*Marche et hymne Dieux protecteurs de la ville éternelle.

Los Troyanos

 

a ópera Los troyanos, de Hector Berlioz, fue ignorada durante mucho tiempo en su propio país. De hecho, no se representó en su concepción monumental de forma integral mientras el compositor estuvo vivo. Esta ópera en cinco actos nos expone una puesta en escena de los relatos de la guerra de Troya y de Dino y Eneas. El libreto es del propio compositor, basado en la Eneida de Virgilio. El interés por Virgilio -al que el compositor alaba en las últimas páginas de sus memorias- fue una de las constantes de las preferencias literarias de Berlioz. Obra maestra gigantesca, en la que el lirismo sobrepuja a la épica, no puede decirse que ocupe todavía hoy el lugar que le corresponde en el repertorio de los grandes teatros de ópera. El estreno de la Primera Parte (los dos primeros actos) tuvo lugar en París, en el Teatro Lírico, el 4 de noviembre de 1863. La Segunda Parte (actos 3, 4 y 5)  se estrenó  en el Hoftheater de Karlruhe (Alemania) el 6 de diciembre de 1890; y el estreno de la totalidad de la obra tuvo lugar en Stuttgart (Alemania) en el Württembergisches Staatstheater, el 18 de mayo de 1913, y la partitura únicamente se editó completa nada menos que en 1969; en la actualidad, las escasas veces que se programa, es frecuente acudir al falso recurso de dividirla en dos jornadas -"La toma de Troya" y "Los troyanos en Cartago"- inexistentes como tales en el plan primitivo de su autor, que acudió a esta solución como vía pragmática para dar a conocer la ópera. El asunto de la Eneida, al que el propio Berlioz dio forma literaria en un eficaz libreto, se forjó en el crisol del drama shakespeareano. El músico se refería a esta creación como su "Virgilio shakespearizado", una confluencia que se revela extremadamente fértil como alternativa al teatro lírico wagneriano, no bien calibrada en toda su importancia y, desafortunadamente, sin influencia alguna perceptible sobre la ópera francesa de finales del siglo XIX.

Los troyanos, puede entenderse como la forma más avanzada de "obra abierta" que era factible en plena centuria romántica. Aunque el principal hilo conductor sea claramente reconocible: la caída de Troya, la llegada de Eneas y los suyos a Cartago, los desgraciados amores del caudillo con la reina Dido y la alta misión italiana de aquél que le fuerza a partir, lo inequívoco es que la estructura se basa en una sucesión de cuadros que en absoluto respetan las unidades clásicas. El sentido de la dramaturgia shakespeareana, alienta tanto a la hora de perfilar algunos personajes como en la construcción de escenas concretas. Casandra, que domina con su fuerte caracterización el primer acto, es un ejemplo de la presciencia de la que hacen gala tantos personajes del autor inglés. Otras pinceladas de procedencia parecida pueden detectarse aquí y allá: el monólogo de Eneas -Inútiles regrets-, enfrentado a un destino contra el que no puede luchar, la sutil delineación del personaje femenino de Dido, la aparición fantasmal del rey Príamo, el dúo de amor de Dido y Eneas del acto cuarto, que muy bien sugiere estar basado en el homólogo de la escena primera del acto quinto de El mercader de Venecia entre Lorenzo y Jessica.

Puede que Berlioz entendiera -o así lo deseara- que su música se encontraba en la estela clásica de Gluck, pero no dejaba de darse cuenta de que la versatilidad de su paleta, que ajustaba a la medida de cada tema, y la franqueza de la actitud creadora, no eran moneda común entre sus contemporáneos. Con toda sinceridad, definió, en el post scriptum a sus memorias, fechado el 25 de mayo de 1858, su estilo como "muy audaz". Esa audacia podía tener múltiples componentes, entre ellos la reunión de unos efectivos enormes, en los que instrumentistas y coristas se contaran por centenares, pero estas aglomeraciones, acaso monstruosas, tenían para Berlioz la naturaleza de atisbos de lo que pensaba habría de ser el futuro de la música, porque el futurismo era otra de las grandes pautas de su arte. Un futurismo que creía en la máquina como factor de progreso y que aplicaba ese principio a las singularísimas máquinas que son los instrumentos musicales. En el Informe a la Comisión Francesa del Jurado internacional de la Exposición Universal de Londres de 1851, que hubo de redactar, se mostraba claramente en contra de la opinión que tenía "las invenciones recientes de los fabricantes de instrumentos como fatales para el arte musical. Estas invenciones ejercen, en su esfera, la misma influencia que las demás conquistas de la civilización".

Confesaba Berlioz la fascinación que sentía por las posibilidades de la orquesta, pero dicho instrumento plural era para él mucho más diverso y coloreado de lo que ha llegado a encerrar la tradición del siglo XX, pues incluía artefactos como los oficleidos o el serpentón. Y desde luego las novedades técnicas, no es sesgado pensar que gran parte de esas innovaciones podrían identificarse con los inventos de Adolphe Sax, que Berlioz usó en ocasiones. Así, la versión original, de la Marcha troyana del primer acto y Caza real y tormenta del acto cuarto de Los troyanos prescribía saxhorns -instrumentos de metal a válvulas-, que se suelen sustituir ahora por trompas convencionales, trompetas y cornetas. Sólo recientemente, algunos directores de orquesta, al frente de formaciones especializadas, tratan de recuperar el verdadero color de la orquesta de Berlioz, acudiendo a la instrumentación original. Un apasionante camino para proseguir la exploración de la obra que nos legara el compositor.

 

        Resumen de "Berlioz, romántico a su pesar" de Enrique Martínez Miura

 

Texto

 

                                           Personajes

 

PRÍAMO                     -Rey de Troya-                                    Bajo

HÉCUBA                 -Esposa de Príamo-                  Mezzosoprano

HELENO                     -Hijo dePríamo-                                 Tenor

CASANDRA                -Hija de Príamo-                             Soprano

PANTEO                  -Sacerdote Troyano-                             Tenor

ENEAS                       -Héroe Troyano-                                Tenor

ASCANIO                    -Hijo de Eneas-                            Soprano

COREBO               -Prometido de Casandra-                     Baritono

       HÉCTOR                     -Hijo de Príamo-                                  Bajo

DIDO                       -Reina de Cartago-                 Mezzosoprano

ANA                         -Hermana de Dido-                 Mezzosoprano

IOPAS                      -Poeta Cartaginés-                              Tenor

NARBAL                   -Ministro Cartaginés-                              Bajo

 

(La acción se desarrolla en Troya y Cartago aproximadamente en el año 1200 A.C)

 

Acto I

 

Un soldado muestra a un grupo, en la llanura de Troya, la tumba de Aquiles. Los griegos, que han abandonado el sitio de la ciudad, han dejado un caballo de madera, al que acuden a ver gentes de la ciudad. Casandra, con su don profétice anuncia la ruina de la ciudad; Corebo, su enamorado, trata de alejar sus temores, pero no lo consigue.

Delante de la ciudadela y fuera de la propia ciudad, los troyanos agradecen a los dioses por haberles liberado del asedio de los griegos.

Andiómaca, la esposa de Héctor, y su hijo Astianax. un niño, entra vestida de blanco, señal de luto sin pronunciar palabra, y Casandra se entristece todavía más. De repente, entra Eneas, que trae noticias terribles: el sacerdote Laocoonte, sospechando del caballo de madera, ha lanzado una jabalina contra él y dos serpientes marinas lo han devorado.

El pueblo, ante estos acontecimientos, manifiesta su temor. El rey Príamo ordena que el caballo de madera sea introducido en el recinto de la ciudad.

Casandra queda sola y llena de agitación, canta la inminente destrucción de la ciudad. Se va acercando el griterío de la multitud que va arrastrando el caballo de madera. De repente cesa la música y se escucha un ruido de armas en el interior del caballo. Pasa la multitud que arrastra al caballo.

 

Acto II

 

Eneas está durmiendo en su aposento y el joven Ascanio, que ha oído un fuerte rumor de combate, se aterroriza y sale. Aparece el espíritu de Héctor; Eneas se despierta y le reconoce.

El espíritu le pide a Eneas que salga de Troya y funde un nuevo imperio. El sacerdote Panteo, herido, trae la noticia de que el caballo trae un numeroso grupo de soldados griegos y que Príamo ha resultado muerto.

Eneas y los demás salen dispuestos a la lucha.

Las sacerdotisas troyanas, en el templo de la diosa Cibeles, con un grupo de mujeres, incluida Polixena, hija del rey Príamo, rezan aterrorizadas por lo que está pasando.

Casandra dice que Eneas y sus hombres han salido de la ciudad para fundar lejos de allí una nueva Troya; y que sólo la muerte puede salvar a las mujeres de ser violadas por los triunfadores soldados griegos.

La mayoría de las mujeres, tomando sus liras, se preparan para morir heroicamente, cantando; pero un grupo de ellas, que no quiere morir, son expulsadas por las otras.

Casandra se hiere de muerte y las otras mujeres siguen su ejemplo.

 

Acto III

 

Dido y su pueblo, que llegaron a Cartago hace siete años, huyendo desde Tiro, están celebrando sus progresos en la construcción de la nueva ciudad de Cartago.

El pueblo canta y después saluda a su reina cuando entra: "gloire, gloire a Didon!".

Dido, con su hermana Ana y su ministro Narbal, se dirige al pueblo y le dice que el rey de Numidia, Iarbas, prepara una invasión para obligar a Dido a casarse con él. El pueblo se juramenta para defender a su reina contra Iarbas, y después realizan una ceremonia para conmemorar la construcción de la ciudad.

Dido se queda a solas con Ana, que piensa que Dido debe volver a casarse y dar un rey a Cartago. Dido dice que debe permanecer fiel al anillo que lleva en su mano, que le fue entregado por su esposo muerto, aunque la propuesta de Ana le resulta atractiva. El poeta lopas entra a decir a la Reina que ha llegado a la costa una flota extranjera. Dido envía al

mensajero a que traiga a los marineros, y mientras espera, menifiesta una extraña inquietud.

Llegan los extranjeros, son los troyanos conducidos por Eneas, que viene disfrazado, y Ascanio hace a la reina diferentes regalos.

Narbal avisa que Iarbas ha invadido el territorio. Eneas descubre entonces su identidad y ofrece ponerse al frente de los defensores de Dido, dejando a Ascanio al cuidado de la reina. Los cartagineses se reúnen en tomo suyo y se preparan para la lucha.

 

Acto IV

 

Eneas vence en la lucha y Ana conversa con Narbal, que expresa su preocupación porque Dido lo está abandonando todo por la compañía de Eneas, lo que satisface a Ana. Al requerirlo Dido, lopas canta. Un grupo de cortesanos interpreta un ballet. Tras oir la historia de Andrómaca que le cuenta Eneas, Dido piensa que también ella podría casarse y permite a Ascanio que le quite el anillo de su anterior marido.

Dido y Eneas alaban la belleza de la noche junto al resto de cortesanos y para eso cantan: "Tout n´est que paix et charme" ("Todo es paz y encanto".)

Después, cuando se quedan solos, la pareja declara su amor con "Par une telle nuit" (En una noche como ésta)

Cuando Dido y Eneas van a salir juntos, reciben la visita de Mercurio y recuerda a Eneas que está destinado a la fundación de una gran ciudad en Italia: "Italie ".

En un bosque, las Náyades nadan y a lo lejos se oye el rumor de una tormenta. Dido y Eneas buscan refugio en una cueva. Todo su temor y amor quedan recogidos por la música y visualmente simbolizado por relámpagos.

Mientras, un grupo de faunos danzan y lanzan gritos sobre el futuro que espera a Eneas, y suena "Italie".

 

Acto V

 

Un joven marinero, a bordo de uno de los navios de Troya, canta la nostalgia de su tierra natal, y dos centinelas comentan su canción.

Dos centinelas muestran su pesar por tener que hacerse a la mar, la vida en Cartago les había resultado muy agradable.

Eneas, en un soliloquio, piensa que el recuerdo y la pena son inútiles "Inutiles regrets"; se encuentra entre el amor de Dido y el mandato de los dioses.

Dido pide a Eneas que no se marche. La marcha que se oyó cuando el caballo de madera fue llevado dentro de las murallas, suena de nuevo para que Eneas vaya con sus hombres. Dido sale con el corazón destrozado; Eneas, escoltado por sus hombres, embarca.

En un salón de su palacio, Dido acusa su gran dolor por la marcha de Eneas. Y manifiesta su furia ante Ana, Narbal y Iopas, que le ha anunciado la salida de la flota troyana. Pero cuando se queda sola, su amargura se expresa en un intenso y trágico soliloquio: "Je vais mourir" (Voy a morir").

Sobre una tenaza que domina el mar se está encendiendo una pira. Los sacerdotes de Plutón piden ayuda a los dioses de ultratumba. Ana y Narbal maldicen a Eneas. Dido arroja a la pira su propio velo y una toga que perteneció a Eneas, y proféticamente pronuncia el nombre del que un día vengará Cartago: Aníbal. Después se hunde un puñal ante el lamento del pueblo. Por último, en otra visión, Dido anuncia el nombre del próximo enemigo de su pueblo: Roma, y muere. El pueblo promete venganza de Cartago sobre Roma.

 

TEXTO DE LOS TROYANOS, EN FRANCÉS Y ESPAÑOL

PREMIERE PARTIE:

LA CONQUÊTE DE TROYE.

 

ACTE PREMIER

 

(L'emplacement du camp abandonné des Grecs dans

la plaine de Troie. A gauche du spectateur et à quelque

distance dans l'intérieur de Troie, la Citadelle. A

droite, le Simoïs, et sur l'un des bords un tumulus, le

tombeau d'Achille. Au loin les sommets du mont Ida.

Un autel champêtre sur l'avant-scène et près de l'autel

un trône élevé.)

 

Nº 1 - Choeur De La Populace

 

(Le peuple troyen se répandant joyeusement dans la

plaine. Soldats, citoyens, femmes, et enfants. Danses,

jeux divers. Trois bergers jouent de la double flûte au

sommet du tombeau d'Achille.)

 

CHOEUR

Ha! ha!

Après dix ans passés dans nos murailles.

Ah! quel bonheur de respirer

l'air pur des champs, que le cri des batailles

ne va plus déchirer.

 

(Jeunes garçons et enfants accourant avec

des débris d'armes à la main.)

 

Que de débris! - Un fer de lance!

Je trouve un casque! - Et moi, deux javelots!

Voyez, ce bouclier immense!

Il porterait un homme sur les flots!

Quels poltrons que ces Grecs!

 

UN SOLDAT

Savez-vous quelle tente

En ce lieu même s'élevait?

 

CHOEUR

Non! Dites-le... C'était?

 

LE SOLDAT

Celle d'Achille.

 

CHOEUR

(Se reculant avec terreur)

Dieux!

 

LE SOLDAT

Restez, troupe vaillante!

Achille est mort, vous pouvez voir ici

Sa tombe, la voici.

 

CHOEUR

C'est vrai; de ce monstre homicide

Pâris nous délivra. - Connais-tu le cheval

De bois, qu'avant de partir pour 1'Aulide

Construisirent les Grecs? - Ce cheval colossal,

Leur offrande à Pallas, dans ses vastes entrailles

Tiendrait un bataillon. On abat les murailles.

Dans la ville, ce soir, nous allons le traîner;

On dit que le Roi vient tantôt l'examiner!

Où donc est-il? - Sur le bord du Scamandre!

Il faut le voir sans plus attendre!

Courons! courons! Le cheval! le cheval!

 

(Ils surent en tumulte.)

 

No. 2 - Recitatif et Air

 

(Pendant la fin de la scène précédente, Cassandre

a paru au milieu des groupes, parcourant la plaine

avec agitation. Son regard est inquiet et égaré.)

 

CASSANDRE

Les Grecs ont disparu!... mais quel dessein fatal

Cache de ce départ l'étrange promptitude?

Tout vient justifier ma sombre inquiétude!

J'ai vu l'ombre d'Hector parcourir nos remparts

Comme un veilleur de nuit, j'ai vu ses noirs regards

Interroger au loin le détroit de Sigée...

Malheur! dans la folie et l'ivresse plongée

La foule sort des murs, et Priam la conduit!

Malheureux Roi! dans l'éternelle nuit,

C'en est donc fait, tu vas descendre!

Tu ne m'écoutes pas, tu ne veux rien comprendre,

Malheureux peuple, à l'horreur qui me suit!

Chorèbe, hélas, oui, Chorèbe lui-même

Croit ma raison perdue!... A ce nom mon effroi

Redouble! O Dieux! Chorèbe! il m'aime!

Il est aimé! mais plus d'hymen pour moi.

Plus d'amour, de chants d'allégresse,

Plus de doux rêves de tendresse!

De l'affreux destin qui m'oppresse

Il faut subir l'inexorable loi!

 

(Elle tombe dans une tendre rêverie.)

 

Chorèbe!... il faut qu'il parte et quitte la Troiade.

 

No. 3 - Duo

 

(Chorèbe s'avance vivement.)

 

CASSANDRE

C'est lui!

 

CHORÈBE

Quand Troie éclate en transports jusqu'aux cieux

Vous fuyez les palais joyeux

Pour les bois et les champs, pensive hamadryade!

De vous on s'inquiète...

 

CASSANDRE

Ah! je cache à vos yeux

Le trouble affreux dont mon âme est remplie!

 

CHORÈBE

Cassandre!

 

CASSANDRE

Quitte-moi!

 

CHORÈBE

Viens!

 

CASSANDRE

Pars, je t'en supplie!

 

CHORÈBE

Moi, partir!

Te quitter quand le plus saint des noeuds...

 

CASSANDRE

C'est le temps de mourir et non pas d'être heureux.

 

CHORÈBE

Reviens à toi, vierge adorée!

Cesse de craindre en cessant de prévoir;

Lève vers la voûte azurée

L'oeil de ton âme rassurée.

Laisse entrer en ton coeur un doux rayon d'espoir.

