerza de una tormenta, en 1711, al arribar allí a los veinticinco años a presentar su ópera “Rinaldo”.

Durante los treinta años siguientes escribió y presentó 40 óperas en estilo italiano. ¡Notable proeza si se piensa en la preferencia e inclinación natural que sentían sus auditorios británicos por el teatro de Shakespeare! Los ingleses se aficionaron a él desde primer momento.

Como favorito de la Reina Ana recibió una pensión vitalicia consistente en una anualidad de 200 libras esterlinas (más tarde elevada a 600), y cuando su con nacional germano, el Elector de Hannover, vino a ocupar el trono coronado como Jorge I, fue el primero en verse requerido para componer música para ocasiones y celebraciones de real estirpe.

Más, desde un principio, descubrió que imponer el género operista a los ingleses era empresa precaria, pues su público dio a menudo muestras de volubilidad. Continuamente mudaba de enfoque creador (sin sacrificar calidad), a efectos de marchar con los cambiantes gustos del público. Pero de poco sirvió. Al término de una lucha de 30 años, conoció el disfavor artístico y la quiebra financiera. El peor sacudón lo recibió en 1728, con la aparición de “The Beggar’s Opera” (La Ópera del Mendigo), parodia de ópera seria escrita por John Gay con un potpourri de temas populares en arreglo del Dr. Pepusch. A tiempo que algunos de los personajes se les llamaba como a los dirigentes gubernamentales (incluso el primer ministro Walpole), se apelaba a la sátira política, para exponer, como se dijo, “La similitud de costumbres entre la vida aristocrática y la plebeya”. Como puede presumirse, las masas nutrieron adoración por esta obra y pronto desertaron de la ópera italiana. Durante los 13 años que siguieron, hizo Händel algunas valerosas tentativas de restablecer los fueros de la ópera, incorporando incluso elementos del ballet francés en sus producciones líricas “Ariodante y Alcina”. Pero hasta sus sostenedores se dividieron en una inoportuna rivalidad que aceleró el desenlace y la derrota. En 1741 creó Händel su última ópera y dirigió sus esfuerzos íntegramente en pos del Oratorio; género al que prodigara serios desvelos desde más de una década atrás. Hasta de concluir sus días, creó un total de 32 oratorios, sumados a sus 46 óperas, 71 cantatas, e infinidad de música instrumental de la que se destacaron partituras como las de la “Música Acuática, Música para los Reales Fuegos de Artificio” y numerosos Concerti Grossi que bastarían de por sí para hacer famoso a su autor.

Si hubierais seguido a este curioso y cosmopolita caballero a lo largo de Brook Street, hasta su hogar, el 22 de agosto de 1741, acaso le habríais visto sentado a su pupitre en la sala del frente, borroneando notas con extrema rapidez. En los 23 días que siguieron no abandonó la casa; su sirviente le llevaba las comidas a ese cuarto. Y el 14 de Setiembre, tras poco más de tres semanas de trabajo febril en el manuscrito, completó “Mesías” y lo guardó en el armario, donde quedó prácticamente aislado en las siete semanas posteriores. Händel estaba acongojado. Su leal público inglés le había vuelto las espaldas y no tenía idea de cuándo podría estrenar su composición. Para explicar esas tres semanas de intensa devoción creadora debemos mirar a lo profundo, calar hondo.

En primer lugar, era costumbre de Händel escribir con celeridad. Contaba ya por entonces con 15 oratorios, y algunos de los artísticamente más ambiciosos, incluso “Saúl e Israel en Egipto”, no le habían tomado más de un mes. Su biógrafo Francés “Romain Rolland” sugiere que escribía música con la facilidad con que nosotros hablamos, agregando que fue el más grande improvisador que el mundo haya tenido, y que su mano iba siempre a la zaga de sus pensamientos. Pero aquello que las gentes llaman inspiración, a menudo resulta ser poco más que el resultado de una dura labor vedada a la percepción general. Parece más razonable aceptar la teoría de Mendelssohn -también él diestro y rapidísimo escritor de partituras- cuando afirma que Händel trabajaba apresuradamente al anotar sus partituras. Tenemos buenos testimonios de que Händel raramente “se mezclaba en reuniones sociales o participaba de diversiones públicas”. ¿Qué es lo que ocupaba durante los largos intervalos que separan sus composiciones? Mendelssohn sugiere que pasaba esos lapsos elucubrando y madurando cerebralmente sus obras, y que al sentarse al pupitre, lo hacía tan sólo para registrar algo que ya tenía compuesto mentalmente.

Como quiera que sea, sabemos que Händel se sintió hondamente conmovido durante los 23 días. En determinado instante, luego de haber registrado las notas del Coro de Aleluya llamó a su sirviente y le dijo, con los ojos húmedos de lágrimas: “Creí haber visto los cielos ante mí, y al mismísimo y gran Dios” Händel, al igual que Bach, se formó espiritualmente en la sólida y austera atmósfera de la Alemania protestante y estaba imbuido de hondo sentimiento religioso. Su bolsa de fondos, magra por el fracaso social (no musical) de sus aventuras teatrales, se veía más desminuida por su constante devoción y aporte a las obras caritativas. Su limosna dilecta iba al hospital Foundling, institución londinense para niños sin hogar y enfermos; y es aquí que el músico inició la tradición anual de conciertos de beneficencia del Mesías, pocos años antes de su muerte. Para este generoso y simpático teutón, el texto inglés del oratorio ejerció poderosa inspiración. Había tenido por fuente de compilación La Biblia (con escasas modificaciones), en labor realizada por Charles Jennens, amigo de Händel, e individuo lo menos a propósito que pudiera hallarse para despertar inspiración. Jennens era, a lo más, un pomposo y engreído aristócrata, que tuvo la arrogancia de escribir a un amigo: “Le enseñaré una colección que le a Händel llamada Mesías, que valoro muy alto; y ha hecho él, de eso, un bello entretenimiento (por partitura), aunque no todo lo bueno que podría y debería haber hecho. Con gran dificultad le hice corregir algunas de las más gruesas fallas de la composición”. Que Jennens siguiera gozando de la amistad y gratitud de Händel es cosa que debemos acreditar a la bonhomia de éste que hasta recordó a su libretista en su testamento. Aún así, e involuntariamente, desautorizó una vez la pretensión lingüística del literato (o más bien su aire de perdonavidas con la música), al acotar a un amigo luego de una da las ejecuciones de Mesías: “Lamentaría haberles sólo entretenido; deseaba hacerles mejoras”. En fecha relativamente más reciente, han surgido dudas de que el compilador del texto fuera Jennens, y diversos eruditos afirman que la tarea fue obra de su secretario, un clérigo llamado Pooley.