 

CASSANDRE

Tout est menace au ciel! Crois en ma voix qu'inspire

Le barbare dieu même à nous perdre acharné.

Au livre du destin mon regard a su lire,

Je vois l'essaim de maux sur nous tous déchaîné!

Il va tomber sur Troie!

A sa fureur en proie,

Le peuple va rugir

Et de son sang rougir

Le pavé de nos rues;

Les vierges demi-nues,

Aux bras des ravisseurs,

Vont pousser des clameurs

A déchirer les nues!

Déjà le noir vautour,

Sur la plus haute tour

A chanté le carnage!

Tout s'écroule! tout nage

Sur un fleuve de sang,

Et dans ton flanc

Le fer d'un Grec!... Ah!

 

(Chorèbe soutient un instant dans ses bras

Cassandre à demi évanouie.)

 

CHORÈBE

Pauvre âme égarée!

Reviens à toi, vierge adorée, etc.

 

CASSANDRE

La mort déjà plane dans l'air...

Et j'ai vu le sinistre éclair

De son froid regard homicide!

Si tu m'aimes, va-t'en -

Pars!... va rendre à ton père

Un appui nécessaire

A ses vieux ans,

Inutile pour nous.

 

CHORÈBE

Eh, de quel oeil, si de tels maux sur nous

Devaient tomber, chère insensée,

Mon père me reverrait-il

Fuyant ma fiancée

Au moment du péril?

Mais le ciel et la terre,

Oublieux de la guerre,

Proclament ton erreur.

Cette tiède douceur

Du souffle de la brise

Et cette mer qui brise

Si mollement ses flots

Aux caps de Ténédos;

Sur la plaine ondoyante

Ces tranquilles troupeaux,

Ce pâtre heureux qui chante

Et ces joyeux oiseaux

Semblent ne faire entendre,

Sous le céleste dais,

Et partout ne répandre

Que l'hymne de la paix.

 

CASSANDRE

Signes trompeurs! calme perfide!

La mort déjà plane dans l'air,

Et j'ai vu le sinistre éclair

De son froid regard homicide!

Quitte-nous dès ce soir,

Entends-moi, je t'implore,

Dans nos murs que l'aurore

Ne puisse te revoir!

D'épouvante j'expire

Et mon coeur se déchire!

Pars ce soir, pars ce soir!

 

CHORÈBE

Te quitter, dès ce soir!

Cassandre! et je t'adore!

Sauve-moi, je t'implore,

D'un affreux désespoir.

Tu veux donc que j'expire?

Sans pitié peux-tu dire:

Pars ce soir, pars ce soir!

 

CASSANDRE

Si de ton noble amour, Chorèbe,

Tu me crus digne un jour, tu partiras!

 

CHORÈBE

Au nom des dieux du ciel et de l'Erèbe,

Cassandre, tu m'écouteras!

A tes genoux, je tombe,

Cassandre!

 

CASSANDRE

A tant de douleurs je succombe!

Ô dieux cruels!

 

CHORÈBE

Te quitter, dès ce soir, etc.

 

CASSANDRE

Entends-moi, je t'implore, etc.

Aveugle et sourd comme eux! Tu persévères

A t'immoler à ton funeste amour?

 

CHORÈBE

Je ne te quitte pas!

 

CASSANDRE

L'épouvantable jour

Te verra donc combattre avec mes frères?

 

CHORÈBE

Je ne te quitte pas!

 

CASSANDRE

Eh bien! voilà ma main

Et mon chaste baiser d'épouse!

Reste! La mort jalouse

Prépare notre lit nuptial pour demain.

 

CHORÈBE

Viens! Viens!

 

(Il l'entraîne éperdue.)

 

No. 4 - Marche et Hymne

 

(Entrent Ascagne a la tête des enfants, Hécube et les

Princesses, Énée à la tête des guerriers troyens, Priam

et les Prêtres.)

 

CHOEUR

Dieux protecteurs de la ville éternelle,

Recevez notre encens;

Et du bonheur de son peuple fidèle

Entendez les accents!

Ô vous! divins auteurs de notre délivrance.

Dieu de l'Olympe! Dieu des mers!

Régulateurs de l'univers,

Acceptez les présents de la reconnaissance.

 

Nº 5 - Combat de Ceste

 

Pas de Lutteurs

 

(Danses et jeux populaires)

 

Nº 6 - Pantomime

 

(Andromaque entre à pas lents, tenant par la main

Astyanax. Ils sont en deuil - vêtus de blanc - tous les

deux.)

 

CHOEUR

Andromaque et son fils!

Ô destin!

Ces clameurs de la publique allégresse...

 

(Astyanax dépose une corbeille de fleurs au pied de

l'autel. Andromaque s'agenouille a côté de lui et prie

pendant quelques instants.)

 

Et cette immense tristesse,

Ce deuil profond,

 

(Andromaque se lève et conduit son fils devant

le trône de Priam.)

 

Ces muettes douleurs!

 

(Elle présente l'enfant au Roi et à la Reine. Elle

attire Astyanax contre son sein et l'embrasse avec

une tendresse convulsive.)

 

Les épouses, les mères pleurent à leur aspect...

 

(Priam se lève et bénit l'enfant. Hécube le bénit à

son tour. Lle Roi et la Reine reprennent place sur

leurs trônes. Astyanax intimidé revient se réfugier

auprès de sa mère. L'émotion douloureuse

d'Andromaque augmente.)

 

CASSANDRE

(passant au fond du théâtre)

Hélas! garde tes pleurs,

Veuve d'Hector...

 

(Andromaque abaisse son voile.)

 

A de prochains malheurs

Tu dois bien des larmes amères...

 

(Les larmes la gagnant, Andromaque reprend la

main d'Astyanax et passe devant les divers groupes

du peuple pour se retirer. La foule s'écarte devant

les deux personnages. Plusieurs femmes troyennes

pleurant, cachent leur visage sur l'épaule des

hommes qui sont auprès d'elles. Les deux personnages

s'éloignent à pas lents.)

 

CHOEUR

Ah!

 

Nº 7 - Narration

 

ÉNÉE

(accourant)

Du peuple et des soldats, ô roi! la foule

S'enfuit et roule

Comme un torrent; on ne peut l'arrêter!

Un prodige inouï vient de l'épouvanter:

Laocoon, voyant quelque trame perfide

Dans l'ouvrage des Grecs, a d'un bras intrépide

Lancé son javelot sur ce bois, excitant

Le peuple indécis et flottant

A le brûler. Alors, gonflés de rage,

Deux serpents monstrueux s'avancent vers la plage,

S'élancent sur le prêtre, en leurs terribles noeuds

L'enlacent, le brûlant de leur haleine ardente,

Et le couvrant d'une bave sanglante,

Le dévorent à nos yeux.

 

Nº 8 - Double Choeur

 

PRIAM, PANTHÉE, CHORÈBE

ÉNÉE, HELÉNUS, CASSANDRE

ASCACNE, HECUBE, LE PEUPLE

Châtiment effroyable!

Mystérieuse horreur!

A ce récit épouvantable

Le sang s'est glacé dans mon coeur.

Un frisson de terreur

Ebranle tout mon être!

Laocoon! un prêtre!

Objet de la fureur des dieux,

Dévoré palpitant par ces monstres hideux!

Horreur!

 

CASSANDRE

Ô peuple déplorable!

Mystérieuse horreur, etc.

 

Nº 9 - Récitatif et Choeur

 

ÉNÉE

Que la déesse nous protége,

Conjurons ce nouveau danger!

Il est trop vrai, Pallas vient de venger

Un affreux sacrilège.

 

PRIAM

Pour l'apaiser, suivez mes ordres sans retard.

 

ÉNÉE

Déjà sur des rouleaux disposés avec art,

Le cheval est placé, que chacun le conduise,

Vers le Palladium en pompe l'introduise!

A cet objet sacré formez cortège, enfants,

Femmes, guerriers, couvrez de fleurs la voie,

Et que jusques dans Troie

La trompette et la lyre accompagnent vos chants!

 

ENSEMBLE

A cet objet sacré formez cortège, enfants, etc.

 

CASSANDRE

(parcourant la scène avec égarement).

Malheur!

 

PRIAM, HECUBE, ÉNÉE

PANTHÉE, CHORÈBE, HELÉNUS

Pallas, pardonne à Troie!

 

(Ils sortent. Cassandre reste seule sur l'avant-scène.

Après avoir fait quelques pas pour suivre la foule,

elle rentre brusquement.)

 

Nº 10 - Air

 

CASSANDRE

Non, je ne verrai pas la déplorable fête

Où s'enivre, en espoir d'un brillant avenir,

Ce peuple condamné, que rien, hélas! n'arrête

Sur la pente du gouffre. Ô cruel souvenir!

Gloire de la Patrie!... Et voir s'évanouir

Du bonheur le plus pur la séduisante image!

Ô Chorèbe! O Priam!... Vains efforts de courage,

Des pleurs d'angoisse inondent mon visage!

 

Nº 11- Final: Marche Troyenne

 

(On entend le cortège dans un grand éloignement.)

 

CASSANDRE

De mes sens éperdus... est-ce une illusion?

Les choeurs sacrés d'Ilion!

 

CHOEUR

Du roi des dieux, ô fille aimée,

Du casque et de la lance armée,

Sage guerrière aux regards doux,

A nos destins sois favorable,

Rends Ilion inébranlable,

Belle Pallas, protége-nous.

 

CASSANDRE

Quoi, déjà le cortège!... Au loin je l'aperçois!

L'ennemi vient et la ville est ouverte!...

Ce peuple fou qui se rue à sa perte

Semble avoir devancé les ordres de son Roi!

 

(On entend le cortège plus près.)

 

CHOEUR

Du roi des dieux, etc.

Entends nos voix, vierge sublime,

Aux sons des flûtes de Dindyme

Se mêler au plus haut des airs.

Que la trompette phrygienne

Unie à la lyre troyenne

Te porte nos pieux concerts!

 

CASSANDRE

L'éclat des chants augmente!

L'énorme machine roulante

S'avance!... la voici!

 

CHOEUR

(entrant en scène)

Du roi des dieux, etc.

Souriante guirlande,

A l'entour de l'offrande

Dansez, heureux enfants!

Semez sur la ramée

La neige parfumée

Des muguets du printemps.

Pallas! protège-nous!

 

(Les chants cessent brusquement. Le choeur s'agite en

divers sens; quelques femmes sortent comme pour aller

voir ce qui se pose hors de la scène et reviennent

presque aussitôt.)

 

QUELQUES HOMMES DU PEUPLE

Qu'est-ce donc? et pourquoi ce mouvement d'alarmes?

 

CASSANDRE

Jupiter! on hésite!

Et la foule s'agite!

 

LES FEMMES

Dans les flancs du colosse on entend un bruit d'armes...

 

CASSANDRE

On s'arrête... O dieux! Si...

 

LES HOMMES

Présage heureux! chantez, enfants!

 

(Les chants reprennent avec plus d'éclat

qu'auparavant.)

 

TOUT LE CHOEUR

Fiers sommets de Pergame,

D'une joyeuse flamme

Rayonnez triomphants!

 

(Le choeur reprend la suite du cortège et sort.)

 

CASSANDRE

Arrêtez! arrêtez! Oui, la flamme, la hache!

Fouillez le flanc du monstrueux cheval!

Laocoon!... les Grecs!... il cache

Un piège infernal...

Ma voix se perd!... plus d'espérance!

Vous êtes sans pitié, grands dieux,

Pour ce peuple en démence!

Ô digne emploi de la toute-puissance,

Le conduire à l'abîme en lui fermant les yeux!

 

(Elle écoute les derniers sons de la marche triomphale

qu'on distingue encore et qui s'éteignent tout d'un

coup.)

 

Ils entrent, c'en est fait, le destin tient sa proie!

Soeur d'Hector,

va mourir sous les débris de Troie!

 

(Elle sort.)

 

ACTE DEUXIÈME

 

Premier Tableau

 

Nº 12 - Scène et Récitatif

 

(Un appartement du palais d'Énée, qu'éclaire à peine

une lampe. Rumeurs de combats éloignés. Énée à

demi-armé dort sur son lit. Ascagne sort tout effrayé

d'un appartement voisin. Il écoute; il s'approche du lit

de son père. Les bruits de la ville cessant de se faire

entendre, il n'ose pas le réveiller et s'en retourne.

D'un coin obscur s'avance vers Énée le spectre

sanglant d'Hector d'un pas lent le solennel. Sa barbe

et sa chevelure sont souillées et en désordre. Parvenu

auprès d'Énée, il reste un instant immobile à le

contempler et soupire profondément. Un bruit

d'écroulement au loin, plus fort que les précédents,

éveille Énée en sursaut. Il voit Hector debout devant

lui et après un instant d'indécision il lui adresse la

parole, à demi levé sur sa lit.)

 

ÉNÉE

Ô lumière de Troie!... Ô gloire des Troyens!

Après tant de labeurs de tes concitoyens,

De quels bords inconnus reviens-tu? Quel nuage

Semble voiler tes yeux sereins?

Hector, quelles douleurs ont flétri ton visage?

 

L'OMBRE D'HECTOR

Ah!... fuis, fils de Vénus!

l'ennemi tient nos murs!

De son faîte élevé Troie enrière s'écroule!

Un ouragan de flammes roule

Des temples aux palais ses tourbillons impurs...

Nous eussions fait assez pour sauver la patrie

Sans l'arrêt du destin. Pergame te confie

Ses enfants et ses dieux. Va, cherche l'Italie...

Où pour ton peuple renaissant,

Après avoir longtemps erré sur l'onde

Tu dois fonder un empire puissant,

Dans l'avenir, dominateur du monde,

Où la mort des héros t'attend.

 

(Hector s'éloigne avec solennité et sa forme devient

de plus  en plus indistincte pendant qu'Énée le suit

d'un regard effaré.)

 

Nº 13 - Recitatif et Choeur

 

(Entre Panthée blessé au visage et portant

les dieux de Troie.)

 

ÉNÉE

Quelle espérance encor est permise, Panthée?

Où combattre, où courir?

 

PANTHÉE

La ville ensanglantée

Brûle! c'est notre jour fatal!

Priam n'est plus! Sortis du monstrueux cheval,

Les Grecs ont massacré les gardes de nos portes.

Déjà d'innombrables cohortes,

Affluant du dehors, courent de toutes parts

Attiser l'incendie

Qu'alluma de leurs chefs l'infâme perfidie;

D'autres occupent les remparts.

 

(Entre Ascagne.)

 

ASCAGNE

Ô père! le palais d'Ucalégon s'écroule!

Son toit fondant en pluie ardente coule!

 

ÉNÉE

(l'interrompant)

Suis-nous, Ascagne!

 

(Entre Chobère, à la tête d'une troupe armée.)

 

CHORÈBE

Aux armes, grand Énée!

Viens, la Citadelle cernée

Tient encor!

 

ÉNÉE

A tout prix il faut y parvenir.

Prêts à mourir

Tentons de nous défendre.

Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.

 

(Grands bruits et cris lointains.)

 

CHOEUR

Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.

Entendez-vous

L'écroulement des tours?... la flamme dévorante?

Les hurlements des Grecs?

Toujours leur foule augmente.

Marchons! le désespoir dirigera nos coups.

 

TOUS

Prêts à mourir, tentons de nous défendre,

Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.

 

(Énée prend la main d'Ascagne et le place au milieu

d'un groupe armé.)

 

Mars! Erinnys! conduisez-nous!

 

(Ils sortent.)

 

Deuxième Tableau

 

Nº 14 - Choeur - Priere

 

(Un intérieur du palais de Priam. Dans le fond, une

galerie à colonnade dont le parapet peu élevé donne

sur une place située à une assez grande profondeur.

Entre les colonnades on aperçoit ou loin le mont Ida.

L'autel de Vesta-Cybèle allumé. Polyxène, femmes

troyennes, groupées autour de l'autel. Quelques-unes

sont agenouillées, d'autres assises à terre plusieurs sont

couchées sur les gradins de l'autel, la face contre terre.

Toutes dans l'attitude du plus profond accablement)

 

CHOEUR DES TROYENNES

Ah!

Puissante Cybèle,

Déesse immortelle,

Mère des malheureux,

A les Troyens sois secourable,

A leurs efforts sois favorable

En ces moments affreux!

Sauve de l'outrage

Et de l'esclavage

Leurs mères, leurs soeurs.

Brise l'arme impie

De la perfidie

Aux mains des vainqueurs,

Puissante Cybèle, etc.

 

Nº 15 - Recitatif et Choeur

 

(Entre Cassandre, les cheveux épars.)

 

CASSANDRE

Tous ne périront pas. Le valeureux Énée

Et sa troupe, trois fois au combat ramenée,

Ont délivré nos braves citoyens

Enfermés dans la Citadelle.

Le trésor de Priam est aux mains des Troyens.

Bientôt en Italie, où le sort les appelle,

Ils verront s'élever, plus puissante et plus belle,

Une nouvelle Troie. Ils marchent vers l'Ida.

 

CHOEUR

Et Chorèbe?

 

CASSANDRE

Il est mort.

 

CHOEUR

Dieux cruels!

 

CASSANDRE

De Vesta,

Pour ta dernière fois, à l'autel, je m'incline.

Je suis mon jeune époux. Oui, cet instant termine

Mon inutile vie.

 

CHOEUR

O digne soeur d'Hector!

Prophétesse que Troie accusait de démence!

De nous sauver, hier, il était temps encor,

Quand elle prédisait cette ruine immense!

 

CASSANDRE

Bientôt elle ne sera plus.

 

CHOEUR

Ô désespoir! Ô regrets superflus!

 

CASSANDRE

Mais vous, colombes effarées,

Pouvez-vous consentir

A l'horrible esclavage? et voudrez-vous subir,

Vierges, femmes déshonorées

La loi brutale des vainqueurs?

 

CHOEUR

Faut-il bannir tout espoir de nos coeurs?

 

CASSANDRE

L'espoir! Ô malheureuses!

Dans ces ténèbres lumineuses

Ne voyez-vous, n'entendez-vous donc pas

Les cruels Myrmidons qui remplissent nos rues

Et ceux qui du palais gardent les avenues?

 

CHOEUR

C'en est fait, rien ne peut nous sauver de leurs bras.

 

CASSANDRE

Rien, dites-vous? Si l'honneur vous anime,

(montrant la galerie)

Pour qui donc cet abîme

Est-il ouvert devant vos pas?

 

(montrant son poignard et les ceintures des femmes)

 

Pour qui ce fer et ces cordons de soie,

Sinon pour vous, femmes de Troie?

 

(Un petit groupe se tait et manifeste une terreur rofonde.)

 

UNE PARTIE DU CHOEUR

Héroïne d'amour

Et d'honneur, tu dis vrai! nous te suivrons!

 

CASSANDRE

Le jour

Ne vous trouvera pas par les Grecs profanées?

 

LE GRAND CHOEUR

Non, Cassandre, nous le jurons!

 

CASSANDRE

Vous ne paraîtrez pas en triomphe traînées?

 

LE GRAND CHOEUR

Jamais! jamais! avec toi nous mourrons.

 

Nº 16 - Final

 

(Les femmes se parlent entre elles. Quelques-unes

prennent de lyres et en jouent en chantant.)

 

LE GRAND CHOEUR

Complices de sa gloire,

En partageant son sort,

Des Grecs par notre mort

Flétrissons la victoire!

Pures et libres nous vivions.

En cette nuit fatale

Pures et libres descendons

A la rive infernale!

 

CASSANDRE

(interpellant le petit groupe)

Vous qui tremblez et gardez le silence,

Vous hésitez?

 

LE PETIT GROUPE

Ah! je me sens frémir!

 

CASSANDRE

Eh quoi! vous subiriez une vile existence

indigne des grands coeurs?

 

LE PETIT GROUPE

Hélas!... déjà mourir!

 

CASSANDRE

(avec explosion)

Allez dresser la table et le lit de vos maîtres!

Esclaves, loin de nous!

 

LE PETIT GROUPE

Pitié...

 

CASSANDRE ET LE GRAND CHOEUR

Honte sur vous!

Descendez vers ces traîtres,

Jetez-vous à leurs pieds, embrassez leurs genoux!

 

(avec une violente expression de mépris)

 

Allez vivre! Thessaliennes!

Honte sur vous! sortez! vous n'êtes pas Troyennes!

 

(Elles les chassent. Le petit groupe recule en silence

devant les autres femmes jusqu'à la coulisse il sort

enfin de la scène. Toutes les autres redescendent la

scène avec une exaltation toujours croissante.)

 

LE GRAND CHOEUR

Cassandre, avec toi nous mourrons!

On ne nous verra pas par les Grecs profanées,

Nous ne paraîtrons pas en triomphe traînées,

Non, non, jamais, nous le jurons.

 

(Reprenant leurs lyres.)

 

Complices de sa gloire, etc.

Ouvre-nous, noir Pluton,

Les portes du Ténare!

Fais retentir, Caron,

Ta funèbre fanfare!

 

CASSANDRE

(avec la plus grande exaltation)

Chorèbe! Hector! Priam!

Roi! père! frère! Amant!

Je vous rejoins! entendez leur serment.

Dieux des enfers!

 

(Elle saisir la lyre d'une Troyenne.)

 

Mourez dignes de gloire,

Et partageant mon sort

Des Grecs par votre mort, etc.

 

(Un chef grec entre pendant la fin de cette scène; il

s'avance rapidement l'épée haute, et s'arrête étonné

à l'aspect des Troyennes.)

 

UN CHEF GREC

(pendant la fin du choeur)

Quoi! la lyre à la main!... de ce noble transport.

J'admire malgré moi la sublime ironie!

Cassandre!... qu'elle est belle ainsi chantant la mort,

Bacchante à l'oeil d'azur s'enivrant d'harmonie!

 

(Entre une partie des Grecs.)

 

LES SOLDATS

Le trésor! le trésor! livrez-nous le trésor!

 

(Ils lèvent leurs épées sur les femmes.)

 

CASSANDRE

Nous méprisons votre lâche menace,

Monstres ivres de sang, troupe immonde et rapace!

Vous n'étancherez pas, brigands, votre soif d'or!

 

(Elle se frappe et tendant le poignard à Polyxène.)

 

Tiens! la douleur n'est rien!

 

(Polyxène se frappe à son tour. Cassandre se

soutient toujours.)

 

AUTRE TROUPE DE GRECS

(entrant)

Dieux ennemis! Ô rage!

Couverts de sang, du milieu du carnage,

Énée et ses Troyens échappent à nos coups.

Et, maîtres du trésor, ils sortent!...

 

CASSANDRE, LES FEMMES

(Quelques-unes dénouent leur ceinture et tirant

leur poignard.)

Malgré vous,

Aux chemins de l'Ida déjà les voilà tous,

Et nous bravons votre furie.

 

(Toutes agitant leurs voiles et leurs écharpes

du côté de l'Ida.)

 

Sauve nos fils, Énée!

Italie! Italie!

 

(Quelques-unes se précipitent, d'autres s'étranglent

et se poignardent. Cri d'horreur des Grecs s'élançant

vers la galerie. Pendant cette dernière scène,

Cassandre, après s'être frappée, et voyant les

Troyennes monter sur le parapet pour se précipiter,

s'avance en chancelant vers le fond du théâtre; mais

les forces lui manquent avant de parvenir à la galerie.

Elle s'affaisse aux genoux, puis se relevant pour un

suprême effort et rendant les bras vers l'Ida, elle

s'écrie: Italie! et tombe morte.)

 

DEUXIÈME PARTIE:

LES TROYENS À CARTAGE.

 

ACTE TROISIÈME

 

(Une vaste salle de verdure du palais de Didon à

Carthage. Sur l'un des côtés s'élève un trône entouré

des trophées de l'agriculture, du commerce, et des arts;

sur l'autre côté et au fond un amphithéâtre en gradins,

sur lequel une innombrable multitude est assise, au

lever du rideau.)

 

Nº 17 - Choeur

 

CHOEUR

(d'une partie du peuple carthaginois)

De Carthage les cieux semblent bénir la fête!

Vit-on jamais un jour pareil

Après si terrible tempête?

Quel doux zéphyr! notre brûlant soleil

De ses rayons calme la violence;

A son aspect la plaine immense

Tressaille de joie; il s'avance

Illuminant le sourire vermeil

De la nature à son réveil.

 

Nº 18 - Chant National

 

(Entre Didon avec sa suite. A son entrée tout le peuple

assis sur les gradins de l'amphithéâtre se lève en

agitant des voiles de diverses couleurs, des palmes, des

fleurs. Didon va s'asseoir sur son trône ayant sa soeur

à sa droite et Narbal à sa gauche; quelques soldats les

entourent.)

 

CHOEUR GENERAL

Gloire à Didon, notre reine chérie!

Reine par la beauté, la grâce, le génie,

Reine par la faveur des dieux,

Et reine par l'amour de ses sujets heureux!

 

(Le peuple agite des palmes et jette des fleurs.)

 

Nº 19 - Récitatif et Air

 

DIDON

(debout, du haut de son trône)

Nous avons vu finir sept ans à peine,

Depuis le jour où, pour tromper la haine

Du tyran meurtrier de mon auguste époux,

J'ai dû fuir avec vous,

De Tyr à la rive africaine.

Et déjà nous voyons Carthage s'élever,

Ses campagnes fleurir, sa flotte s'achever!

Déjà des bords lointains on s'éveille l'aurore

Vous rapportez, laboureurs de la mer,

Le blé, le vin et la laine et le fer,

Et les produits des arts qui nous manquent encore.

Chers Tyriens, tant de nobles travaux

Ont enivré mon coeur d'un orgueil légitime!

Mais ne vous lassez pas, suivez la voix sublime

Du Dieu qui vous appelle à des efforts nouveaux!

Donnez encore un exemple à la terre;

Grands dans la paix, devenez dans la guerre

Un peuple de héros.

 

LE PEUPLE

Grands dans la paix, etc.

 

DIDON

Le farouche Iarbas veut m'imposer la chaîne

D'un hymen odieux;

Son insolence est vaine.

 

LE PEUPLE

Son insolence est vaine.

 

DIDON

Le soin de ma défense est à vous

comme aux dieux.

 

LE PEUPLE

Gloire à Didon, notre reine chérie!

Chacun de nous est prêt à lui donner sa vie!

Tous nous la défendrons.

Nous bravons d'Iarbas l'insolence et la rage,

Et nous repousserons

Jusqu'au fond des déserts ce Numide sauvage!

 

DIDON, PEUPLE

Chers Tyriens! oui, vos nobles travaux, etc.

 

DIDON

Cette belle journée,

Qui dans vos souvenirs doit rester à jamais,

A couronner les oeuvres de la paix

Fut par moi destinée.

Approchez, constructeurs,

Matelots, laboureurs;

Recevez de ma main la juste récompense

Due au travail qui donne la puissance

Et la vie aux Etats.

 

Nº 20 - Entree des Constructeurs

 

(Les constructeurs en cortège s'avancent vers le trône.

Didon donne à leur chef une équerre d'argent et une

hache. Le cortège retourne au fond du théâtre.)

 

Nº 21 - Entrée des Matelots

 

(Les matelots en cortège s'avancent vers le trône.

Didon donne à leur chef un gouvernail et un aviron.

Le cortège retourne au fond du théâtre.)

 

Nº 22 - Entrée des Laboureurs

 

(Le cortège des laboureurs, plus nombreux que les

deux précédents, s'avance lentement vers le trône;

un vieillard robuste le conduit.)

 

Nº 23 - Recitatif et Choeur

 

(Didon donne au vieillard chef du laboureurs une

faucille d'or, puis, tenant à la main une couronne

de fleurs et d'épis, elle s'écrie:)

 

DIDON

Peuple! tous les honneurs

Pour le plus grand des arts,

L'art qui nourrit les hommes!

 

LE PEUPLE

Vivent les laboureurs! nous sommes

Leurs fils reconnaissants; ils nous donnent le pain!

 

DlDON

(à part)

Ô Cérès! l'avenir de Carthage est certain!

 

CHOEUR GENERAL

Gloire à Didon, notre reine chérie!

Chacun de nous est prêt à lui donner sa vie.

Prouvons-lui notre amour par des gages nouveaux.

Colons, marins, formons un peuple de héros!

Gloire à Didon, notre reine chérie!

Reine par la beauté, etc.

 

(Le peuple, conduit par Narbal, défile en

cortège devant le trône de Didon et sort)

 

Nº 24 - Recitatif et Duo

 

DIDON

Les chants joyeux, l'aspect de cette noble fête,

Ont fait rentrer la paix en mon coeur agité.

Je respire, ma soeur, oui, ma joie est parfaite,

Je retrouve le calme et la sérénité.

 

ANNA

Reine d'un jeune empire

Qui chaque jour s'élève florissant,

Reine adorée et que le monde admire,

Quelle crainte avait pu vous troubler un instant?

 

DIDON

Une étrange tristesse,

Sans causes, tu le sais, vient parfois m'accabler.

Mes efforts restent vains contre cette faiblesse,

Je sens transir mon sein qu'un ennui vague oppresse,

Et mon visage en feu sous mes larmes brûler...

 

ANNA

(souriant)

Vous aimerez, ma soeur...

 

DIDON

Non, toute ardeur nouvelle

Est interdite à mon coeur sans retour.

 

ANNA

Vous aimerez, ma soeur...

 

DIDON

Non, la veuve fidèle

Doit éteindre son âme et détester l'amour.

 

ANNA

Didon, vous êtes reine, et trop jeune, et trop belle,

Pour ne plus obéir à cette douce loi;

Carthage veut un roi.

 

DIDON

(montrant à son doigt l'anneau de Sichée)

Puissent mon peuple et les dieux me maudire,

Si je quittais jamais cet anneau consacré!

 

ANNA

Un tel serment fait naître le sourire

De la belle Vénus; sur livre sacré

Les dieux refusent de l'inscrire.

 

DIDON

Sa voix fait naître dans mon sein

La dangereuse ivresse;

Déjà dans ma faiblesse

Contre un espoir confus je me débats en vain.

 

ANNA

Ma voix fait naître dans son sein

Des rêves de tendresse;

Déjà dans sa faiblesse,

Au doux espoir d'aimer elle résiste en vain.

 

DIDON

Sichée! Ô mon époux, pardonne

A cet instant d'involontaire erreur,

Et que ton souvenir chasse loin de mon coeur

Ce trouble qui l'étonne.

 

ANNA

Didon, ma tendre soeur, pardonne,

Si je dissipe une trop chère erreur,

Pardonne si ma voix excite dans ton coeur

Ce trouble qui l'étonne.

 

Nº 25 - Récitatif et Air

 

IOPAS

Echappés à grand peine, à la mer en fureur,

Reine, les députés d'une flotte inconnue

D'être admis devant vous implorent la faveur.

 

DIDON

La porte du palais n'est jamais défendue

A de tels suppliants.

 

(Sur un signe de la reine, Iopas sort.)

 

Errante sur les mers,

Ne fus-je pas aussi, de rivage en rivage,

Emportée au sein de l'orage

Jouet des flots amers!

Hélas, des coups du sort je sais la violence

Sur ceux qu'il frappe. Au malheur compatir

Est facile pour nous. Qui connut la souffrance

Ne pourrait voir en vain souffrir.

 

Nº 26 - Marche Troyenne

 

(dans le mode triste.)

 

DIDON

(à part)

J'éprouve une soudaine et vive impatience

De les voir, et je crains en secret leur présence.

 

(Elle monte sur son trône. Entrent Énée sous un

déguisement de matelot, Panthée, Ascagne, et les

chefs Troyens portant des présents.)

 

Nº 27 - Recitatif

 

ASCAGNE

(s'inclinant devant la reine)

Auguste reine, un peuple errant et malheureux

Pour quelques jours vous demande un asile.

Je dépose à vos pieds les présents précieux,

Débris de sa grandeur, que, par ma main débile

Au nom de Jupiter, vous offre un chef pieux.

 

DIDON

De ce chef, bel enfant, dis-moi le nom, la race?

 

ASCAGNE

Ô reine, sur nos pas une sanglante trace

Des monts de la Phrygie a marqué les chemins

Jusqu'à la mer. Ce sceptre d'Ilion,

 

(Il offre un à un les présents.)

 

Fille du roi Priam, d'Hécube la couronne,

Et ce voile léger d'Hélène où l'or rayonne,

Doivent vous dire assez que nous sommes Troyens.

 

DIDON

Troyens!

 

ASCAGNE

Notre chef est Énée,

Je suis son fils.

 

DIDON

Etrange destinée!

 

PANTHÉE

(s'avançant)

Obéissant au souverain des dieux

Ce héros cherche l'Italie,

Où le sort lui promet un trépas glorieux

Et le bonheur de rendre aux siens une patrie.

 

DIDON

Qui n'admire ce prince, ami du grand Hector?

Qui de son nom fameux n'est ignorant encor?

Carthage en est remplie.

Dites-lui que mon port ouvert à ses vaisseaux

L'attend. Qu'il vienne, qu'il oublie

Avec vous à ma cour ses pénibles travaux.

 

Nº 28 - Final

 

NARBAL

(entrant avec agitation)

J'ose à peine annoncer la terrible nouvelle!

 

DIDON

Qu'arrive-t-il?

 

NARBAL

Le Numide rebelle,

Le féroce Iarbas

Avec d'innombrables soldats

S'avance vers Carthage.

 

CARTHAGINOIS

(au loin)

Des armes! des armes!

 

NARBAL

Et la troupe sauvage

Egorge nos troupeaux

Et dévaste nos champs.

Mais des malheurs nouveaux

Menacent la ville elle-même:

A nos jeunes guerriers dont

l'ardeur est extrême

Les armes vont manquer.

 

DIDON

Que dites-vous, Narbal?

 

NARBAL

Que nous allons tenter un combat inégal.

 

CARTHAGINOIS

Des armes! des armes!

 

ÉNÉE

(s'avançant après avoir laissé tomber son déguisement

de matelot. Il porte un brillant costume et la cuirasse,

mais sans casque ni bouclier.)

Reine, je suis Énée!

Ma flotte sur vos bords par les vents entraînée

A de rudes travaux fut par moi destinée;

Permettez aux Troyens de combattre avec vous!

 

DIDON

J'accepte avec orgueil une telle alliance!

Énée armé pour ma défense!

Les dieux se déclarent pour nous.

 

(à part, à Anna)

 

Ô ma soeur, qu'il est fier, ce fils de la déesse,

Et qu'on voit sur son front de grâce et de noblesse!

 

ÉNÉE

Sur cette horde immonde d'Africains,

Marchons Troyens et Tyriens,

Volons à la victoire ensemble!

Comme le sable emporté par les vents

Chassons dans ses déserts brûlants

Le Numide éperdu; qu'il tremble.

 

ÉNÉE, PANTHÉE, NARBAL, IOPAS

ASCAGNE, DIDON, ANNA, TROYENS

C'est le dieu Mars qui vous/nous rassemble,

C'est le fils de Vénus qui vous/nous guide aux combats!

Exterminez/ exterminons la noire armée,

Et que demain la renommée

Proclame au loin la honte et la mort d'Iarbas!

 

(Pendant la fin de ce morceau, on apporte ses armes

d'Énée. Il met rapidement son casque, passe à son

bras son vaste bouclier et saisit ses javelots.)

 

ÉNÉE

(à Panthée)

Annonce à nos Troyens l'entreprise nouvelle

Où la gloire les appelle.

 

(Panthée sort.)

 

Reine, bientôt du barbare odieux

Vous serez délivrée. A vos soins généreux

J'abandonne mon fils.

 

DIDON

De mon amour de mère

Pour lui ne doutez pas.

 

ÉNÉE

(à Ascagne)

Viens embrasser ton père.

 

(Il l'embrasse en le couvrant tout entier de ses

armes. Ascagne pleure sans répondre.)