*Una prueba adicional del absorbente interés de Händel en “El Mesías” la brinda el carácter único que asume entre todas sus obras. El músico había aprendido a escribir oratorios y óperas en Italia: la Italia de Corelli, Steffani, Alessandro y Domenico Scarlatti, a la que se había dirigido siendo un joven de 21 años, para probar fortuna musical. En un famoso “duelo” clavecinístico sostenido en Roma con Domenico Scarlatti, demostró ser un maestro de la improvisación a la par que virtuoso instrumental, y se ganó con ello el acceso a la mejor sociedad de Florencia, Roma, Nápoles y Venecia. Fue allí, entre los años 1706 y 1709, que añadió a su característica destreza germana en el contrapunto e invención, el arte de la melodía cantabile: el estilo itálico del “bel canto”. Ejercitó su mano en las formas vocales corrientes cantata de cámara, ópera y oratorio, con inmediato suceso.

En cuestiones de forma, es posible que Händel, más que otros, plasmara el ideal de los primeros padres del barroco. Aquellos caballeros de la Camerata que se confabularon en Florencia alrededor de 1600 procuraban una restauración de la tragedia griega con su drama coral; pero lo que en verdad lograron fue una forma genuinamente novel, la ópera, junto con su primo hermano de concierto: el oratorio. La diferencia entre ambos géneros no radica en el carácter de sus temas (secular versus sacro), ni tampoco-excepto en lo externo- en el modo de su representación (acción escénica versus formalismo de concierto). Es, en última y profunda síntesis, una cuestión de coro. Tanto la ópera como el oratorio, se desarrollaron como formas dramáticas en que el solista era protagonista y el coro simple estandarte de una función decorativa. Pero al transplantar Händel a Inglaterra su estilo oratorio y expandirlo, surgieron tres tipos. Hubo, en primer término (y para emplear la terminología de Bukofzer) la ópera coral, que tan bien tipifican creaciones como Semele, Hércules, y Joseph and His Brethen: que en esencia son poco más que óperas solísticas italianas, con énfasis ligeramente mayor en el ala coral. En segundo lugar, vienen las cantatas corales, como la Fiesta de Alejandro o la Oda para el Dia de Santa Cecilia: concentradas en temas alegóricos, y con desenfatización de las partes solistas o de la acción dramática. Y finalmente, el drama coral, ejemplificado por Israel en Egipto, Sansón o Judas Maccabeus, firmemente asentado en el coro como protagonista, y donde los solistas ofician de portavoces del grupo. En este tercer tipo el que subraya la diferencia esencial entre ópera y oratorio, y el que mejor representa la resurrección del teatro griego. No podría darse ni encontrarse algo mejor para vivificar el oratorio de este carácter que el Antiguo Testamento con sus profetas engolfados no en dramas personales sino en dramas sociales.

Lo que apuntaba a la singularidad de Mesías es que no cuadra a ninguna de esas tres categorías. El texto proporcionado al músico, sustrajo a solistas y coro de las situaciones dramáticas externas, para someterles a una actitud de contemplación devocional. Händel hizo frente a este desafío creando música que caracteriza cada aserción del modo más dramático viable, aunque manteniendo un nivel de belleza contemplativa e inspiradora. En una serie de vívidos cuadros musicales sin nexo demasiado acentuado entre sí, nos devela la vida del Salvador en todas sus fases, abarcando en su integridad el año litúrgico. En el sentido más pleno, Mesías no puede considerarse música navideña más que sea música para las restantes 51 semanas del año.

La circunstancia de que el más atípico de los oratorios de Händel se haya convertido en su creación más conocida, ha dado pie al erróneo concepto de que el músico fue primordialmente compositor en el género religioso, y que sus oratorios poseen tal carácter. Bach y Palestrina fueron en efecto compositores religiosos; pero Händel jamás. Aunque escribió varios Salmos y un Te Deum, diseminados entre su obra, él se consideró siempre autor dramático; más: un compositor popular para las masas. El Hecho de que Mesías abreve enteramente en las Escrituras no determina que su música sea litúrgico-eclesiástica. Händel invistió a sus temas sacros y seculares del mismo tratamiento estilístico; los abordó en una disposición de ánimo no sectaria, como un humanista que glorifique no una doctrina eclesiástica sino más bien el valimiento universal de una acción justa y moral. Inclusive su tan único e individual Mesías no hurga tanto en los dogmas de la Cristiandad como en los de la Humanidad. Además, y no obstante tener a su disposición iglesias y templos para la ejecución, recurría a salas de conciertos, teatros y hospitales. Esto enfureció de tal modo a la clerecía inglesa, que en una ocasión trató de hacer cerrar el Covent Garden , donde debía ofrecerse Mesías, aduciendo que “cualquier obra sobre el Omnipotente jamás debería ejecutarse en un teatro”.

Con característica determinación, Händel empresario superó el obstáculo cambiando el título anunciado-Mesías- por el de “Oratorio Sacro”.