 

D'autres t'enseigneront, enfant, l'art d'être heureux;

Je ne t'apprendrai, moi, que la vertu guerrière

Et le respect des dieux;

Mais révère en ton coeur et garde en ta mémoire

Et d'Énée et d'Hector les exemples de gloire.

 

(Le peuple de Carthage accourt de toutes parts

demandant des armes. Quelques hommes seulement

sont armés régulièrement, les autres portent des faux,

des haches, des frondes. Panthée rentre en scène.

Ascagne essuyé tout à coup ses larmes et s'élance à

côté des chefs troyens.)

 

ENSEMBLE

Des armes! des armes!

Sur cette horde immonde d'Africains,

Marchez/ marchons Troyens et Tyriens, etc

 

ACTE QUATRIÈME

 

Premier Tableau

 

Nº 29 - Chasse Royale et Orage

 

Pantomime

 

(Une forêt d'Afrique au matin. Au fond, un rocher très

élevé. Au bas et à gauche du rocher, l'ouverture d'une

grotte. Un petit ruisseau coule le long du rocher et va

se perdre dans un bassin naturel bordé de joncs et de

roseaux. Deux naïades se laissent entrevoir un instant

et disparaissent; puis on les voit nager dans le bassin.

Chasse royale. Des fanfares de trompe retentissent au

loin dans la forêt. Les naïades effrayées se cachent

dans les roseaux. On voit passer des chasseurs tyriens,

conduisant des chiens en laisse. Le jeune Ascagne, à

cheval, traverse le théâtre au galop. Le ciel s'obscurcit,

la pluie tombe. Orage grandissant... Bientôt la tempête

devient terrible, torrents de pluie, grêle, éclaires et

tonnerre. Appels réitérés des trompes de chasse au

milieu du tumulte des éléments. Les chasseurs se

dispersent dans toutes les directions; en dernier lieu

on voit paraître Didon vêtue en Diane chasseresse,

l'arc à la main, le carquois sur l'épaule, et Énée en

costume demi-guerrier. Ils sont à pied l'un et l'autre.

Ils entrent dans la grotte. Aussitôt les nymphes des bois

paraissent, les cheveux épars, au sommet du rocher,

et vont et viennent en courant, en poussant des cris

et faisant des gestes désordonnés. Au milieu de leurs

clameurs, on distingue de temps en temps le mot: Italie!

Le ruisseau grossit et devient une bruyante cascade.

Plusieurs autres chutes d'eau se forment sur divers

points du rocher et mêlent leur bruit au fracas de la

tempête. Les Satyres et les Sylvains exécutent avec les

Faunes des danses grotesques dans l'obscurité. La

foudre frappe un arbre, le brise et l'enflamme. Les

débris de l'arbre tombent sur la scène. Les Satyres,

Faunes et Sylvains ramassent les branches enflammées,

dansent en les tenant à la main, puis disparaissent avec

les nymphes dans les profondeurs de la forêt. La

tempête se calme. Les nuages s'élèvent.)

 

Deuxième Tableau

 

(Les jardins de Didon sur le bord de la mer.

Le soleil. se couche.)

 

Nº 30 - Recitatif

 

ANNA

Dites, Narbal, qui cause vos alarmes?

Le jour qui termina la guerre et ses malheurs

N'a-t-il pas vu briller la gloire de nos armes?

Les Tyriens ne sont-ils pas vainqueurs?

 

NARBAL

Pour nous de ce côté plus rien n'est redoutable;

Les Numides chassés dans leurs déserts de sable,

Pris de nos murs ne reparaîtront pas;

Et le glaive terrible

Du héros invincible

Nous a délivrés d'Iarbas.

Mais Didon maintenant oublie

Les soins naguère encore à son esprit si chers;

En chasses, en festins, elle passe sa vie;

Les travaux suspendus, les ateliers déserts,

Le séjour prolongé du Troyen à Carthage

Me causent des soucis que le peuple partage.

 

ANNA

Eh! ne voyez-vous pas, Narbal, qu'elle l'aime,

Ce fier guerrier, et qu'il ressent lui-même

Pour ma soeur un amour égal?

 

NARBAL

Quoi!

 

ANNA

De l'ardeur qui les anime

Quel malheur craignez-vous?

Didon peut-elle avoir un plus vaillant époux,

Carthage, un roi plus magnanime?

 

NARBAL

Mais le destin impérieux

Appelle Énée en Italie!

 

ANNA

Une voix lui dit: Pars!

Une autre voix lui crie: Reste!

L'amour est le plus grand des dieux.

 

Nº 31 - Air et Duo

 

NARBAL

De quels revers menaces-tu Carthage,

Sombre avenir?

Je vois sortir

De sinistres éclairs du sein de ton nuage!

Jupiter! dieu de l'hospitalité,

En exerçant la vertu qui t'est chère,

Avons-nous donc, avons-nous mérité

Les coups de ta colère?

 

ANNA

Vaine terreur!

Carthage est triomphante!

Notre reine charmante

Aime un héros vainqueur,

Une chaîne de fleurs les enlace;

Bientôt ils vont s'unir.

Telle est la menace

Du sombre avenir.

 

Nº 32 - Marche pour l'entrée de la Reine

 

(sur le thème du Chant National)

 

(Entrent Didon, Énée, Panthée, Iopas, Ascagne. Didon

va s'asseoir avec Anna sur une estrade, ayant Énée et

Narbal auprès d'elle.)

 

Nº 33 - Ballets

 

a) Pas des Almées

 

b) Danse des Esclaves

 

c) Pas d'Esclaves nubiennes

 

ESCLAVES NUBIENNES

Ha! Ha!

Amaloué

Midonaé

Faï caraïmé

Deï beraïmbé

Ha! Ha!

 

(La reine descend de l'estrade et va s'étendre à l'avant-

scène sur un lit de repos, de manière à présenter son

profil gauche au spectateur. Énée debout d'abord.)

 

Nº 34 - Scene et chant d'Iopas

 

DIDON

(languissamment)

Assez, ma soeur, je ne souffre qu'à peine

Cette fête importune...

 

(Sur un signe d'Anna les danseurs se retirent.)

 

Iopas, chante-nous,

Sur un mode simple et doux,

Ton poème des champs.

 

IOPAS

A l'ordre de la reine

l'obéis.

 

(Un harpiste thébain vient se placer auprès d'Iopas

et accompagne son chant. Le costume du harpiste est

le costume religieux égyptien.)

 

O blonde Cérès,

Quand à nos guérets

Tu rends leur parure

De fraîche verdure,

Que d'heureux tu fais!

Du vieux tabous,

Du jeune pasteur,

La reconnaissance

Bénit l'abondance

Que tu leur promets.

O blonde Cérès, etc.

Le timide oiseau,

Le folâtre agneau,

Des vents de la plaine

La suave haleine,

Chantent tes bienfaits.

Féconde Cérès, etc.

 

Nº 35 - Recitatif et quintette

 

DIDON

(l'interrompant)

Pardonne, Iopas, ta voix même,

En mon inquiétude extrême,

Ne peut ce soir me captiver...

 

ÉNÉE

(allant s'asseoir aux pieds de Didon)

Chère Didon!

 

DIDON

Énée,

Ah! daignez achever

Le récit commencé

De votre long voyage

Et des malheurs de Troie.

Apprenez-moi le sort

De la belle Andromaque…

 

ÉNÉE

Hélas! en'esclavage

Réduite par Pyrrhus,

Elle implorait la mort;

Mais l'amour obstiné

De ce prince pour elle

Sur enfin la rendre infidèle

Aux plus chers souvenirs...

Après de longs refus,

Elle épousa Pyrrhus.

 

DIDON

Quoi! la veuve d'Hector!

 

ÉNÉE

Sur le trône d'Epire

Elle est ainsi montée.

 

DIDON

Ô pudeur!

 

(à part)

 

Tout conspire

A vaincre mes remords et mon coeur est absous.

 

(Ascagne appuyé sur son arc et semblable à une statue

de l'Amour, se rient debout au côté gauche de la reine,

Anna inclinée appuie son coude sur le dossier du lit de

Didon. Auprès d'Anna, Narbal et Iopas debout.)

 

Andromaque épouser l'assassin de son père,

Le fils du meurtrier de son illustre époux!

 

ÉNÉE

Elle aime son vainqueur,

L'assassin de son père,

Le fils du meurtrier de son illustre époux.

 

DIDON

Tout conspire, etc.

 

(Didon ayant le bras gauche posé sur l'épaule

d'Ascagne, de façon que sa main pend devant la

poitrine de l'enfant, celui-ci retire en souriant du doigt

de la reine l'anneau de Sichée, que Didon lui reprend

ensuite d'un air distrait et qu'elle oublie sur le lit de

repos en se levant.)

 

ANNA

(montrant Ascagne)

Voyez, Narbal, la main légère

De cet enfant, semblable à Cupidon,

Ravir doucement à Didon

L'anneau qu'elle révère.

 

IOPAS ET NARBAL

Voyez, Narbal/Je vois la main légère, etc.

 

DIDON

(rêvant)

Le fils du meurtrier de son illustre époux!...

Tout conspire, etc.

 

ÉNÉE

Didon soupire...

Mais le remords s'enfuit,

Et son coeur est absous!...

Didon soupire...

Mais son coeur, oui, son coeur est absous.

 

ANNA, IOPAS ET NARBAL

Tout conspire, etc.

 

Nº 36 - Recitatif et Septuor

 

ÉNÉE

Mais bannissons ces tristes souvenirs.

 

(Il se lève.)

 

Nuit splendide et charmante!

Venez, chère Didon, respirer les soupirs

De cette brise caressante.

 

(Didon se lève o son tour.)

 

DIDON, ÉNÉE, ASCAGNE, ANNA, IOPAS

NARBAL, PANTHÉE ET LE CHOEUR

Tout n'est que paix et charme autour de nous!

La nuit étend son voile et la mer endormie

Murmure en sommeillant les accords les plus doux.

 

(Tous les personnages, excepté Énée et Didon, se

retirent peu o peu vers le fond du théâtre et finissent

par disparaître tout à fait.)

 

Nº 37 - Duo

 

(Clair de lune)

 

DIDON, ÉNÉE

Nuit d'ivresse et d'extase infinie!

Blonde Phoebé, grands astres de sa cour,

Versez sur nous votre lueur bénie;

Fleurs des cieux, souriez à l'immortel amour!

 

DIDON

Par une telle nuit, le front ceint de cytise,

Votre mère Vénus suivit le bel Anchise

Aux bosquets de l'Ida.

 

ÉNÉE

Par une telle nuit, fou d'amour et de joie,

Troïlus vint attendre aux pieds des murs de Troie

La belle Cressida.

 

DIDON, ÉNÉE

Nuit d'ivresse et d'extase infinie!

Blonde Phoebé, etc.

 

ÉNÉE

Par une telle nuit la pudique Diane

Laissa tomber enfin son voile diaphane

Aux yeux d'Endymion.

 

DIDON

Par une telle nuit le fils de Cythérée

Accueillit froidement la tendresse enivrée

De la reine Didon!

 

ÉNÉE

Et dans la même nuit hélas! l'injuste reine,

Accusant son amant, obtint de lui sans peine

Le plus tendre pardon.

 

DIDON, ÉNÉE

Ô nuit d'ivresse et d'extase infinie, etc.

 

(Ils marchent lentement vers le fond du théâtre en se

tenant embrassés, puis ils disparaissent en chantant.

Au moment où les deux amants qu'on ne voit plus

finissent leur duo dans la coulisse, Mercure paraît

subitement dans un rayon de la lune non loin d'une

colonne tronquée où sont appendues les armes d'Énée.

S'approchant de la colonne il frappe de son caducée

deux coups sur le bouclier qui rend un son lugubre et

prolongé.)

 

MERCURE

(d'une voix grave, et étendant le bras du côté de la mer)

Italie! Italie! Italie!

 

(Il disparaît.)

 

ACTE CINQUIÈME

 

Premier Tableau

 

(Le bord de la mer couvert de tentes troyennes. On

voit les vaisseaux troyens dans le port. Il fait nuit.

Un jeune matelot phrygien chante en se balançant

au haut du mât d'un navire. Deux sentinelles montent

la garde devant les tentes au fond de la scène.)

 

Nº 38 - Chanson d'Hylas

 

HYLAS

Vallon sonore,

Où dès l'aurore

Je m'en allais chantant, hélas!

Sous tes grands bois chantera-t-il encore,

Le pauvre Hylas?...

Berce mollement sur ton sein sublime,

Ô puissante mer, l'enfant de Dindyme!

Fraîche ramée,

Retraite aimée

Contre les feux du jour, hélas!

Quand rendras-tu ton ombre parfumée

Au pauvre Hylas?...

Berce mollement sur ton sein sublime,

Ô puissante mer, l'enfant de Dindyme!

Humble chaumière,

Où de ma mère

Je reçus les adieux.

 

1e SENTINELLE

Il rêve à son pays...

 

2e SENTINELLE

Qu'il ne reverra pas.

 

HYLAS

Hélas!

Reverra-t-il ton heureuse misère,

Le pauvre Hylas?...

Berce mollement sur ton sein sublime, sublime,

Ô puissante mer, l'enfant...

 

(Il s'endort.)

 

Nº 39 - Recitatif et Choeur

 

(Entrent Panthée et les Chefs troyens.)

 

PANTHÉE

Préparez tout, il faut partir enfin.

Énée en vain

Voit avec désespoir l'angoisse de la reine,

La gloire et le devoir sauront briser sa chaîne

Et son coeur sera fort au moment des adieux.

 

PANTHÉE, LES CHEFS

Chaque jour voit grandir la colère des dieux.

Des signes effrayants déjà nous avertissent;

La mer, les monts, les bois profonds gémissent;

Sous d'invisibles coups nos armes retentissent;

Comme dans Troie en la fatale nuit,

Hector, dont l'oeil courroucé luit,

En armes apparaît; un choeur d'ombres le suit;

Et ces morts irrités

La nuit dernière encore ont crié trois fois...

 

LES OMBRES

Italie! Italie! Italie!

 

PANTHÉE, LES CHEFS

Dieux vengeurs! c'est leur voix!...

Nous avons trop longtemps bravé l'ordre céleste;

Quittons sans plus tarder ce rivage funeste!

A demain! à demain!

Préparons tout, il faut partir enfin.

 

(Ils entrent dans les tentes.)

 

Nº 40 - Duo

 

(Les deux soldats en sentinelle marchent, l'un de droite

à gauche, l'autre de gauche o droite. Ils s'arrêtent de

temps en temps l'un près de l'autre vers le milieu du

théâtre.)

 

1e SENTINELLE

Par Bacchus! ils sont fous avec leur Italie!...

Je n'ai rien entendu.

 

2e SENTINELLE

Ni moi.

 

1e SENTINELLE

La belle vie,

Pourtant, qu'on mène ici!

 

2e SENTINELLE

Dans plus d'une maison

Nous trouvons et bon vin et grasse venaison.

 

1e SENTINELLE

A ma belle Carthaginoise,

Je puis déjà parler phénicien.

 

2e SENTINELLE

La mienne comprend le Troyen,

M'obéit sans me chercher noise.

 

1e SENTINELLE

La tienne comprend le Troyen?

 

2e SENTINELLE

M'obéit sans me chercher noise.

La femme n'est point rude ici pour l'étranger.

 

ENSEMBLE

Non! la femme n'est point rude ici pour l'étranger.

 

1e SENTINELLE

Et l'on nous veut faire changer

Ces douceurs contre un long voyage!

 

2e SENTINELLE

Les caresses de l'orage!

 

1e SENTINELLE

La faim.

 

2e SENTINELLE

La soif.

 

1e SENTINELLE

Vingt maux d'enfer!

 

2e SENTINELLE

Et tous les ennuis de la mer!

 

1e SENTINELLE

Maudite folie!

 

2e SENTINELLE

Pour cette Italie...

 

1e SENTINELLE

Où nous devons jouir du fruit de nos travaux...

 

ENSEMBLE

En nous faisant rompre les os!

 

2e SENTINELLE

Encor pâtir!

 

1e SENTINELLE

Encor pâtir!

Notre lot est l'obéissance.

 

2e SENTINELLE

Silence!

Je vois Énée à grands pas accourir.

 

(Les deux sentinelles s'éloignent et disparaissent.)

 

Nº 41 - Récitatif Mesure et Air

 

ÉNÉE

(s'avançant dans une grande agitation)

Inutiles regrets!... je dois quitter Carthage!

Didon le sait... son effroi, sa stupeur,

En l'apprenant, ont brisé mon courage...

Mais je le dois... il le faut!...

Non, je ne puis oublier la pâleur

Frappant de mort son beau visage,

Son silence obstiné, ses yeux

Fixes et pleins d'un feu sombre...

En vain ai-je parlé des prodiges sans nombre

Me rappelant l'ordre des dieux,

Invoqué la grandeur de ma sainte entreprise,

L'avenir de mon fils et le sort des Troyens,

La triomphale mort par les destins promise,

Pour couronner ma gloire aux champs ausoniens;

Rien n'a pu la toucher; sans vaincre son silence

J'ai fui de son regard la terrible éloquence.

Ah! quand viendra l'instant des suprêmes adieux,

Heure d'angoisse et de larmes baignée,

Comment subir l'aspect affreux

De cette douleur indignée?...

Lutter contre moi-même et contre toi, Didon!

En déchirant ton coeur implorer mon pardon!

En serai-je capable?... En un dernier naufrage,

Ah! puisé-je périr, si je quittais Carthage

Sans te revoir pourtant!...

Sans la voir? lâcheté!

Mépris des droits sacrés de l'hospitalité!

Non, non, reine adorée,

Ame sublime et par moi déchirée,

O reine adorée! Non, je veux te revoir,

Une dernière fois presser tes mains tremblantes,

Arroser tes genoux de mes larmes brûlantes,

Dussé-je être brisé par un tel désespoir.

 

Nº 42 - Scene

 

CHOEUR D'OMBRES

Énée!...

 

ÉNÉE

Encor ces voix!