Händel se apoyaba en bases filosóficas al considerarse compositor dramático popular. Ser compositor de iglesia requería introspección. Bach era introspectivo. Podía extraer de las profundidades de su alma religiosa motivos melódicos que simbolizaran místicamente ideas tales como el dolor, la muerte, el pecado, la caída de Adán. Händel, en cambio, obtenía de estímulos externos sus imágenes musicales. Se inspiraba no sólo en los clásicos, sino en los sencillos cánticos folklóricos de la campiña o los aires que entonaba la urbe. Sus agendas temáticas estaban repletas de pregones callejeros londinenses, y como podemos presumir, sus oratorios son espejos que refleja el mundo que les rodea. La “Sinfonía Pastoral”(Nº 13) de Mesías, por ejemplo, rememora vividamente la música de los pifferari, campesinos y pastores itálicos del siglo 18, que iban a Roma cada mañana de Navidad para tocar imitando a los pastores bíblicos. Traían consigo sus instrumentos de viento-oboes rústicos de origen hebreo, gaitas, pífanos- y tocaban una canción de cuna para el niño Dios, en música de ritmo lento, generalmente en compás de 6/8 o de 12/8, casi siempre con una zumba o pedal grave de apoyo. Todo esto está reflejado en la Sinfonía Pastoral de Händel, sólo que trascripto para cuerdas. Otro ejemplo de lo dicho es el pasaje florido o melismático sobre la última palabra de la frase “For unto us a Child is born (Porque entre nosotros ha nacido un Niño) (Nº 12)”. Este principio de dejar que se remonten las emociones a través de una melodía arabesca proviene de las callejas de Bagdag, Jerusalén y El Cairo. En este caso, Händel la escribió dentro de los confines de una tonalidad Mayor y en métrica regular. Parece no haberse ahorrado fatigas al emplear la pintura tonal y el simbolismo musical. Cuando el tenor canta el aria “Every valley shall be exalted (cada valle se elevará en promontorio)”, también se detiene en melisma sobre el último vocablo; y cuando, en el mismo trozo tercero, viene la frase “The crookedstraight (Nivelándose la saliente)”, la línea melódica literalmente se aplana. Cuando el bajo, en el Nº 5, dice “I Will shake (Conmocionaré)”, hay un arpegio y estremecimientos musicales en forma de trinos que percuten cada nota. El principio del melisma extático colorea textos adicionales tales como (Nº 7) “And He shall purify (Y purificará)”, Nº 21, “His yoke is easy (Su yugo es benigno)”, Nº 26, “All we like sheep have gone astray (Cuál ovejas nos hemos descarriado)” y “We have turned (Nos apartamos de su senda)”, y Nº 33, “¿Who is the King of glory? (¿Quién es el Rey de gloria?)”. En los dos últimos ejemplos, el melisma colorea las palabras turned y glory.

Cuando el compositor desea engendrar un sentimiento de potencia antes que de éxtasis, se aparta del melisma y/o de las ondulaciones polifónicas y conduce a su coro en tremendos bloques verticales, sobre vocablos tales como Nº 12, “Wonderful (Maravilloso), Counsellor (Consejero)” y Nº 44, “Hallelujah (Aleluya) o Forever (Por los siglos)”. Es esta notable flexibilidad de evadirse de la polifonía a la textura cordal en un santiamén lo que confiere a los coros de Händel tal impacto dramático. En contraste con Bach, que edifica cuidadosamente su contrapunto vocal en dilatadas líneas de esmerado encaje, Händel opera con motivos breves, todopoderosos, combinándolos a menudo en doble contrapunto. Buen ejemplo de lo expresado es el Coro de Aleluya (Nº 44), en cuyo transcurso oímos una vigorosa frase melódica en octavas-for the Lord God omnipotent Reigneth (Pues que reina el Señor Dios Todopoderoso)- como contraste temporario del tema rítmico inicial, “Aleluya”. Entonces, a los pocos compases, los dos se combinan en doble contrapunto. Prescindiendo de esto, que apunta considerablemente en dirección a la contratación de dos melodías, Händel adhiere por otra parte a la técnica monotemática de la composición barroca. Cada fragmento es edificado en torno al tema inicial. Una vez enunciado, ese tema gobierna estado de espíritu, tonalidad y ritmo, y como no hay elementos de interferencia, el movimiento desarrollase en pos de una unidad de esplendor tonal. Las mutaciones de tempo, tonalidad y estado de ánimo, sobrevienen recién con la aparición del número siguiente.

Es la orquesta con rápidas semicorcheas en la cuerda (trémolo administrado), la que evoca la fantasía en la parte intermedia del aria Nº 6 del bajo, mientras este canta “He is like a refiner’s fire (porque Él es como el fuego purificador)”. Y en el Nº 48, The trumpet shall sound (Sonará la trompeta), es insoslayable la trompeta en Re. Händel adoptó una actitud progresiva en cuanto a la paleta orquestal. En Londres fue de los primeros en introducir el corno en la instrumentación de ópera y en afirmar el carácter espressivo del cello. Pero tendió en general, a lograr sus pinturas musicales a través de un empleo refinado de la paleta a su disposición, de preferencia a incorporar colores adicionales. Su núcleo orquestal básico está formado por cuerdas y clavicémbalo, con el concurso ocasional de maderas que doblan la cuerda. Los bronces, los timbales y el órgano, quedan por lo general reservados a los pasajes corales nutridos. Comúnmente, el instrumento acompañante de la voz es clave, con un atril de cellos en el bajo (verbigracia en el Nº 8), a un pequeño grupo de cuerdas, indicado en la partitura senza ripieno (ejemplo de ello es el Nº 2). El órgano con cuerdas graves proporciona frugal acompañamiento en la apertura del coro (Nº 21) His yoke is easy (Su yugo es benigno).

Toda vez que los oratorios de Händel no pueden ser reputados de “música de iglesia”, sino de “teatro independiente”, la música, como hemos visto, en mucho contribuye a reemplazar la falta de aparato escénico. En estas líneas he rendido tributo al genio, una personalidad no menos colorida que la de Camille Saint-Säenz, al decir: “He llegado a la conclusión de que es el aspecto pintoresco y descriptivo, hasta entonces nuevo y desconocido, lo que valió a Händel lograr el asombroso favor de que gozó”.

Impónese llamar la atención sobre la prisa con que se entregó Händel a escribir las notas de su Mesías, en otoño de 1741. Cuándo o dónde tendría ocasión de estrenarlo, no lo sabía. A la sazón, su decepción del público londinense era tal, que no le habría costado trabajo quitar el polvo de su calzado y regresar a Alemania. Si no lo hizo, fue en parte gracias a una invitación que recibiera del Lord Lugarteniente de Irlanda, rogándole visitara Dublin y ofreciera varios conciertos benéficos, para obras de caridad. Händel tomó su música y llegó a Dublin en noviembre. En la primavera siguiente, el Dublin News-Letter publicaba esta noticia: “Para ayuda de los prisioneros en varias cárceles, y para auxilio del Hospital de Tenderos, en Stephen’s-Street, y de la Enfermería de Caridad en Inn’s Quay, el lunes 12 de abril se ejecutará en el Musick (sic.) Hall, en Fishamble-Street, el nuevo Gran Oratorio de Mr. Händel llamado el Mesías, en el que prestarán su colaboración los caballeros de los Coros de ambas catedrales, con algunos Conciertos al órgano por Mr. Händel”. (En tanto suele ser costumbre muy generalizada referirse al oratorio como El Mesías-como en el precedente suelto periodístico-Händel y su libretísta siempre lo llamaron Mesías a secas, sin el artículo El).

Cuatro días antes del estreno absoluto Händel dirigió un ensayo general con público, obteniendo este encomiástico y pomposo juicio del Faulkner’s Journal: “los más grandes jueces concedieron que se trata de la más hermosa Composición de Músicka (valga el literalismo pintoresco de la traducción) que se escuchó jamás…” La premiare propiamente dicha tuvo lugar el 13 de abril de 1742, un día antes de lo anunciado, ante un auditorio de unas 700 personas en una sala apta para solamente 600. El espacio requerido para las 100 adicionales fue obtenido por la buena y cooperativa disposición de todos, ante la exhortación de un periódico que pedía a las damas dejar en casa sus miriñaques y a los caballeros sus sables. Händel dirigió desde su órgano. Las partes de soprano y contralto solista estuvieron a cargo de los londinenses Signora Avolio y Susanna Arne Cibber, respectivamente. El tenor y bajo solistas fueron escogidos de entre el coro de la Catedral de Dublin y nunca se supo cómo se llamaron. Mrs.Cibber era la famosa beldad de quien se quejó una vez con elogio Jorge II en estos términos: “¡Ensombrecería a un Rey!” Parece ser que la dama tomó muy a pecho ciertos pasajes del Mesías, porque nos han dicho que el Dr. Delany, sentado en el auditorio, se sintió tan conmovido por la expresión que emanaba de su labor al cantar He was despised (Él fue despreciado) que exclamó: “¡Mujer: por esto séante perdonados todos tus pecados!”.

Algo después Händel escribió a Jennens que “los coristas bajo mi dirección lo hacen extremadamente bien. En cuanto a los instrumentos, son realmente excelentes, con Mr. Durbourgh a la cabeza de ellos; y la música suena tan deliciosamente en la encantadora sala, despierta en uno tal espíritu estando como estoy en tan buen estado de salud, que ejercito desde mi órgano con suceso mayor que el habitual”. Puede ser de interés comparar el calificativo que acuerda Händel al sonido (“la música suena deliciosamente en la encantadora sala”) con la opinión de un crítico en una ejecución ulterior: “El (Händel) imagina una nueva especie grandiosa de música, y a fin de producir más sonido lo ha ejecutado con la mayor cantidad de voces e instrumentos que se haya escuchado jamás en su teatro. Piensa así rivalidar no sólo con el dios de los músicos, sino aún con todos los demás dioses; porque espero que el edificio se desmorone con esta tempestad o el mar lo aniegue todo. Pero más intolerable aún fue su trueno. Nunca se abatieron sobre mi cabeza tan terribles redobles”.

Esto desemboca directamente a un punto que ha provocado interminables discusiones entre intérpretes y musicólogos desde que se estrenó el oratorio: ¿Cómo debe sonar Mesías? ¿Debe procurarse una fiel reconstrucción de la versión de Dublin, o de las ejecuciones de Londres? En caso contrario, ¿En qué deben diferir de ambas? En la ciencia de auffuhrungspraxis o “práctica de la ejecución correcta”, se han traído a la luz mejores argumentos y teorías, pero con tanta complicación como para alejar cualquier respuesta definitiva. Ante todo, no existe una partitura completa y auténtica de la obra. Las primeras ediciones de Mesías adulteraron música y texto. Y es entonces que Mozart, en 1789, agregó acompañamientos adicionales para una ejecución en Viena, por discurrir que no se contaba con órgano ni con trompetas. Lo engorroso de esto es que Mozart agregó de su cosecha trechos de hermoso contrapunto a los que ahora nos costaría renunciar. Hiller editó la “revisión Mozart”, y todo cuanto podemos hallar son ediciones con enmiendas. La partitura orquestal que hoy se emplea de modo generalizado es la “edición Prout” de Hiller, que procura retrotraerse al original de Mozart, aunque con contra-compensaciones de la “Versión Viena”, a fin de aproximarnos más al original de Händel. En los últimos años, los especialistas han especulado un tanto respecto de partes copiadas por Händel para instrumentos que no aparecen en la partitura de Dublin. Y mediante el análisis del balance financiero del estreno dublinés, que detalla lo pagado a cada cantante e instrumentista, pudo realizarse una reconstrucción de la orquesta, lo que sugiere que Händel empleó básicamente un núcleo de maderas-cuerdas en el cual los oboes y fagotes equivalían en número al 40% de la cuerda. Ninguna orquesta moderna arroja proporciones tales, pero los órganos que se suelen usar de tanto en tanto en versiones de Mesías, se supone tienen mayor caudal de sonido que los disponibles en las Islas Británicas en el siglo XVIII, de modo que el aporte “sonido de viento” se ve compensado de todos modos. Y sigue la polémica. La omisión de ciertos números de los 53 que forman el original tiene por objeto respetar la tradición de cortes practicados por el compositor.

Poco más cabe decir sobre este gran oratorio, y es que después de la premiare, Händel dirigió una nueva ejecución en Irlanda antes de regresar a Inglaterra. Fue durante el estreno inglés en Covent Garden (marzo de 1743) que el Rey Jorge II, conmovido por la inspiración del Coro de Aleluya, se puso de pie para escucharlo hasta su término, inaugurando así la tradición de levantarse el público durante la interpretación de esa página.

Fue hace exactamente 248 años-el 6 de abril de 1759-que dirigió Händel por última vez en el Hospital Foundling de Londres su oratorio Mesías. Ocho días más tarde ya no había de vérsele más en Brook Street, enfilando hacia Grosvenor Square o contemplando sus alrededores. Murió el 14 de abril de 1759 y fue honrado por la nación británica con una tumba en la Abadía de Westminster.