 

(Les quatre spectres voilés paraissent successivement,

l'un à l'entrée des coulisses à gauche du spectateur

l'autre à l'entrée des coulisses à droite, les deux autres

au fond du théâtre. Au-dessus de la tête de chacun

d'eux brille une couronne de petites flammes pâles.)

 

ÉNÉE

De la sombre demeure,

Messager menaçant, qui donc t'a fait sortir?...

 

SPECTRE DE PRIAM

(visible)

Ta faiblesse et ta gloire...

 

ÉNÉE

Ah! je voudrais mourir!

 

SPECTRE DE PRIAM

Plus de retards!

 

SPECTRE DE CHORÈBE

(invisible)

Pas un jour!

 

SPECTRE D'HECTOR ET CASSANDRE

(invisibles)

Pas une heure!

 

SPECTRE DE PRIAM

(levant son voile devant les yeux d'Énée)

Je suis Priam!... il faut vivre et partir!

 

(Sa couronne s'éteint, il disparaît. Énée, s'élançant

éperdu vers le côté droit de la scène y rencontre le

spectre de Chorèbe.)

 

LE SPECTRE DE CHORÈBE

(levant son voile)

Je suis Chorèbe!

Il faut partir et vaincre!

 

(Sa couronne s'éteint, il disparaît. Énée, reculant vers

le fond du théâtre y rencontre les deux autres spectres.

Cassandre a le bras gauche appuyé sur l'épaule

d'Hector. Hector est armé de pied en cap.)

 

ÉNÉE

(les reconnaissant au moment où ils se dévoilent)

Hector! dieux de l'Erébe!...

Cassandre!...

 

SPECTRES DE CASSANDRE ET HECTOR

Il faut vaincre et fonder!...

 

(Leurs couronnes s'éteignent, ils disparaissent.)

 

ÉNÉE

Je dois céder

A vos ordres impitoyables!

J'obéis, j'obéis, spectres inexorables!

Je suis barbare, ingrat; vous l'ordonnez, grands dieux!

Et j'immole Didon, en détournant les yeux!

 

Nº 43 - Scene et Choeur

 

ÉNÉE

(passant devant les tentes)

Debout, Troyens, éveillez-vous, alerte!

Le vent est bon, la mer nous est ouverte!

Eveillez-vous!

Il faut partir avant le lever du soleil!

 

LES TROYENS

(dans les tentes)

Alerte!... entendez-vous, amis, la voix d'Énée?...

 

(Ils sortent des tentes.)

 

Donnez partout le signal du réveil...

 

ÉNÉE

(à un chef)

Va, cours, porte cet ordre à l'oreille étonnée

D'Ascagne: Qu'il se lève et qu'il se rende à bord!

Avant le jour il faut quitter le port.

Ma tâche, jusqu'au bout, grands dieux, sera remplie,

Alerte, amis! profitons des instants!

Coupez les câbles, il est temps!

En mer! en mer! Italie! Italie!

 

CHOEUR

Voici le jour, profitons des instants!

Coupons les câbles, il est temps!

En mer! en mer! Italie! Italie!

 

ÉNÉE

(se tournant du côté du palois de Didon)

A toi mon âme! Adieu! digne de ton pardon,

Je pars, noble Didon!

L'impatient destin m'appelle;

Pour la mort des héros, je te suis infidèle.

 

(Tous se précipitent hors de la scène dans diverses

directions, comme pour faire des préparatifs de

départ. On voit les vaisseaux commencer à se mettre

en mouvement. Eclairs et tonnerre lointain.)

 

Nº 44 - Duo et Choeur

 

DIDON

Errante sur tes pas,

Sous la foudre qui gronde,

J'ai voulu voir, je vois et ne crois pas...

Tu prépares ta fuite?

 

ÉNÉE

En ma douleur profonde,

Chère Didon, épargnez-moi!

 

DIDON

Tu pars? tu pars?

Sans remords! Quoi!

Dédaigneux du sceptre de Lybie,

En m'arrachant le coeur tu cours en Italie!

 

ÉNÉE

J'ai trop tardé...

Des dieux les ordres souverains...

 

DIDON

Il part!... il suit la voix d'implacables destins,

Sans écouter la mienne! à ses lâches dédains

Il me voit exposer ma douleur surhumaine.

 

(Elle voit un groupe de Troyens sourire en la

regardant.)

 

Et ma beauté de reine

Aux rires insolents de ces ingrats Troyens!...

 

ÉNÉE

Didon!

 

DIDON

Sans qu'à l'aspect d'une telle misère

La pitié d'une larme humecte sa paupière!

Tu pars? Non! ce n'est pas Vénus qui t'enfanta,

Quelque louve hideuse aux forêts t'allaita!

 

ÉNÉE

O Reine, quand à vous se dévoua mon âme,

Elle subit la loi d'un immortel amour,

Et jusqu'au dernier jour

Mon coeur vivra de cette flamme...

 

DIDON

Tais-toi! rien ne t'arrête;

La mort qui plane sur ma tête,

Ma honte, mon amour, notre hymen commencé,

Mon nom du livre d'or dès ce jour efface!

Encor, si de ta foi, j'avais un tendre gage,

Oui, si d'un fils d'Énée

Le fier et doux visage

Me rappelant tes traits, souriait sur mon sein,

je serais moins abandonnée...

 

ÉNÉE

Je vous aime, Didon; grâce! l'ordre divin

Pouvait seul emporter la cruelle victoire.

 

(On entend la fanfare de la marche troyenne.)

 

DIDON

A ce chant de triomphe où rayonne ta gloire,

Je te vois tressaillir!

Tu pars?

 

ÉNÉE

Je dois partir...

 

DIDON

Tu pars?

 

ÉNÉE

Mais pour mourir,

Obéissant aux dieux,

Je pars et je vous aime!

 

DIDON

Ne sois pas plus longtemps par mes cris arrêté,

Monstre de piété!

Va donc, va! je maudis et tes dieux et toi-même!

 

(Elle sort.)

 

(Des groupes de soldats troyens occupés des

préparatifs du départ, passent et se dirigent

vers les vaisseaux.)

 

ÉNÉE, LES TROYENS

Italie!

 

(Ascagne arrive conduit par un chef troyen.

Énée monte sur un vaisseau.)

 

Deuxième Tableau

 

(Un appartement de Didon. Le jour se lève.)

 

Nº 45 - Scene

 

DIDON

Va, ma soeur, l'implorer,

De mon âme abattue

L'orgueil a fui. Va! ce départ me tue

Et je le vois se préparer.

 

ANNA

Hélas! moi seule fus coupable,

En vous encourageant à former d'autres noeuds.

Peut-on lutter contre les dieux?...

Son départ est inévitable,

Et pourtant il vous aime.

 

DIDON

Il m'aime! non! non! son coeur est glacé!

Ah! je connais l'amour, et si Jupiter même

M'eût défendu d'aimer, mon amour insensé

De Jupiter braverait l'anathème.

Mais va, ma soeur, allez, Narbal, le supplier

Pour qu'il m'accorde encore

Quelques jours seulement. Humblement je l'implore:

Ce que j'ai fait pour lui, pourra-t-il l'oublier,

Et repoussera-t-il cette instance suprême

De vous, sage Narbal, de toi, ma soeur, qu'il aime?...

 

Nº 46 - Scene

 

CHOEUR

(au loin derrière la scène)

En mer, voyez! six vaisseaux! sept! neuf! dix!

 

IOPAS

(entrant)

Les Troyens sont partis!

 

DIDON

Qu'entends-je?

 

IOPAS

Avant l'aurore

Leur flotte était en mer, on l'aperçoit encore!

 

DIDON

Dieux immortels! il part! Armez-vous, Tyriens!

Carthaginois, courez, poursuivez les Troyens!

Courbez-vous sur les rames,

Volez sur les eaux,

Lancez des flammes,

Brûlez leurs vaisseaux!

Que la ville entière...

Que dis-je?... impuissante fureur!

Subis ton sort et désespère,

Dévore ta douleur,

Ô malheureuse!

Et voilà donc la foi de cette âme pieuse!

J'offrais un trône!... Ah! je devais alors

Exterminer la race vagabonde

De ces maudits, et disperser sur l'onde

Les débris de leurs corps!

C'est alors qu'il fallait prévoir leur perfidie,

Livrer leur flotte à l'incendie,

Et me venger d'Énée et lui servir enfin

Les membres de son fils en un hideux festin!

A moi, dieux des enfers! l'Olympe est inflexible!...

Aidez-moi ! que par vous mon coeur soit enflammé

D'une haine terrible

Pour ce fugitif que j'aimai!

Du prêtre de Pluton, qu'on réclame l'office!

Pour apaiser mes douloureux transports,

A l'instant même offrons un sacrifice

Aux sombres déités de l'empire des morts!

Qu'on élève un bûcher!

Que les dons du perfide

Et ceux que je lui fis,

Dans la flamme livide,

Souvenirs détestés, disparaissent!... Sortez!

 

NARBAL

(à Anna)

Son regard m'épouvante, ô princesse, restez!

 

DIDON

Anna, suivez Narbal.

 

ANNA

Que ma soeur me pardonne!

 

DIDON

Je suis reine et j'ordonne;

Laissez-moi seule, Anna.

 

(Anna, Narbal et Iopas sortent.)

 

Nº 47 - Monologue

 

(Didon parcourt la scène en s'arrachant les cheveux,

se frappant la poitrine et poussant des cris inarticulés.)

 

DIDON

Ah! Ah!

 

(Elle s'arrête brusquement.)

 

Je vais mourir...

Dans ma douleur immense submergée

Et mourir non vengée!...

Mourons pourtant! Oui, puise-t-il frémir

A la lueur lointaine de la flamme de mon bûcher!

S'il reste dans son âme quelque chose d'humain.

Peut-être il pleurera sur mon affreux destin.

Lui, me pleurer!...

Énée!... Énée!...

Oh,! mon âme te suit,

A son amour enchaînée,

Esclave, elle l'emporte en l'éternelle nuit...

Vénus! rends-moi ton fils!... Inutile prière

D'un coeur qui se déchire!... A la mort tout entière

Didon n'attend plus rien que de la mort.

 

Nº 48 - Air

 

DIDON

Adieu, fière cité, qu'un généreux effort

Si promptement éleva florissante;

Ma tendre soeur qui me suivis errante,

Adieu, mon peuple, adieu; adieu, rivage vénéré,

Toi qui jadis m'accueillis suppliante;

Adieu, beau ciel d'Afrique, astres que j'admirai

Aux nuits d'ivresse et d'extase infinie;

Je ne vous verrai plus, ma carrière est finie!...

 

(Elle sort à pas lents.)

 

Troisième Tableau

 

Nº 49 - Ceremonie Funèbre

 

(Une partie des jardins de Didon, sur le bord de la mer.

Un vaste bûcher est élevé; on y monte par des gradins

latéraux. Sur la plate-forme du bûcher sont placés un

lit, une toge, un casque, une épée avec son baudrier,

et un buste d'Énée.)

 

(Entrent les Prêtres de Pluton, revêtus de costumes

funèbres; ils viennent processionnellement se grouper

auprès de deux autels où brillent des flammes

verdâtres, puis Anna, Narbal, et enfin Didon voilée

et couronnée de feuillage. Pendant la première partie

du choeur des prêtres, Anna, s'approchant de sa soeur,

lui dénoue sa chevelure et lui ôte le cothurne de son

pied gauche.)

 

CHOEUR DE PRÊTRES DE PLUTON

Dieux de l'oubli, dieux du Ténare,

Au coeur blessé rendez la force et le repos!

Des profondeurs du noir Tartare

Entendez-nous, Hécate, Erèbe, et toi Chaos!

 

ANNA, NARBAL

(étendant le bras droit du côté de la mer)

S'il faut enfin qu'Énée aborde en Italie,

Qu'il y trouve un obscur trépas!

Que le peuple latin à l'ombrien s'allie

Pour arrêter ses pas!

Percé d'un trait vulgaire en la mêlée ardente,

Qu'il reste abandonné sur l'arène sanglante,

Pour servir de pâture aux dévorants oiseaux!

Entendez-nous, Hécate, Erèbe, et toi Chaos!

 

LES PRÊTRES, ANNA, NARBAL

Dieux de l'oubli, dieux du Ténare, etc.

 

Nº 50 - Scene

 

DIDON

(parlant comme en songe)

Pluton... semble m'être propice...

En ce cruel instant... Narbal... ma soeur...

C'en est fait... achevons le pieux sacrifice…

Je sens rentrer le calme... dans mon coeur.

 

(Deux prêtres portant le premier autel s'avancent

de gauche à droite, deux autres portant le second

s'avancent de droite à gauche et font en se croisant

ainsi le tour du bûcher. Didon, le pied gauche nu,

les cheveux épars, après avoir déposé sur l'un des

autels sa couronne de feuillage, le suit d'un pas

saccadé. Pendant ce mouvement processionnel, Anna

est à genoux à droite de la scène et Narbal à gauche.

Entre eux le grand prêtre de Pluton, debout, étend,

en la tenant des deux mains, la fourche plutonique vers

le bûcher. Enfin, saisie d'une énergie convulsive, Didon

monte d'un pas rapide les degrés du bûcher. Parvenue

au sommet, elle saisit la toge d'Énée, détache le voile

brodé d'or qui couvre sa tête, et les jetant l'une et

l'autre sur le bûcher, elle dit:)

 

D'un malheureux amour, funestes gages,

Dans la flamme emportez avec vous mes chagrins!

 

(Elle considère les armes d'Énée.)

 

Ah!

 

(Elle se prosterne sur le lit, qu'elle embrasse avec des

sanglots convulsifs. Elle se relève et prenant l'épée elle

dit d'un ton prophétique:)

 

Mon souvenir vivra parmi les âges.

Mon peuple accomplira d'héroïques destins.

Un jour sur la terre africaine,

Il naîtra de ma cendre un glorieux vengeur...

J'entends déjà sonner son nom vainqueur.

Annibal! Annibal! d'orgueil mon âme est pleine!

Plus de souvenirs amers!

C'est ainsi qu'il convient de descendre aux enfers!

 

(Elle tire l'épée du fourreau, se frappe et tombe

sur le lit.)

 

Nº 51 - Choeur

 

TOUS

Ah! au secours! au secours! la reine s'est frappée!

 

(Narbal sort comme pour aller chercher du secours.)

 

CHOEUR

(derrière la scène et accourant)

Quels cris! ah! dans son sang trempée

La reine meurt!

 

(Narbal rentre, le grand choeur entre en scène.)

 

Est-il vrai? jour d'horreur!

 

DIDON

(se relevant appuyée sur son coude)

Ah!

 

(Elle retombe.)

 

ANNA

(sur le bûcher)

Ma soeur!

 

(Didon se relève.)

 

DIDON

Ah!...

 

(Elle lève les yeux au ciel et retombe gémissant.)

 

ANNA

C'est moi,

C'est ta soeur qui t'appelle...

 

DIDON

(se relevant à demi)

Ah! Des destins ennemis... implacable fureur...

Carthage périra!

 

Nº 52 - Imprécation

 

(On voit dans une gloire lointaine le Capitole Romain

au fronton duquel brille ce mot, Rome. Devant le

Capitole défilent des légions et un empereur entouré

d'une cour de poètes et d'artistes. Pendant cette

apothéose, invisible aux Carthaginois, on entend

au loin la marche troyenne transmise aux Romains

par la tradition et devenue leur chant de triomphe.)

DIDON

Rome... Rome... immortelle!

 

(Elle retombe, et meurt. Anna tombe évanouie à

côté d'elle. Le peuple de Carthage, s'avançant vers

l'avant-scène et tournant le dos au bûcher, lance son

imprécation, premier cri de guerre punique,

contrastant par sa fureur avec la solennité triomphale.)

 

CHOEUR

Haine éternelle à la race d'Énée!

Qu'une guerre acharnée

Précipite à jamais nos fils contre ses fils!

Que par nos vaisseaux assaillis

Leurs vaisseaux dans la mer profonde

Périssent abîmés! que sur la terre et l'onde

Nos derniers descendants, contre eux toujours armés,

De leur massacre, un jour, épouvantent le monde!

 

PRIMERA PARTE:

LA CONQUISTA DE TROYA.

 

ACTO PRIMERO

 

(El emplazamiento del campamento abandonado

por los griegos ante Troya. A la izquierda, tras

las murallas, la Ciudadela. A la derecha, el

Simois, y sobre una de sus orillas un túmulo, la

tumba de Aquiles. Un altar de campaña en la

parte delantera de la escena y, junto a él, un

trono sobre un podio.)

 

Nº 1 - Coro de Troyanos

 

(El pueblo troyano se divierte alegremente por

la llanura. Soldados, ciudadanos, mujeres y

niños. Bailes y juegos. Tres pastores tocan la

flauta doble sobre la tumba de Aquiles.)

 

CORO

¡Ja, ja!

Muchos días hemos pasado tras las murallas.

¡Ah, qué felicidad poder respirar de nuevo

el aire puro de la campiña

que el fragor de la batalla nos había arrebatado!

 

(Muchachos y niños acuden llevando

despojos de la batalla)

 

¡Cuántos despojos!... ¡Un hierro de lanza!

¡Yo encontré un casco!... ¡Y yo, dos jabalinas!

¡Mirad, qué escudo tan grande!

¡Se podría llevar sobre él a un gigante!

¡Esos griegos son unos cobardes!

 

UN SOLDADO

¿Sabéis qué tienda

estaba en este mismo sitio?

 

CORO

¡No! Dínoslo... ¿De quién era?

 

EL SOLDADO

La de Aquiles.

 

CORO

(Retroceden con terror)

¡Dioses!

 

EL SOLDADO

¡No corráis , tropa de valientes!

Aquiles está muerto,

podéis ver aquí su tumba... ¡Ahí está!

 

CORO

Cierto, Paris nos libró de ese monstruo homicida.

¿Has visto el caballo de madera,

que antes de marchar para la Hélade,

nos han regalado los griegos?

¡Es enorme!... Es una ofrenda a Palas.