Desde aquel fructuoso mes de 1741 que vio nacer Mesías escribió 17 oratorios más. En uno de ellos, Sansón, tocó con dolido y tierno afecto el infortunio de la ceguera: destino que pronto habría de compartir. Es de dudar que Sansón pudiera conmover más nuestros corazones si la ceguera del compositor se hubiera producido antes de escribir ese oratorio. Porque Händel poseyó extraordinaria capacidad de proyectar a través de su música aquellas cualidades emocionales de nobleza y compasión que nos enorgullecen de pertenecer a la especie humana. Fue una facultad que derivó no de la técnica sino del agigantado espíritu de un hombre que aprendiera a alcanzar con su alma el drama de la humanidad, abordándolo y expresándolo en música que todos podamos entender. Händel ha sido comparado con Beethoven, y en verdad que sólo Beethoven ha transitado los grandes senderos de comprensión musical universal que abrió Händel. A través de la música de Mesías participamos, de nuevo modo, en la vida del Redentor. Al principio nos identificamos con los profetas que discurren. Cuando el coro entona “Porque entre nosotros ha nacido un niño”, no nos sentimos ya profetas sino pastores a la vera de ellos. Y en el instante en que nos envuelven las ondulaciones de la “Sinfonía Pastoral”, también nos vemos entonando una canción de cuna para el Rey recién nacido. En verdad, por medio de la música de Händel, y de una manera única, el Mesías del Mundo se “hace carne y transita entre nosotros”.

 

                                                                                                Jay Welch

Aleluya
Iglesia Catedral de Punta Arenas
Orquesta de la Universidad Católica
Coro Universitario de UMAG
Jorge Sharp

Texto en Ingles y Español

FIRST PART

 

1-Symphony

(Grave - Allegro moderato)

 

2-1. Recitative (tenor)

(Isaiah 40:1-3)

Comfort ye, comfort ye my people,

saith your God. Speak ye comfortably

to Jerusalem, and cry unto her, that her

warfare is accomplished, that her iniquity

is pardoned. The voice of him that crieth

in the wilderness: Prepare ye the way of

the Lord, make straight in the desert a

highway for our God.

 

3-2. Aria (tenor)

(Isaiah 40:4)

Every valley shall be exalted, and every

mountain and hill made low: the crooked

straight, and the rough places plain:

 

4-3. Chorus

(Isaiah 40:5)

And the glory of the Lord shall be

revealed, and all flesh shall see it together:

for the mouth of the Lord hath spoken it.

 

5-4. Recitative (Bass)

(Haggai 2:6-7)

Thus saith the Lord of Hosts; Yet once, a

little while, and I will shake the heavens,

and the earth, the sea, and the dry land;

And I will shake all nations, and the desire

of all nations shall come.

 

(Malachi 3:1)

The Lord, whom ye seek, shall suddenly

come to His temple, even the messenger of

the covenant, whom ye delight in: behold,

He shall come, saith the Lord of Hosts.

 

6-5. Aria (Bass)

(Malachi 3:2)

But who may abide the day of His coming?

and who shall stand when He appeareth?

for He is like a refiner's fire.

 

7-6. Chorus

(Malachi 3:3)

And He shall purify the sons of Levi,

that they may offer unto the Lord

an offering in righteousness.

 

8-7. Recitative (Alto)

(Isaiah 7:14)

(Matthew 1:23)

Behold, a virgin shall conceive, and bear

a son, and shall call his name Emmanuel.

"God with us".

 

8. Aria (Alto)

(Isaiah 40:9)

O thou, that tellest good tidings to Zion,

get thee up into the high mountain;

O thou, that tellest good tidings to Jerusalem,

lift up thy voice with strength; lift it up,

be not afraid; say unto the cities of Judah,

Behold your God!

 

(Isaiah 60:1)

O thou that tellest good tidings to Zion,

arise, shine; for thy light is come, and

the glory of the Lord is risen upon thee.

 

9-9. Chorus

(Isaiah 40:9)

O thou, that tellest good tidings to Zion,

Good tidings to jerusalem, arise, say unto

the cities of Judah: Behold your God, the

glory  of the lord is risen upon thee.

 

10-10. Recitative (Bass)

(Isaiah 60:2-3)

For, behold, darkness shall cover the

earth, and gross darkness the people: but

the Lord shall arise upon thee, and His

glory shall be seen upon thee. And the

Gentiles shall come to thy light, and

kings to the brightness of thy rising.

 

11-11. Aria (Bass)

(Isaiah 9:2)

The people that walked in darkness have

seen a great light. And they that dwell in the

land of the shadow of death, upon them

hath the light shined.

 

12-12. Chorus

(Isaiah 9:6)

For unto us a child is born, unto us a Son

is given, and the government shall be upon

His shoulder: and His name shall be called

Wonderful, Counsellor, The mighty God,

The everlasting Father,

The Prince of Peace.

 

13-13. Pastoral Symphony

 

14-14. Recitative (Soprano)

(Luke 2:8-9)

There were shepherds abiding in the field,

keeping watch over their flock by night.

And, lo, the angel of the Lord came upon

them, and the glory of the Lord shone round

about them: and they were sore afraid.

 

(Luke 2:10-11)

And the angel said unto them, Fear not: for,

behold, I bring you good tidings of great

joy, which shall be to all people. For unto

you is born this day in the city of David a

Saviour, which is Christ the Lord.

 

(Luke 2:13)

And suddenly there was with the angel a

multitude of the heavenly host, praising

God, and saying:

 

15-15. Chorus

(Luke 2:14)

Glory to God in the highest,

and peace on earth,

goodwill toward men!

 

16-16. Aria (Soprano)

(Zechariah 9:9-10)

Rejoice greatly, O daughter of Zion;

shout, O daughter of Jerusalem: behold,

thy King cometh unto thee. He is the

righteous Saviour and He shall speak

peace unto the heathen.

 

17-17. Recitative (Soprano)

(Isaiah 35:5-6)

Then shall the eyes of the blind be opened,

and the ears of the deaf be unstopped.

Then shall the lame man leap as an hart,

and the tongue of the dumb shall sing.

 

18. Aria (Contralto, Soprano)

(Isaiah 40:11)

He shall feed His flock like a shepherd,

and He shall gather the lambs with His arm,

and carry them in His bosom, and shall

gently lead those that are with young.

 

(Matthew 11:28-29)

Come unto Him, all ye that labour, come unto him

That are heavy laden, and He will give you rest.

Take His yoke upon you, and learn of Him;

for He is meek and lowly of heart: and ye

shall find rest unto your souls.

 

18-19. Chorus

(Matthew 11:30)

His yoke is easy, His burthen is light.