En sus entrañas cabría un batallón.

Al anochecer lo llevaremos a la ciudad,

pero antes, y debido a su tamaño,

deberemos romper las murallas.

El rey regresa del Escamandra y viene a verlo.

¡Corramos!... ¡Corramos también a verlo!

 

(Salen todos en tropel)

 

. 2 -Recitativo y Aria

 

(Mientras acaba la escena anterior, Casandra

aparece caminando por la llanura agitadamente.

Su mirada está inquieta y extraviada.)

 

CASANDRA

¡Los griegos se han ido! Pero, ¿qué siniestra

intención se esconde tras esta precipitada partida?

¡La inquietud me invade!

He visto la sombra de Héctor recorrer las murallas

como un espíritu nocturno y con su negra mirada

observar a la destruida Sigea... ¡Ay, desgracia!

La locura se ha apoderado de la multitud

y abandona las murallas... ¡Príamo va a la cabeza!

¡Desdichado rey!

¡Has caído en las tinieblas eternas!

¡No me escuchas, no quieres entenderme!

¡Pueblo infeliz, mi funesto presagio te acecha!

¡Ay de mí! ¡Incluso Corebo cree que estoy loca!

¡Cuando pronuncio su nombre, el terror invade!

¡Oh, dioses! ¡Corebo y yo nos amamos!

Pero no habrá himeneo para mí...

No tendré esponsales,

ni cantos festivos,

¡ni dulces sueños de ternura!

¡Él deberá cargar con mi destino inexorable!

 

(Entrando en un dulce sueño.)

 

¡Corebo!... Debes abandonar la Troya...

 

Nº 3 - Dúo

 

(Corebo llega presuroso)

 

CASANDRA

¡Es él!

 

COREBO

¡Cuando Troya estalla de felicidad,

huyes del alegre palacio

y te refugias en los bosques y campos.

¡Estaba intranquilo por ti, oh hamadríada!

 

CASANDRA

¡Ay, deseo ocultar a tus ojos

el terrible temor que anida en mi alma!

 

COREBO

¡Casandra!

 

CASANDRA

¡Déjame!

 

COREBO

¡Ven!

 

CASANDRA

¡Vete, te lo suplico!

 

COREBO

¿Marcharme?

¡Dejarte cuando el más santo de los nudos...

 

CASANDRA

Ha llegado la hora de morir, no de estar alegre.

 

COREBO

¡Vuelve en ti, virgen adorada!

Deja de desconfiar, de vaticinar,

eleva hacia la bóveda azul

la mirada de tu alma serena.

Deja entrar en tu corazón un rayo de esperanza.

 

CASANDRA

¡El cielo nos amenaza! Cree en mis palabras

que las inspira mismo dios que nos destruirá.

Mi mirada ha leído el libro del destino.

¡Veo un sinnúmero de males caer sobre nosotros!

¡Se precipitarán sobre Troya!

Veo que ante su furor,

el pueblo gemirá

y con su propia sangre

enrojecerá el suelo de las calles.

Veo a las vírgenes, semidesnudas,

en brazos de sus raptores.

¡Gimiendo querrán cubrir

su desnudez!

¡Ya el negro buitre,

desde la más alta de las torres,

ha visto la carnaza!

¡Todo se desplomará

sobre un río de sangre!

¡Y en tu costado

una espada griega!... ¡Ah!

 

(Corebo sostiene en sus brazos

a Casandra medio desvanecida.)

 

COREBO

¡Pobre alma extraviada!

Vuelve en ti, virgen adorada, etc.

 

CASANDRA

La muerte planea ya sobre el aire...

¡Veo el siniestro relámpago

de su fría mirada homicida!

¡Si me amas, vete!...

¡Vete!...

Ve a dar a tu padre

un apoyo necesario en su vejez.

No hay esperanza para nosotros...

 

COREBO

Si tu mirada predice tales males para nosotros,

querida insensata,

¿acaso crees que me recibiría mi padre

sabiendo que he abandonado a mi prometida

en un momentos de tal peligro?

Pero el cielo y la tierra,

olvidados ya de la guerra,

proclaman tu error.

Siente la tibia dulzura

del soplo de la brisa

que mece las olas del mar

en los acantilados de Ténedos.

Mira los apacibles rebaños

que sobre el valle ondulante

conduce el pastor.

Oye el alegre canto

de los juguetones pájaros

que parecen hacerse entender.

Bajo el celeste dosel,

y por todas partes,

se escucha un himno de paz.

 

CASANDRA

¡Signos arteros y calma aparente!

La muerte planea ya sobre el aire.

¡Veo el siniestro relámpago

de su fría mirada homicida!

Márchate antes del anochecer...

Sigue mi consejo... ¡Te lo suplico!

Que no te sorprenda la aurora

en el interior de la ciudad.

¡Mi corazón se rompe de dolor

en mil pedazos!

¡Vete esta misma noche, vete esta noche!

 

COREBO

¿Dejarte esta noche?

Casandra, ¡pero si yo te adoro!

Sálvame, te lo ruego,

de una horrorosa desesperación.

¿Acaso no ves que si parto moriré?

¿Cómo puedes decir que me marche esta noche?

¡Esta misma noche?

 

CASANDRA

Si me crees digna de tu amor, Corebo,

¡debes marcharte!

 

COREBO

¡Por todos los dioses del Cielo y del Erebo!

Casandra, ¿me vas a escuchar?

Te lo pido de rodillas,

¡Casandra!

 

CASANDRA

¡Cedo ante tanto dolor!

¡Oh, dioses crueles!

 

COREBO

Dejarte, dejarte esta noche, etc.

 

CASANDRA

Escúchame, te lo ruego, etc.

¡Estás ciego y sordo, como todos!

¿Quieres inmolarte por tu funesto amor?

 

COREBO

¡No te dejaré nunca!

 

CASANDRA

¿No comprendes que mañana

deberás combatir junto a mis hermanos?

 

COREBO

¡No te dejaré nunca!

 

CASANDRA

¡Está bien! ¡Aquí tienes mi mano

y mi casto beso de prometida!... ¡Quédate!

Que la celosa muerte prepare

nuestro lecho nupcial para mañana.

 

COREBO

¡Ven! ¡Ven!

 

(Él se la lleva apasionado.)

 

Nº 4. Marcha e Himno

 

(Entran Ascanio, a la cabeza de los niños;

Hécuba y las princesas. Eneas a la cabeza de

los guerreros troyanos, Príamo y los sacerdotes.)

 

CORO

Dioses protectores de la ciudad eterna,

¡recibid nuestro incienso!

¡Escuchad las alegres plegarias

de vuestro devoto pueblo!

¡Oh, divinos autores de nuestra victoria!

¡Dios del Olimpo! ¡Dios de los mares!

Regidores del universo,

aceptad nuestras agradecidas ofrendas.

 

Nº 5 - Combate de Guantes

 

Paso de Los Luchadores.

 

(Bailes y juegos populares.)

 

Nº 6 - Pantomima.

 

(Andrómaca entra con paso lento, llevando de la

mano a su hijo Astyanax. Van de luto, ambos

vestidos de blanco)

 

CORO

¡Andrómaca y su hijo!

¡Oh, contradicción!

Esos clamores de pública alegría...

 

(Astyanax deposita un ramo de flores al pie del

altar. Andrómaca se arrodilla a su lado y reza

durante algunos instantes.)

 

... y esta inmensa tristeza,

este dolor profundo,

 

(Andrómaca se alza y conduce a su hijo ante el

trono de Príamo.)

 

¡Este sufrir en silencio!

 

(Andrómaca presenta al niño al Rey y a la Reina;

estrecha a Astyanax contra su pecho y lo abraza

con una ternura convulsiva.)

 

Las esposas y las madres lloran al verla...

 

(Príamo se levanta y bendice al niño. Hécuba le

bendice también. El Rey y la Reina regresan a sus

tronos. Astyanax, intimidado, corre a refugiarse

en su madre. La emoción dolorosa de Andrómaca

aumenta.)

 

CASANDRA

(Apareciendo por el fondo de la escena)

¡Ay, ahorra tu llanto,

viuda de Héctor!...

 

(Andrómaca baja su velo.)

 

Ya entregarás amargas lágrimas

en las desgracias que se avecinan...

 

(Andrómaca, que no puede reprimir el llanto,

toma la mano de Astyanax y pasa ante los

diferentes grupos para retirarse. El pueblo se

aparta ante su paso. Algunas mujeres lloran,

ocultando el rostro tras la espalda de los hombres

que tienen cercanos. Andrómaca y Asrtyanax se

alejan con paso lento.)

 

CORO

¡Ah!

 

Nº 7 - Narración

 

ENEAS

(Llega corriendo)

¡El pueblo y los soldados, oh rey!...

La multitud corre y huye como un torrente.

¡Nada puede detenerla!

Un prodigio inaudito ha sucedido.

Laocoonte, sospechando alguna perfidia

en el comportamiento de los griegos,

lanzó su jabalina contra la madera

y exhortó al pueblo a quemarla.

Entonces, hinchadas de cólera,

dos enormes serpientes salieron del mar

y se enroscaron sobre el sacerdote...

Lo abrasaron con su aliento ardiente y,

cubriéndolo con una baba sanguinolenta,

lo devoraron ante nuestros propios ojos.

 

Nº 8 - Doble Coro

 

PRÍAMO, PANTEO, COREBO

ENEAS, HELENO, CASANDRA

ASCANIO, HÉCUBA, EL PUEBLO

¡Castigo espantoso!

¡Misterio horrendo!

Ante este relato espantoso

la sangre se hiela en mi corazón.

¡Un escalofrío de terror

recorre todo mi ser!

¡Laocoonte! ¡Un sacerdote!

¡Ha sido blanco del furor celestial!

¡Los monstruos lo han devorado vivo!

¡Horror!

 

CASANDRA

¡Oh, pueblo malvado!

Misterio horroroso, etc.

 

Nº 9 - Recitativo y Coro

 

ENEAS

¡Que la diosa nos proteja

de este nuevo peligro!

Es seguro,

Palas ha querido vengar un sacrilegio.

 

PRÍAMO

Para aplacarla, cumplid prestos mis órdenes.

 

ENEAS

¡El caballo ya está sobre los rodillos que,

con los máximos honores,

lo conducirán al Palladium!

El sagrado cortejo lo forman

niños, mujeres y guerreros.

¡El camino está cubierto de flores!

¡Que la trompeta y la lira lo reciban en Troya!

 

TODOS

El sagrado cortejo lo forman niños, mujeres, etc.

 

CASANDRA

(Recorriendo la escena fuera de sí)

¡Desgracia!

 

PRÍAMO, HÉCUBA, ENEAS

PANTEO, COREBO, HELENO

¡Pallas, ten piedad de Troya!

 

(Todos salen. Casandra queda sola en primer

término de la escena. Tras dar algunos pasos

siguiendo a la gente, regresa bruscamente.)

 

Nº 10 - Aria

 

CASANDRA

No, no participaré en la fiesta donde,

ahítos de vino, suplicarán un futuro feliz.

Este pueblo condenado, al que nada ¡ay de mí!

le impedirá precipitarse en la profunda sima.

¡Oh, cruel recuerdo!... ¡Gloria de la patria!...

¡La más pura y seductora imagen!

¡Corebo! ¡Príamo!... Todo ha sido en vano...

¡Pronto lágrimas de angustia inundarán mi rostro!

 

Nº 11 - Final: Marcha Troyana

 

(Se escucha el cortejo en la distancia)

 

CASANDRA

¿Será una ilusión de mis sentidos?

¡Los coros sagrados de Ilión!

 

CORO

Hija amada del rey celestial,

portadora del casco y de la lanza,

sabia guerrera de mirada dulce,

¡favorece nuestro destino!

¡Haz que Ilión sea invencible!

Bella Palas, ¡protégenos!

 

CASANDRA

¡Ya llega el cortejo!... ¡Por allí viene!

¡El enemigo viene y la ciudad está abierta!

¡Este pueblo loco, que camina hacia su perdición,

se ha adelantado a las órdenes del rey!

 

(Se escucha el cortejo más cercano.)

 

CORO

Del rey celestial, etc.

Escucha nuestras voces, virgen sublime,

que al compás de las flautas de Dindimo,

se elevan hacia lo más alto del firmamento.

¡Que la trompeta frigia

junto a la lira troyana

te lleven nuestras plegarias!

 

CASANDRA

¡El sonido de los cantos va en aumento!

¡La enorme estatua se acerca!...

¡Aquí está!

 

CORO

(Entrando en escena)

Del rey celestial, etc.

¡Bailad con vuestras guirnaldas

alrededor de la ofrenda,

alegres niños!

¡Sembrad el camino

con la nieve perfumada

de los lirios primaverales!

¡Palas, protégenos!

 

(Los cantos cesan bruscamente. La muchedumbre

se agita y algunas mujeres salen como para poder

ver lo que hay fuera de escena, luego regresan al

momento.)

 

ALGUNOS HOMBRES DEL PUEBLO

¿Qué sucede? ¿Por qué esta agitación?

 

CASANDRA

¡Júpiter! ¡Todos vacilan!

¡La multitud se agita!

 

LAS MUJERES

En los costados del coloso se oye ruido de armas.

 

CASANDRA

Se detienen... ¡Oh, dioses! Si...

 

LOS HOMBRES

¡Es un feliz augurio!... ¡Seguid cantando, niños!

 

(Los cantos se reinician aun con más

fuerza que antes.)

 

TODO EL CORO

¡Orgullosas montañas de Pérgamo,

con una alegre llamarada

resplandeced triunfantes!

 

(El cortejo inicia el movimiento y sale.)

 

CASANDRA

¡Deteneos, deteneos! ¡Sí, la llama, el hacha!

¡Buscad en el costado del monstruoso caballo!

¡Laocoonte!... ¡Los griegos!...

Ahí se oculta una trampa infernal...

¡Mi voz se debilita... no queda esperanza!

¡No tenéis piedad, dioses,

para con esta muchedumbre enloquecida!

¡Oh, qué digna labor la de los todopoderosos,

conducirla al abismo tapándole los ojos!

 

(Escucha los últimos sonidos de la marcha

triunfal que aún se oye y que se extingue de

improviso)

 

Entran... ¡El destino ya tiene su presa!

¡La hermana de Héctor

morirá en las ruinas de Troya!

 

(Sale.)

 

ACTO SEGUNDO

 

Escena Primera

 

Nº 12 - Escena y Recitativo

 

(Estancia en el palacio de Eneas. Ruidos

lejanos de combate. Eneas, medio armado,

duerme sobre su lecho. Ascanio sale presuroso

de un cuarto vecino. Escucha y se acerca al

lecho de su padre, luego da media vuelta y se

marcha. De un rincón obscuro avanza hacia

Eneas el espectro sangrante de Héctor con paso

lento y solemne. Su barba y cabellera están

sucias y desordenadas. Al llegar junto a Eneas,

se queda inmóvil mirándolo y suspira

profundamente. Un ruido lejano, más fuerte

que los anteriores, despierta a Eneas con

sobresalto. Ve a Héctor de pie ante él y, tras

un instante de vacilación, le dirige la palabra,

medio incorporado en el lecho.)

 

ENEAS

¡Oh, luz de Troya!... ¡Oh, gloria de los troyanos!

¿Después de tantos trabajos

de qué rincón desconocidos regresas?

¿Qué nube oscurece tu mitrada?

Héctor, ¿qué dolores han marcado tu rostro?

 

EL ESPECTRO DE HÉCTOR

¡Ah!... ¡Huye, hijo de Venus!

¡El enemigo se abate sobre nuestros muros!

¡El orgulloso destino de Troya llega a su fin!

Un huracán de llamas esparce,

de los templos a los palacios, sus torbellinos...

Nada se puede hacer ya para salvar a la patria.

Pérgamo te confía a sus hijos y sus dioses.

¡Márchate!... Ve a Italia...

Tu pueblo renacerá allí después de

haber errado largo tiempo por el mar.

Fundarás un imperio poderoso,

destinado a dominar el mundo.

Allí encontrarás la muerte de un héroe.

 

(Héctor se aleja solemnemente y su sombra

poco a poco desaparece, Eneas le mira

despavorido.)

 

Nº 13 - Recitativo y Coro

 

(Entra Panteo con mirada perdida llevando

los dioses de Troya.)

 

ENEAS

¿Queda alguna esperanza, Panteo?

¿Combatir?... ¿Salvarse?

 

PANTEO

¡La ciudad arde por los cuatro costados!

¡Ha llegado nuestro último día!

¡Príamo ha muerto!

Lo griegos, saliendo del vientre del caballo,

han eliminado a la guardia de la puerta.

Innumerables hordas, llegadas del exterior,

se esparcen por doquier propagando el incendio

que alumbra la infame perfidia de sus jefes.

Otros, han ocupado las murallas.

 

(Entra Ascanio.)

 

ASCANIO

¡Oh, padre! ¡El palacio de Ucalegón se desploma!

¡Su techo se derrite y cae como lluvia ardiente!

 

ENEAS

(Interrumpiéndolo)

¡Sígueme, Ascanio!

 

(Entra Corebo, al frente de una tropa armada.)

 

COREBO

¡A las armas, gran Eneas!... ¡Ven!

La ciudadela, aunque cercada,

aún se mantiene.

 

ENEAS

A cualquier precio

hay que llegar hasta ella.

¡La defenderemos hasta la muerte!

No perdamos ni un minuto en socorrerla.

 

(Grandes ruidos y gritos lejanos.)

 

CORO

No perdamos ni un minuto en socorrerla.

¡Escuchad!... ¿Las torres se abaten?...

¡Las llamas todo lo devoran!

¿No oís las risas de los griegos?

El número de enemigos aumenta sin cesar.

¡Vamos, la desesperación dirigirá nuestros golpes!

 

TODOS

¡Estamos dispuestos a morir!

No perdamos ni un minuto en socorrerla.

 

(Eneas toma de la mano a Ascanio y se sitúan

en medio de un grupo armado.)