 

 

SECOND PART

 

 

19-20. Chorus

(John 1:29)

Behold the Lamb of God,

that taketh away the sin of the world.

 

20-21. Aria (Alto)

(Isaiah 53:3)

He was despised and rejected of men; a

man of sorrows, and acquainted with grief.

 

(Isaiah 50:6)

He gave His back to the smiters,

and His cheeks to them that plucked

off the hair: He hid not His face

from shame and spitting.

 

21-22. Chorus

(Isaiah 50:6)

Surely, He hath borne our griefs, and

carried our sorrows; He was wounded for

our transgressions, He was bruised for our

iniquities: the chastisement of our peace

was upon Him.

 

1-23. Chorus

(Isaiah 53:5)

And with His stripes we are healed.

 

2-24. Chorus

(Isaiah 53:6)

All we like sheep have gone astray;

we have turned every one to his own

way; and the Lord hath laid on Him

the iniquity of us all.

 

3-25. Recitative (Tenor)

(Psalms 22:7)

All they that see Him laugh Him to scorn:

they shoot out their lips, and shake their

heads, saying:

 

4-26. Chorus

(Psalms 22:8)

He trusted in God that He would

deliver Him: let Him deliver Him,

if He delight in Him.

 

5-27. Recitative (Tenor)

(Psalms 69:20)

Thy rebuke hath broken His heart; He is

full of heaviness: He looked for some to

have pity on Him, but there was no man;

neither found He any to comfort Him.

 

6-28. Aria (Tenor)

(Lamentations 1:12)

Behold, and see if there be any

sorrow like unto His sorrow.

 

7-29. Recitative (Tenor)

(Isaiah 53:8)

He was cut off out of the land of the living:

for the transgressions of Thy people was

He stricken.

 

30. Aria (Tenor)

(Psalms 16:10)

But Thou didst not leave His soul in hell;

nor didst Thou suffer Thy Holy One to

see corruption.

 

8-31. Chorus

(Psalms 24:7-10)

Lift up your heads, O ye gates; and be ye

lift up, ye everlasting doors; and the King

of Glory shall come in! Who is this King

of Glory? The Lord strong and mighty, the

Lord mighty in battle.

Lift up your heads, O ye gates; and be ye

lift up, ye everlasting doors; and the King

of Glory shall come in! Who is this King

of Glory? The Lord of Hosts, he is the king

of Glory.

 

9-32. Recitative (Tenor)

(Hebrews 1:5)

 

Unto which of the angels said He at any

time, Thou art My Son, this day have I

begotten Thee?

 

33. Chorus

(Hebrews 1:6)

Let all the angels of God worship Him.

 

10-34. Aria (Bass)

(Psalms 68:18)

Thou art gone up on high,

Thou hast led captivity captive

and received gifts for men;

yea, even for Thine enemies

that the Lord God might dwell

among them.

 

11-35. Chorus

(Psalms 68:11)

The Lord gave the word: Great was

the company of the preachers.

 

12-36. Aria (Soprano)

(Romans 10:15)

How beautiful are the feet of them

that preach the gospel of peace,

and bring glad tidings of good things!

 

13-37. Aria (Tenor)

(Romans 10:18)

Their sound is gone out into all lands,

And their words unto the ends of the

World.

 

14-38. Aria (Bass)

(Psalms 2:1-2)

Why do the nations so furiously rage

together, and why do the people imagine a

vain thing? The kings of the earth rise up,

and the rulers take counsel together, against

the Lord, and against His anointed.

 

15-39. Chorus

(Psalms 2:3)

Let us break their bonds asunder,

and cast away their yokes from us.

 

16-40. Recitative (Tenor)

(Psalms 2:4)

He that dwelleth in heaven shall laugh

them to scorn: the Lord shall have them

in derision.

 

41. Aria (Tenor)

(Psalms 2:9)

Thou shalt break them with a rod of iron;

Thou shalt dash them in pieces like a

potter's vessel.

 

17-42. Chorus

(Revelation 19:6)

Hallelujah, for the Lord God

Omnipotent reigneth, Hallelujah!

 

(Revelation 11:15)

The Kingdom of this world is become the

Kingdom of our Lord, and of His Christ;

and He shall reign for ever and ever,

Hallelujah!

 

(Revelation 19:16)

King of Kings, and Lord of Lords, and

He shall reign for ever and ever,

Hallelujah!

 

 

THIRD PART

 

 

18-43. Aria (Soprano)

(Job 19:25-26)

I know that my Redeemer liveth, and that

He shall stand at the latter day upon the

earth: And though worms destroy this body,

yet in my flesh shall I see God.

 

(1 Corinthians 15:20)

I know that my Redeemer liveth.

For now is Christ risen

from the dead, the first fruits

of them that sleep.

 

19-44. Chorus

(1 Corinthians 15:21-22)

Since by man came death, by man came

also the resurrection of the dead. For as in

Adam all die, even so in Christ shall all be

made alive.

 

20-45. Recitative (Bass)

(1 Corinthians 15:51-52)

Behold, I tell you a mystery; We shall

not all sleep, but we shall all be changed,

In a moment, in the twinkling of an eye,

at the last trumpet.

 

46. Aria (Bass)

(1 Corinthians 15:52-53)

The trumpet shall sound, and the dead

shall be raised incorruptible, and we shall

be changed. For this corruptible must put

on incorruption, and this mortal must put

on immortality.

 

21-47. Recitative (Alto)

(1 Corinthians 15:54)

Then shall be brought to pass the saying

that is written, Death is swallowed up in

victory.

 

48. Duo (Alto and Tenor)

(1 Corinthians 15:55-56)

O death, where is thy sting?

O grave, where is thy victory?

The sting of death is sin;

and the strength of sin is the law.

 

49. Chorus

(1 Corinthians 15:57)

But thanks be to God, who giveth us the

victory through our Lord Jesus Christ.

 

22-50. Aria (Soprano)

(Romans 8:31)

If God is for us,

who can be against us?

 

(Romans 8:33-34)

Who shall lay anything to the charge

of God's elect? It is God that justifieth.

Who is he that condemneth? It is Christ

that died, yea rather, that is risen again,

who is at the right hand of God, who

makes intercession for us.

 

23-51. Chorus

(Revelation 5:12-14)

Worthy is the Lamb that was slain, and

hath redeemed us to God by His blood,

to receive power, and riches, and wisdom,

and strength, and honour, and glory, and

blessing. Blessing, and honour, glory and

power, be unto Him that sitteth upon the

throne, and unto the Lamb for ever and

ever.

 

24-52 Chorus

Amen.

 

PRIMERA PARTE

 

1-Sinfonía

(Grave - Allegro moderato)

 

2-1. Recitativo de Tenor

(Isaías 40:1-3)

Consolad, consolad a mi pueblo,

dice vuestro Dios. Hablad al corazón

de Jerusalén, y gritadle que ha

concluido su lucha y su crimen

está perdonado. Una voz grita en

el desierto: Preparad el camino

al Señor, allanad en el desierto una

calzada para nuestro Dios.

 

3-2. Aria de Tenor

(Isaías 40:4)

Que los valles se alcen, que montes

y colinas se bajen, que lo torcido se

enderece y lo rugoso se aplane.

 

4-3. Coro

(Isaías 40:5)

Y la gloria del Señor se revelará, y la

verán todos los seres humanos, pues

ha hablado la boca del Señor.

 

5-4. Recitativo de Bajo

(Ageo 2: 6-7)

Así dice el Señor de los Ejércitos:

Dentro de poco agitaré cielo y tierra,

mares y continentes. Haré temblar

a todas las naciones y se cumplirá

el deseo de todos los pueblos

 

(Malaquías 3:1)

El Señor que buscáis pronto vendrá

a su templo, como el mensajero de la

alianza, al que adoráis. Él vendrá, dijo

el Dios de los Ejércitos.

 

6-5. Aria de Bajo

(Malaquías 3:2)

¿Quién resistirá cuando Él llegue? Y

¿quién quedará en pie cuando venga?

Pues Él es el fuego purificador

 

7-6. Coro

(Malaquías 3:3)

Él purificará a los hijos de Leví, y

ellos ofrecerán al Señor ofrendas

adecuadas

 

8-7. Recitativo de Contralto

(Isaías 7:14)

(Mateo 1:23)

Mirad: una virgen concebirá y dará a luz

un hijo, y se llamará Emmanuel.

"Dios con nosotros"

 

8. Aria de Contralto

(Isaías 40:9)

Mensajero que traes buenas nuevas

a Sión, súbete a un monte elevado,

heraldo de Sión; eleva fuerte la

voz heraldo de Jerusalén ; álzala,

no temas, di a las ciudades de Judá:

¡Alabad a vuestro Dios!

 

(Isaías 60:1)

¡Levántate, brilla, que llega su luz;

y la gloria del Señor se alza sobre ti!

 

9-9. Coro

(Isaías 40:9)

Mensajero que traes buenas nuevas

a Sión, súbete a un monte elevado.

Heraldo que traes buenas nuevas a

Jerusalén. eleva fuerte la voz; álzala,

no temas, di a las ciudades de Judá:

¡Alabad a vuestro Dios!

 

(Isaías 60:1)

¡Levántate, brilla, que llega su luz; y

la gloria del Señor se alza sobre ti!

 

10-10. Recitativo de Bajo

(Isaías 60:2-3)

Mira: las tinieblas cubren la tierra,

y la obscuridad los pueblos; pero

sobre ti amanecerá el Señor, su gloria

aparecerá sobre ti. Caminarán los

gentiles con tu luz, y los reyes

con el resplandor de tu aurora.

 

11-11. Aria de Bajo

(Isaías 9:2)

El pueblo que caminaba en tinieblas,

vio una inmensa luz. Habitaban en

las sombras de la muerte, y una luz

los iluminó.

 

12-12. Coro

(Isaías 9:6)

Porque un niño nos ha nacido, un

hijo se nos ha dado. Lleva sobre Él

el poder de gobernar, y su nombre es:

Maravilloso Consejero,

Dios Todopoderoso, Padre Eterno,

Príncipe de la Paz.

 

13-13. Sinfonía Pastoral

 

14-14. Recitativo de Soprano

(Lucas 2:8-9)

Unos pastores pasaban la noche

apacentando el ganado en el campo.

Se les presentó el Ángel del Señor, y

la gloria del Señor los envolvió, ellos

se llenaron de espanto.

 

(Lucas 2:10-11)

Y el Ángel les dijo: Tranquilizaos,

mirad que os traigo una buena noticia,

una gran alegría para todo el mundo.

Hoy en la ciudad de David ha nacido

el Salvador, Él es Cristo el Señor.

 

(Lucas 2:13)

De pronto, en torno al Ángel,

apareció una legión del ejercito

celestial alabando a Dios y diciendo:

 

15-15. Coro

(Lucas 2:14)

¡Gloria a Dios en las alturas,

y paz en la tierra

a los hombres de buena voluntad!

 

16-16 Aria de Soprano

(Zacarías 8: 9-10)

¡Alegraos hijas de Sión! Aclamad

hijas de Jerusalén: mirad al Rey

que está llegando. Él es el verdadero

Salvador y os hablará a los paganos

de paz.

 

17-17. Recitativo de Soprano

(Isaías 35:5-6)

Se despegarán los ojos del ciego,

los oídos del sordo se destaparán.

Saltará como un ciervo el cojo,

y la lengua del mudo cantará

 

18. Aria de Soprano

(Isaías 40:11)

Como un pastor apacentará su rebaño.

Reunirá las ovejas con sus manos,

las llevará en su regazo, y guiará

amorosamente a las que hayan parido

 

(Mateo 11:28-29)

Acercaos a Él todos los que estáis

abrumados, Él os dará reposo. Cargad

con su yugo y aprended de Él, pues es

sencillo y humilde y encontrareis paz

para vuestras almas.

 

18-19. Coro

(Mateo 11:30)

Mi yugo es suave y mi carga ligera.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

 

19-20. Coro

(Juan 1:29)

Este es el Cordero de Dios,

que quita los pecados del mundo

 

20-21. Aria de Contralto

(Isaías 53:3)

Fue despreciado por los hombres;

un varón acostumbrado a sufrir.

 

(Isaías 50:6)

Ofreció la espalda a los que le

azotaban, sus mejillas a los que le

arrancaban el pelo: y no ocultó su

cara a los ultrajes ni a los salivazos.