 

¡Marte! ¡Erinas! ¡Guiadnos al combate!

 

(Todos salen.)

 

Escena Segunda

 

Nº 14 - Coro - Plegaria

 

(Interior del palacio de Príamo. Al fondo,

una galería porticada que da sobre la plaza.

Entre las columnas se  aprecia a lo lejos el

monte Ida. El altar de Vesta - Cibeles ardiendo.

Polyxeno y mujeres agrupados junto al altar.

Unas arrodilladas, otras sentadas en el suelo

y otras tumbadas sobre los escalones del altar.

Todas con actitud de la más profunda

Desesperación)

 

CORO DE TROYANAS

¡Ah!

Poderosa Cibeles,

diosa inmortal,

madre de los desventurados.

¡Protege al pueblo de Troya!

Escucha sus oraciones

en estos terribles momentos.

Salva del ultraje

y de la esclavitud

a las madres y a las hermanas.

Destruye las armas impías

que sostiene las pérfidas manos

de los vencedores.

Poderosa Cibeles, etc.

 

Nº 15 - Recitativo y Coro

 

(Entra Casandra, los cabellos desgreñados.)

 

CASANDRA

No todo se ha perdido. Eneas y sus hombres

por tres veces contraatacaron,

liberando a los valientes ciudadanos

encerrados en la ciudadela.

El tesoro de Príamo está en manos troyanas.

Pronto en Italia, donde el destino los conduce,

verán renacer, aún más poderosa y bella,

una nueva Troya. ¡Ya marchan hacia el Ida!

 

CORO

¿Y Corebo?

 

CASANDRA

Ha muerto.

 

CORO

¡Dioses crueles!

 

CASANDRA

Por última vez me inclino

ante el altar de Vesta.

¡Seguiré a mi joven esposo!

Sí, mi inútil vida ha llegado a su fin.

 

CORO

¡Oh, digna hermana de Héctor!

¡Vidente a la que Troya acusó de demencia!

Nadie te creyó ayer

cuando predijiste toda esta inmensa ruina.

 

CASANDRA

Pronto ya no quedará nada.

 

CORO

¡Oh, desesperación! ¡Oh, añoranzas inútiles!

 

CASANDRA

Pero vosotras, palomas asustadas,

¿podréis consentir la horrible esclavitud?

¿Queréis sufrir, vírgenes,

la brutal deshonra

de la ley de los vencedores?

 

CORO

¿Deberemos desechar toda esperanza?

 

CASANDRA

¡La esperanza!...

¡Oh, desventuradas!

¿Acaso no oís, entre las tenebrosas luces,

los alaridos de los crueles mirmidones

que os buscan por las calles y palacios?

 

CORO

¡Nada nos salvará de sus brazos!

 

CASANDRA

¿Nada, decís?... Si el honor os anima...

(Señalando la galería que se abre sobre la plaza.)

¿Acaso no veis

que ese abismo os está aguardando?

 

(Señala con su puñal la cintura de las mujeres)

 

¿Y este acero? ¿Y esos cordones de seda?

¡Son para vosotras , mujeres de Troya!

 

(Un pequeño grupo se calla manifestando gran horror)

 

UNA PARTE DEL CORO

¡Heroína de amor y de honor, dices la verdad!

¡Te seguiremos!

 

CASANDRA

¡El nuevo día no nos encontrará

profanadas por los griegos!

 

UNA PARTE DEL CORO

¡Te lo juramos, Casandra!

 

CASANDRA

¿Acaso deseáis ser arrastradas como botín?

 

UNA PARTE DEL CORO

¡Jamás! ¡Jamás! ¡Contigo moriremos!

 

Nº 16 - Final

 

(Las mujeres hablan entre ellas. Algunas toman

liras y comienzan a cantar.)

 

UNA PARTE DEL CORO

Compartiremos la suerte

de nuestros gloriosos compañeros.

¡Nuestra muerte

empañará la victoria griega!

Puras y libres hemos vivido,

y en esta noche fatal,

¡puras y libres descenderemos

a la orilla infernal!

 

CASANDRA

(Hablando al grupo de las indecisas)

Tembláis y guardáis silencio...

¿Vaciláis?

 

LA OTRA PARTE DEL CORO

¡Ah! ¡Me siento estremecer!

 

CASANDRA

¡Y quién no!

¿Acaso preferís tener una vida indigna?

 

LA OTRA PARTE DEL CORO

¡Ay de mí!... ¡Morir tan joven!

 

CASANDRA

(furiosa)

¡Iros a la cama de vuestros nuevos amos!...

¡Esclavas!

 

LA OTRA PARTE DEL CORO

¡Piedad!...

 

CASANDRA, CORO

¡Caiga la vergüenza sobre vosotras!

¡Marcharos junto a esos sanguinarios;

echaos a sus pies, abrazadles las rodillas!

 

(Con una violenta expresión de desprecio.)

 

¡Caiga la vergüenza sobre vosotras!

¡Id a vivir! ¡Tesalianas! ¡No sois troyanas!

 

(El grupo de las dubitativas retrocede en silencio

ante el empuje de las otras mujeres hasta que

salen todas de escena. Inmediatamente el grupo

de las decididas regresa a escena, muy exaltadas)

 

CORO

¡Casandra, moriremos contigo!

No seremos profanadas por un griego.

No formaremos parte del botín del vencedor.

¡No, no, jamás, lo juramos!

 

(Retoman sus liras.)

 

Cómplices de su gloria, etc.

¡Ábrenos, negro Plutón,

las puertas del Tártaro!

¡Haz sonar, Caronte,

tu fúnebre fanfarria!

 

CASANDRA

(Muy exaltada)

¡Corebo! ¡Héctor! ¡Príamo!

¡Amante! ¡Hermano! ¡Rey y padre!

¡Marcharé a vuestro encuentro!

¡Escuchad nuestro juramento dioses infernales!

 

(Toma la lira de una troyana.)

 

Morimos plenas de gloria,

y que nuestra muerte

lleve la maldición a los griegos, etc.

 

(Un jefe griego entra mientras acaba la escena

anterior. Avanza con la espada en alto y se

detiene asombrado ante las troyanas.)

 

UN JEFE GRIEGO

(Mientras termina el coro.)

¡Qué veo... y con la lira en la mano!

Muy a mi pesar admiro su noble gesto.

¡Casandra!... Bella hasta cantándole a la muerte.

¡Bacante de ojos azules llena de armonía!

 

(Entra un grupo de soldados griegos.)

 

SOLDADOS

¡El oro! ¡El oro! ¡Dónde habéis escondido el oro!

 

(Alzan sus espadas sobre las mujeres.)

 

CASANDRA

Despreciamos vuestra cobarde amenaza,

¡monstruos ebrios de sangre, inmundos y rapaces!

¿Nunca apagaréis, canallas, vuestra sed de oro?

 

(Se apuñala y tiende el puñal a Polixena.)

 

¡Toma! ¡El dolor no es nada!

 

(Polixena se apuñala a su vez. Casandra apenas

se sostiene durante el resto de escena.)

 

OTRO GRUPO DE GRIEGOS

(Entrando)

¡Dioses adversos! ¡Oh, rabia!

Cubiertos de sangre, en mitad de la matanza,

Eneas y sus troyanos escapan a nuestros golpes.

¡Huyen con el tesoro!...

 

CASANDRA, MUJERES

(Algunas desnudan su cintura y se hieren

con sus puñales.)

A pesar vuestro,

¡ya están todos en el monte Ida!

¡Y nosotras desafiamos vuestra furia!

 

(Todas agitan sus velos y sus tocas hacia

el lado del monte Ida.)

 

¡Salva a nuestros hijos, Eneas!

¡Italia! ¡Italia!

 

(Algunas se lanzan al vacío por la balconada;

otras se ahorcan y otras se apuñalan. Gritos de

horror de los griegos. Durante esta última escena,

Casandra, tras haberse herido, y viendo a las

troyanas lanzarse al vacío, se acerca tambaleante

al fondo de la escena, pero las fuerzas le fallan

antes de llegar a la balconada. Se apoya en las

rodillas, después se alza con un supremo esfuerzo

y alzando los brazos hacia el Ida, grita: ¡Italia! y

cae muerta.)

 

SEGUNDA PARTE:

LOS TROYANOS EN CARTAGO.

 

ACTO TERCERO

 

(Gran patio en el palacio de Dido en

Cartago. A un lado se eleva un túmulo de

trofeos: agrícolas, comerciales y artísticos;

al otro lado y al fondo, un anfiteatro en el

que una multitud está sentada, a la altura del

telón.)

 

Nº 17 - Coro

 

CORO

(Una parte del pueblo)

¡El cielo bendice las fiestas de Cartago!

¿Visteis alguna vez un día parecido

tras una tan terrible tempestad?

¡Qué dulce brisa!

Los rayos de nuestro sol

calman las inquietudes.

Ante tanta luz la gran llanura reverbera de alegría.

El sol avanza iluminando con rojiza sonrisa

El despertar de la naturaleza.

 

Nº 18 - Canto Nacional

 

(Entra Dido con su corte. A su entrada,

el pueblo se pone en pie agitando velos de

variados colores, palmas y flores. Dido se

sienta en su trono entre su hermana a la

derecha, y Narbal, a la izquierda; algunos

soldados la rodean.)

 

CORO GENERAL

¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!

Reina por su belleza, justicia y sabiduría;

¡Reina por el favor de los dioses!

¡Reina por el amor de sus felices súbditos!

 

(El pueblo agita palmas y arroja flores.)

 

Nº 19 - Recitativo y Aria

 

DIDO

(De pie, en lo alto de su trono.)

Apenas han pasado siete años desde que,

para eludir la persecución del tirano

que asesinó a mi augusto esposo,

me vi obligada a huir junto con vosotros,

desde Tiro hasta estas orillas africanas.

¡Y ya la flota de Cartago es grande y poderosa!

¡Cartago crece y prospera!

Desde las lejanas fronteras donde nace la aurora

traéis los productos del mar, el trigo, el vino,

la lana, el hierro y los más bellos artículos

que vuestros talleres producen.

Queridos tirios, ¡tantos y tan nobles trabajos

embriagan mi corazón de legítimo orgullo!

Pero no desmayéis, ¡escuchad la sublime voz

del dios que os llama a nuevos esfuerzos!

Dad ejemplo a todas las naciones de la tierra.

Pueblo de héroes:

¡Sed laboriosos en la paz y fuertes en la guerra!

 

EL PUEBLO

Laboriosos en la paz, etc.

 

DIDO

El feroz Iarbas quiere imponerme la cadena

de un odioso matrimonio.

Su insolencia es vana.

 

EL PUEBLO

Su insolencia es vana.

 

DIDO

Mi honor está en vuestras manos

y en la de los dioses.

 

EL PUEBLO

¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!

¡Cualquiera de nosotros daríamos la vida por ella!

Todos la defenderemos.

¡Desafiaremos la insolencia de Iarbas,

y devolveremos al fondo del desierto

a ese númida salvaje!

 

DIDO, PUEBLO

¡Queridos tirios! ¡Tantos y tan nobles trabajos...

 

DIDO

Este bello día,

que quedará por siempre en el recuerdo,

ha sido consagrado por mí

como la jornada de la paz.

Aproximaos, albañiles,

marineros y labradores.

Recibid de mi mano la justa recompensa

por vuestro trabajo,

que da poder y vida a la patria.

 

Nº 20 - Entrada de los Albañiles.

 

(Los albañiles avanzan hacia el trono. Dido

entrega a su jefe una escuadra de plata y un

hacha. El cortejo regresa al fondo de la escena.)

 

Nº 21 - Entrada de los Marineros

 

(Los marineros avanzan hasta el trono. Dido

entrega a su jefe un timón y un remo. El

cortejo regresa al fondo de la escena.)

 

Nº 22 - Entrada de los Labradores

 

(El cortejo de los labradores, más numeroso que

los dos precedentes, avanza lentamente hasta el

trono; un anciano lo conduce.)

 

Nº 23 - Recitativo Y Coro

 

(Dido entrega al anciano jefe de los labradores

una hoz de oro, después, teniendo en la mano

una corona de flores y de espigas, exclama:)

 

DIDO

¡Pueblo! Todos los honores

para la más grande de los trabajos:

¡El de nutrir a los hombres!

 

EL PUEBLO

¡Vivan los labradores!

¡Estamos agradecidos a los que nos dan el pan!

 

DIDO

(A parte)

¡Oh, Ceres! ¡El porvenir de Cartago es seguro!

 

CORO GENERAL

¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!

¡Cualquiera de nosotros daríamos la vida por ella!

¡Demostrémosle nuestro amor!

Colonos y marineros: ¡un pueblo de héroes!

¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!

Reina por su belleza, etc

 

(El pueblo, conducido por Narbal, desfila

ante el trono de Dido y sale.)

 

Nº 24 - Recitativo y Dúo

 

DIDO

Los alegres cantos de esta noble fiesta,

devuelven la paz a mi agitado corazón.

Descanso, hermana mía, sí, mi alegría es perfecta,

tengo calma y serenidad.

 

ANA

Reina de un pujante imperio

cada día mas floreciente;

adorada reina a la que todos admiran,

¿qué temor os turba, ni siquiera por un momento?

 

DIDO

Una extraña melancolía, sin causa aparente,

bien lo sabes, viene a veces a turbarme.

No puedo vencer esa debilidad,

siento anidar en mi seno un vago desazón,

y a mi mirada acuden fácilmente lágrimas...

 

ANA

(Sonriendo.)

Estaréis enamorada, hermana mía...

 

DIDO

No, ese sentimiento

está totalmente prohibido a mi corazón.

 

ANA

Estaréis enamorada, hermana mía...

 

DIDO

No, la viuda fiel debe

apagar su deseo y aborrecer el amor.

 

ANA

Dido, sois una reina demasiado joven y bella,

como para no obedecer la dulce ley.

Cartago quiere un rey.

 

DIDO

(Mostrando el anillo de Siqueo en su dedo.)

Aunque mi pueblo y los dioses me maldigan,

¡nunca abandonaré este anillo consagrado!

 

ANA

Ese juramento hace sonreír a la bella Venus.

Los dioses se niegan a inscribirlo

en su libro sagrado.

 

DIDO

Tu voz hace nacer en mi pecho

una peligrosa embriaguez.

En vano lucho contra

una difusa esperanza.

 

ANA

Mi voz hace nacer en su pecho

sueños de ternura.

En vano lucha contra

una difusa esperanza.

 

DIDO

¡Siqueo!... ¡Oh, esposo mío!

Perdona este momento de debilidad,

y que tu recuerdo arroje lejos de mi corazón

la turbación que me confunde.

 

ANA

Dido, mi tierna hermana,

perdona si te disipo tu error;

perdona si mi voz hace nacer en tu corazón

la turbación que te confunde.

 

Nº 25 - Recitativo y Aria

 

IOPAS

Reina, el furioso mar a conducido hasta aquí

a unos náufragos desconocidos.

Imploran el favor de ser admitidos por vos.

 

DIDO

La puerta de mi palacio jamás está cerrada

a tales desgracias.

 

(Ante un gesto de la reina, Iopas sale.)

 

A capricho del mar,

¿no vagué yo también errante,

de playa en playa, a causa de la tormenta?

¡Juguete de olas furiosas!

¡Ay de mí! ¡Bien sé yo cómo hieren

los golpes adversos de la fortuna!

Me es fácil compadecer la desgracia ajena.

Quien conoce el sufrimiento, no puede ver sufrir.

 

Nº 26 - Marcha Troyana

 

(En modo lento)

 

DIDO

(Aparte.)

Experimento una súbita impaciencia por verlos

y a la vez temo su presencia.

 

(Se sienta en el trono. Entran Eneas, disfrazado

de marinero, Panteo, Ascanio y demás troyanos

llevando regalos.)

 

Nº 27 - Recitativo

 

ASCANIO

(Inclinándose ante la reina.)

Augusta reina, un pueblo errante y desgraciado

os solicita asilo durante unos días.

Pongo a vuestros pies estos ricos regalos,

símbolo de su grandeza, que,

en nombre de Júpiter, mi indigna mano os ofrece.

 

DIDO

¿De qué país procedéis, bello joven?

 

ASCANIO

¡Oh, reina! Nuestro camino ha sido sangriento.

Venimos de los montes de Frigia, junto al mar.

Éste es el cetro de Ilión, hijo del rey Príamo;

 

(Ofrece, uno a uno, los regalos.)

 

ésta la corona de Hécuba,

y este velo dorado perteneció a Helena...

Como podéis ver, somos troyanos.

 

DIDO

¡Troyanos!

 

ASCANIO

Nuestro jefe es Eneas,

y yo soy su hijo.

 

DIDO

¡Extraño destino!

 

PANTEO

(Adelantándose.)

Obedeciendo al rey de los dioses,

ese héroe se dirige hacia Italia,

donde le aguarda un glorioso destino:

¡el honor de fundar una nueva patria!

 

DIDO

¿Quién no ha oído hablar del amigo de Héctor?

¿Quién no conoce su nombre?

Cartago es acogedora.

Dile que mi puerto está abierto a sus naves.

Que venga, y que olvide junto a nosotros,

sus terribles penalidades.

 

Nº 28 - Final

 

NARBAL

(Entrando agitadamente.)

¡Soy portador de una terrible noticia!

 

DIDO

¿Qué sucede?

 

NARBAL

El númida rebelde,

el feroz Iarbas,

con un inmenso ejército

avanza sobre Cartago.

 

CARTAGINESES

(Desde lejos.)

¡Armas!... ¡Armas!

 

NARBAL

Los salvajes

degüellan nuestros rebaños

y asolan nuestros campos.

Pero la ciudad debe de enfrentarse

a otro mal aún peor...

Nuestros jóvenes guerreros

son valientes pero,

¡no tienen armas suficientes!

 

DIDO

¿Qué dices, Narbal?

 

NARBAL

¡No podremos hacerles frente!

 

CARTAGINESES

¡Armas!... ¡Armas!

 

ENEAS

(Se acerca y deja caer su disfraz de marinero.