 

21-22. Coro

(Isaías 50:6)

Él soportó nuestros sufrimientos y

aguantó nuestros dolores. Fue herido

por nuestros pecados y destrozado por

nuestras iniquidades. El precio de

nuestra paz calló sobre Él.

 

1-23. Coro

(Isaías 53:5)

Y con sus cicatrices fuimos curados.

 

2-24. Coro

(Isaías 53:6)

Y nosotros igual que ovejas nos

descarriamos, cada uno por un lado

distinto, y el Señor cargó sobre Él

nuestros crímenes.

 

3-25. Recitativo de Tenor

(Salmo 22:7)

Todos los que lo ven se ríen y lo

desprecian: hacen muecas y mueven

la cabeza diciendo:

 

4-26. Coro

(Salmo 22:8)

Que acuda a Dios,

que lo ponga a salvo,

que lo libere si tanto lo quiere.

 

5-27. Recitativo de Soprano

(Salmo 69:20)

La afrenta le destroza el corazón y le

atormenta: Espera compasión y no la

encuentra; no encuentra a nadie que

lo conforte.

 

6-28. Aria de Soprano

(Jeremías 1:12)

Mirad, y ved si existe una pena

tan profunda como la suya.

 

7-29. Recitativo de Tenor

(Isaías 53:8)

Fue desterrado de la tierra donde

vivía. Por los pecados de su pueblo

fue herido.

 

30. Aria de Tenor

(Salmo 16:10)

Pero Tú no permitiste que su alma

llegara al infierno, ni que tu Unigénito

conociera la corrupción.

 

8-31. Coro

(Salmo 24:7-10)

¡Puertas! Abrid vuestros dinteles,

puertas eternas, que va a entrar el Rey

de la Gloria! ¿Quién es el Rey de la

Gloria? El Señor fuerte y poderoso,

el Señor poderoso en la batalla.

 

9-32. Recitativo de Tenor

(Hebreos 1:5)

¿Ante cuál de los ángeles dijo

una vez, Tú eres mi hijo, hoy te

he engendrado?

 

33. Coro

(Hebreos 1:6)

Adórenlo todos los ángeles de Dios.

 

10-34. Aria de Bajo

(Salmo 68:18)

Subiste a la cumbre

hiciste cautivo al cautiverio,

y recibiste hombres como tributos, sí,

incluso de tus enemigos, para que

Dios pudiera habitar entre ellos.

 

11-35. Coro

(Salmo 68:11)

El Señor pronunció la palabra:

muchos fueron los predicadores.

 

12-36. Aria de Soprano

(Romanos 10:15)

Qué hermosos los pies de los que

pregonan el evangelio de paz y

traen buenas noticias!

 

13-37. Aria de Tenor

(Romanos 10:18)

Su mensaje llegó a todas .....

 

14-38. Aria de Bajo

(Salmo 2:1-2)

¿Por qué las naciones luchan

tan encarnizadamente entre sí,

y los hombres planean desgracias vanas?

Los reyes del mundo conspiran contra

el Señor y su Ungido.

 

15-39. Coro

(Salmo 2:1-2)

Rompamos sus ataduras

y sacudámonos su yugo.

 

16-40. Recitativo de Tenor

(Salmo 2:4)

El Soberano del cielo se ríe de ellos

con desprecio: el Señor se burla de

ellos.

 

41. Aria de Tenor

(Salmos 2:9)

Los destrozarás con una barra

de hierro, los romperás en pedazos

como si fueran una jarra de arcilla.

 

17-42. Coro

(Apocalipsis 19:6)

¡Aleluya, porque el Señor Dios

Omnipotente reina, aleluya!

 

(Apocalipsis 11:15)

El reino de este mundo se ha

convertido en el reino del Señor y su

Cristo, Él reinará por siempre jamás

¡Aleluya!

 

(Apocalipsis 19:16)

Rey de Reyes, Señor de Señores,

reinará por los siglos de los siglos,

¡Aleluya!.

 

 

TERCERA PARTE

 

 

18-43. Aria de Soprano

(Job 19:25-26)

Yo sé que mi redentor vive, y que

se alzará sobre el polvo: Aunque

los gusanos destruyan mi cuerpo,

mi alma verá a Dios.

 

(Corintios 15:20)

Porque ahora Cristo ha resucitado de

entre los muertos, como primer fruto

de los que aun duermen

 

19-44. Coro

(Corintios 15:21-22)

Así como por el hombre vino la

muerte, también por el hombre vino

la resurrección. Pues si por Adán

mueren; por Cristo resucitarán.

 

20-45. Recitativo de Bajo

(Corintios 15:51-52)

Mirad os revelaré un secreto, no todos

moriremos, seremos transformados.

En un momento; en un guiñar de ojos,

al son de la última trompeta.

 

46. Aria de Bajo

(Corintios 15:52-53)

La trompeta sonará, y los

muertos se levantarán incorruptos,

y seremos transformados porque

lo corrupto será incorrupto y lo

mortal inmortal.

 

21-47. Recitativo de Contralto

(Corintios 15:54)

Entonces se cumplirá

lo que está escrito:

¡La muerte se convertirá en victoria!

 

48. Dúo de Contralto y Tenor

(Corintios 15:55-56)

¡Oh muerte! ¿dónde está tu aguijón?

¡Oh muerte! ¿dónde está tu victoria?

El aguijón de la muerte es el pecado

y contra el pecado está la ley.

 

49. Coro

(Corintios 15:57)

Gracias a Dios, que nos da la victoria

a través de nuestro Señor Jesucristo.

 

22-50. Aria de Soprano

(Romanos 8:31)

¿Si Dios está con nosotros,

quién se nos opondrá?

 

(Romanos 8:33-34)

¿Quién puede acusar a los elegidos

de Dios? Dios es el que perdona.

¿A quién tocará condenarlos? Es

Cristo que murió, o mejor dicho,

que resucitó y está a la derecha de

Dios, quien intercede por nosotros.

 

23-51. Coro

(Apocalipsis 5:12-14)

El Cordero que fue sacrificado y

nos redimió ante Dios con su sangre;

digno es de recibir poder, riqueza,

sabiduría, fuerza, honor, gloria y

alabanza. Al que se sienta en el trono

y al Cordero, la alabanza, el honor, la

gloria y el poder por los siglos de los

siglos.

 

24-52. Coro

Amén.