Lleva un traje reluciente y coraza, pero sin

casco ni escudo.)

¡Reina, yo soy Eneas!

Mi flota, tras un sinnúmero de arduos trabajos,

ha llegado hasta aquí arrastrada por los vientos.

¡Permitid que combatamos junto a vosotros!

 

DIDO

¡Acepto con orgullo tal alianza!

¡Eneas luchando en mi defensa!

Los dioses se han apiadado de nosotros.

 

(Aparte, a Ana)

 

¡Oh, hermana, qué gentil es el hijo de la diosa!

¡Su rostro tiene gracia y nobleza!

 

ENEAS

Sobre la horda inmunda de africanos

marchemos troyanos y tirios.

¡Vayamos juntos a la victoria!

Como la arena llevada por los vientos,

caeremos sobre esos pérfidos númidas.

¡Que tiemblen!

 

ENEAS, PANTEO, NARBAL, IOPAS

ASCANIO, DIDO, ANA, TROYANOS

¡Es el dios Marte quien nos reúne!

¡Es el hijo de Venus quien nos guía al combate!

¡Exterminemos al negro ejército!

¡Y que mañana la fama proclame

la muerte de Iarbas!

 

(Traen las armas de Eneas, que se pone

rápidamente el casco, toma su gran escudo

y las jabalinas.)

 

ENEAS

(A Panteo.)

Anuncia a nuestros troyanos la nueva empresa

a la que les llama a la gloria.

 

(Panteo sale.)

 

Reina, muy pronto del odioso bárbaro caerá.

A vuestro generoso pecho

encomiendo a mi hijo.

 

DIDO

De mi amor de madre para con él,

no dudéis.

 

ENEAS

(A Ascanio)

¡Abraza a tu padre!

 

(Lo abraza cubriéndolo enteramente con

sus armas. Ascanio llora sin responder.)

 

Otros te enseñarán, hijo, el arte de ser dichoso.

Yo sólo te enseñaré la virtud guerrera

y el respeto a los dioses.

Medita en tu corazón y guarda en tu memoria

los ejemplos de Eneas y Héctor.

 

(El pueblo acude desde todos los lados de la

ciudad pidiendo armas. Solamente algunos

hombres están armados, otros llevan hoces,

hachas, hondas. Panteo regresa a escena.

Ascanio seca sus lágrimas y se coloca junto

a los jefes troyanos.)

 

TODOS

¡Armas! ¡Armas!

Sobre la inmunda horda de africanos,

marcharemos troyanos y tirios unidos, etc.

 

ACTO CUARTO

 

Escena Primera

 

Nº 29 - Cacería Real y Tormenta.

 

Pantomima

 

(Bosque frondoso en las cercanías de Cartago.

Al fondo, un peñasco y a la derecha de él, la

entrada de una cueva. Un arroyo corre y muere

en un lago bordeado por juncos y cañas. Dos

náyades se dejan ver un instante y desaparecen;

después nadan en el arroyo. Cacería real. La

música de las trompas resuenan lejos. Las

náyades asustadas se ocultan en las cañas.

Se ven pasar los cazadores tirios con perros.

Ascanio, a caballo, atraviesa la escena al galope.

El cielo se obscurece y llueve. La tormenta crece

poco a poco... granizo, relámpagos y truenos.

Llamadas reiteradas de las trompas de caza en

medio del ruido de la tormenta. Los cazadores

se dispersan en todas direcciones, en último

lugar aparecen Dido vestida de Diana cazadora

con el arco en la mano y el carcaj a la espalda,

y Eneas vestido de guerrero. Ambos han

descabalgado y van a pie. Entran en la cueva.

Las ninfas del bosque aparecen en la cima

del peñasco. Llevan los cabellos sueltos y

corren, de aquí para allá, , gritando y

gesticulando de forma desordenada. En medio

de sus exclamaciones, se escucha de vez en

cuando la palabra: "Italia" El arroyo crece y

se transforma en una cascada cuyo ruido se

mezcla al de la tormenta. Los sátiros y silvanas

ejecutan junto a los faunos danzas grotescas en la

oscuridad. Un rayo cae sobre un árbol, lo rompe

y lo incendia. Los restos del árbol caen sobre el

escenario. Los sátiros, faunos y silvanas recogen

las ramas ardiendo y bailan con ellas en la mano.

Después, todos desaparecen en las profundidades

del bosque. La tempestad se calma. Las nubes se

disipan.)

 

Escena Segunda

 

(Los jardines de Dido al borde del mar.

El sol se oculta.)

 

Nº 30 - Recitativo

 

ANA

Dime, Narbal, ¿qué te preocupa?

Hoy han terminado las desgracias de la guerra.

¿Acaso nuestras armas no han vencido?

¿No han resultado los tirios vencedores?

 

NARBAL

Por ese lado no debemos temer nada.

Los númidas fueron destruidos en el desierto,

nunca más se acercarán a nuestras murallas.

La terrible espada

del héroe invencible

nos ha librado de Iarbas.

Pero Dido, se olvida de su deber,

y pasa su tiempo en cacerías y festines.

Las obras están inacabadas y los talleres desiertos.

Me inquieta la prolongada permanencia

del troyano en Cartago.

Y el pueblo es de mi misma opinión...

 

ANA

¡Eh! ¿No te das cuenta, Narbal, que ella le ama?

¿Qué ama a ese apuesto guerrero

y que él siente lo mismo hacia mi hermana?

 

NARBAL

¿Cómo?

 

ANA

¿Qué desgracia temes

de la pasión que les une?

¿Puede tener Dido un esposo más valiente,

y Cartago un rey más magnánimo?

 

NARBAL

¡Pero el destino, tirano,

empuja a Eneas hacia Italia!

 

ANA

Una voz le dice: "¡Parte!".

Otra voz le grita: "¡Quédate!"

La voz del amor vencerá.

 

Nº 31 - Aria Y Dúo

 

NARBAL

¿Qué desgracias reserva el futuro

a Cartago?

¡Las intuyo entre los deslumbrantes

reflejos de su velo!

¡Júpiter, dios de la hospitalidad,

ejerce la virtud que te es más querida!

¿Acaso nos merecemos

los golpes de tu cólera?

 

ANA

¡Estás equivocado!

¡Cartago es poderosa!

Nuestra encantadora reina

ama a un héroe victorioso.

Una cadena de flores los entrelaza

y muy pronto se unirán.

¡Ésa es la desgracia

Que nos reserva el futuro!

 

Nº 32 - Marcha para la entrada de la Reina

 

(Sobre el tema del Himno Nacional.)

 

(Entran Dido, Eneas, Panteo, Iopas y Ascanio.

Dido se sienta junto a Ana en un estrado;

Eneas y Narbal lo hacen cerca de ellas.)

 

Nº 33 - Ballets

 

a) Baile de las bailarinas egipcias

 

b) Baile de las esclavas

 

c) Baile de las esclavas nubias

 

ESCLAVAS NUBIAS

¡Ah! ¡Ah!

Amaloué

Midonaé

Faï caraïmé

Deï beraïmbé

¡Ah! ¡Ah!

 

(La reina desciende del estrado y se recuesta

sobre un diván, de manera que presenta su

perfil derecho al espectador. Eneas de pie)

 

Nº 34 - Escena y Canto de Iopas

 

DIDO

(aburrida)

Es suficiente, hermana mía,

me aburre esta fiesta inoportuna...

 

(A un gesto de Ana los bailarines se retiran.)

 

Iopas:

¡Canta con tu dulce voz,

un poema pastoril!

 

IOPAS

El deseo de la reina

es una orden para mí.

 

(Un arpista tebano se sitúa junto a Iopas y lo

acompaña en su canto. El vestido del arpista es

el de un sacerdote egipcio.)

 

¡Oh, dorada Ceres!

Cuando recubres nuestros campos

con tus vestiduras

de fresco verdor,

¡qué dichosos nos haces!

Del viejo granjero

al joven pastor,

todos reconocen y bendicen

la abundancia

que tú les otorgas.

¡Oh, dorada Ceres! etc.

Del tímido pajarillo

al juguetón cordero;

del vendaval de la llanura

a la suave brisa,

todos cantan tus bondades.

Fecunda Ceres, etc.

 

Nº 35 - Recitativo y quinteto

 

DIDO

(Interrumpiéndolo.)

Perdona, Iopas, pero incluso tu voz

es incapaz de calmar la inquietud

que me invade esta tarde...

 

ENEAS

(Se sienta a los pies de Dido)

¡Querida Dido!

 

DIDO

Eneas

¡ah! compláceme

y acaba el relato que comenzaste

de tu largo viaje

y las desgracias de Troya.

Cuéntame qué sucedió

con la bella Andrómaca...

 

ENEAS

¡Ay! Pirro la convirtió en su esclava

y ella sólo deseaba la muerte.

Pero el ferviente amor

que ese príncipe sentía por ella,

al fin venció

a los más queridos recuerdos...

Tras muchas dudas y rechazos,

ella consintió

en desposarse con Pirro.

 

DIDO

¿Cómo?... ¡La viuda de Héctor!

 

ENEAS

Ahora, ella está sentada

en el trono de Epiro.

 

DIDO

¡Oh, pudor!

 

(Aparte.)

 

Todo coincide.

Esto hace que mis remordimientos se disipen...

 

(Ascanio, apoyado sobre su arco y semejante a

una estatua de Amor, se ríe cerca de la reina.

Ana apoya su codo sobre el respaldo del lecho

de Dido. Detrás de Ana, Narbal e Iopas en pie.)

 

¡Andrómaca casada con el asesino de su padre!

¡Con el hijo de quien mató a su ilustre esposo!

 

ENEAS

Ella ama a quien la conquistó,

aunque sea el asesino de su padre

y el hijo de quien mató a su ilustre esposo.

 

DIDO

Esto hace que mis remordimientos, etc.

 

(Dido tiene el brazo izquierdo sobre la espalda de

Ascanio, de tal forma que su mano cuelga ante el

pecho del niño, el cual retira sonriendo del dedo

de la reina el anillo de Siqueo, que Dido toma

después con aire distraído y que se olvida sobre el

lecho al levantarse.)

 

ANA

(Señalando a Ascanio.)

Mira, Narbal, la manita de ese niño,

como si fuera Cupido,

devuelve a Dido

el anillo que ella ha olvidado.

 

IOPAS Y NARBAL

Mira, Narbal / la manita, etc.

 

DIDO

(como soñando)

¡El hijo de quien mató a su ilustre esposo!...

Esto hace que mis remordimientos se disipen...

 

ENEAS

Dido suspira...

¡Pero el remordimiento de su corazón

desaparece!

Dido suspira…

Pero su corazón, sí, su corazón perdona.

 

ANA, IOPAS Y NARBAL

Esto hace que sus remordimientos se disipen...

 

Nº 36 - Recitativo y Septeto

 

ENEAS

Pero no pensemos más en esos tristes recuerdos.

 

(Se levanta.)

 

¡Qué noche tan espléndida!

Venid, querida Dido,

disfrutemos de esta acariciadora brisa.

 

(Dido se alza a su vez.)

 

DIDO, ENEAS, ASCANIO, ANA, IOPAS

NARBAL, PANTEO, CORO

¡Todo respira paz a nuestro alrededor!

La noche extiende su velo y la mar murmura,

soñando, los sonidos más dulces.

 

(Todos, excepto Eneas y Dido, se retiran poco

a poco hacia el fondo de la escena y acaban por

desaparecer)

 

Nº 37 - DÚO

 

(Claro de luna.)

 

DIDO, ENEAS

¡Noche de embriaguez y éxtasis infinito!

Estrellas de la corona del rubio Febo,

¡derramad sobre nosotros vuestra luz bendita!

Flores de los cielos, ¡sonreíd al inmortal amor!

 

DIDO

En una noche como ésta, Venus, tu madre,

coronada de flores siguió al bello Anquises

hasta el bosque de Ida.

 

ENEAS

En una noche como ésta, Troilo, loco de amor,

se reunió bajo las murallas de Troya

con la bella Crésida.

 

DIDO, ENEAS

¡Noche de embriaguez y éxtasis infinito!

Estrellas de la corona, etc.

 

ENEAS

En una noche como ésta,

la virginal Diana dejó caer al fin su velo

ante los ojos de Endimión.

 

DIDO

En una noche como ésta el hijo de Citérea

¡recibirá la ternura embriagadora

de la reina Dido!

 

ENEAS

Y en la misma noche, ¡ay!,

la injusta reina acusará a su amante,

obteniendo de él el más tierno de los perdones.

 

DIDO, ENEAS

¡Oh, noche de embriaguez y éxtasis infinitos, etc.

 

(Se marchan lentamente cantando y

entrelazados. En el momento en que

los dos amantes, aún cantando el dúo,

salen de escena, Mercurio aparece

súbitamente junto a la columna en la

que están apoyadas las armas de Eneas.

Se acerca a la columna y golpea con su

báculo el escudo de Eneas que resuena

con un sonido lúgubre y prolongado.)

 

MERCURIO

(Con voz grave, y señalando hacia el mar.)

¡Italia! ¡Italia! ¡Italia!

 

(Desaparece.)

 

ACTO QUINTO

 

Escena Primera

 

(Campamento troyano junto al mar. Se aprecian

las naves troyanas atracadas en el puerto.

Anochece. Un joven marinero frigio se balancea

en lo alto del mástil de un navío. Dos centinelas

hacen guardia al fondo de la escena.)

 

Nº 38 - Canción de Hilas

 

HILAS

Desde el amanecer

estoy cantando

en este vallecillo sonoro, ¡ay!

Bajo tus grandes árboles

¿aún puede cantar el pobre Hilas?

Acuna dulcemente en tu seno,

¡oh, poderoso mar! al hijo de Díndimo.

Fresca enramada,

acogedor refugio

contra los fuegos diurnos, ¡ay!

¿Cuándo darás perfumada sombra

al pobre Hilas?

Acuna dulcemente en tu seno,

¡oh, poderoso mar! al hijo de Díndimo.

Humilde cabaña

donde mi madre

me dijo adiós.

 

PRIMER CENTINELA

Está soñando con su patria...

 

SEGUNDO CENTINELA

A la que no volverá a ver.

 

HILAS

¡Ay!

¿Volverá a ver tu añorada miseria,

el pobre Hilas?

Acuna dulcemente en tu seno,

¡oh, poderoso mar! al hijo...

 

(Se duerme.)

 

Nº 39 - Recitativo y Coro

 

(Entran Panteo y otros jefes troyanos.)

 

PANTEO

¡Preparad todo, hay que zarpar!

El afligido Eneas

ve con pesadumbre la angustia de la reina,

pero la gloria y el deber romperán su cadena.

Su corazón será fuerte en el momento del adiós.

 

PANTEO, JEFES

Cada día que pasa, crece la cólera de los dioses.

Funestos presagios nos advierten.

La mar, los montes y los bosques gimen.

Se oye el choque de armas invisibles.

Al igual que en Troya, aquella fatídica noche,

Héctor, con mirada terrible, se nos aparece.

Un cortejo de espectros lo acompaña.

Y esos muertos, llenos de ira,

la noche pasada gritaron por tres veces...

 

LAS SOMBRAS

¡Italia! ¡Italia! ¡Italia!

 

PANTEO, LOS JEFES

¡Dioses vengadores! ¡Ésa es su voz!...

Hemos desobedecido demasiado tiempo

la orden del cielo.

¡Abandonemos sin tardanza estas playas funestas!

¡Preparadlo todo! ¡Mañana debemos partir!

 

(entran e las tiendas.)

 

Nº 40 - Dúo

 

(Los dos centinelas hacen la ronda, cruzándose

en medio de la escena, de manera que el que

estaba a la izquierda ahora está a la derecha y

viceversa)

 

PRIMER CENTINELA

¡Por Baco! ¡Qué ansia por ir a Italia!

¡No entiendo nada!

 

SEGUNDO CENTINELA

Ni yo.

 

PRIMER CENTINELA

Aquí se está bien.

¡La vida nos sonríe!

 

SEGUNDO CENTINELA

En la mesa siempre hay

buen vino y carne magra.

 

PRIMER CENTINELA

A mi bella cartaginesa

ya puedo hablarle en fenicio.

 

SEGUNDO CENTINELA

La mía comprende el troyano,

y me obedece sin buscar pelea.

 

PRIMER CENTINELA

¿La tuya comprende el troyano?

 

SEGUNDO CENTINELA

Y Me obedece sin buscar pelea.

A las mujeres de aquí, les gustan los extranjeros.

 

LOS DOS

¡Ya lo creo! ¡Se vuelven locas por nosotros!

 

PRIMER CENTINELA

¡Y nuestros jefes quieren que cambiemos

estas dulzuras por un largo viaje!

 

SEGUNDO CENTINELA

¡Las caricias de la tormenta!

 

PRIMER CENTINELA

El hambre.

 

SEGUNDO CENTINELA

La sed.

 

PRIMER CENTINELA

¡Mil y una penalidades!

 

SEGUNDO CENTINELA

¡Y todos los peligros de la mar!

 

PRIMER CENTINELA

¡Maldita locura!

 

SEGUNDO CENTINELA

Por ir a Italia...

 

PRIMER CENTINELA

Donde viviremos del sudor de nuestra frente...

 

LOS DOS

¡Hasta rompernos los huesos!

 

SEGUNDO CENTINELA

¡Otra vez hacernos a la mar!

 

PRIMER CENTINELA

¡Otra vez hacernos a la mar!

¡Ése es el premio por nuestra lealtad!

 

SEGUNDO CENTINELA

¡Calla!

Por ahí veo venir a Eneas.

 

(Los centinelas se alejan y desaparecen.)

 

Nº 41 - Recitativo y Aria

 

ENEAS

(Entrando, muy agitado.)

¡Inútiles recuerdos! ¡Debo dejar Cartago!

Dido lo sabe... su desesperación, su desasosiego...

Cuando la vi, mi valor flaqueó...

Pero mi deber... ¡lo exige!

No puedo olvidar la mortal palidez de su rostro;

su silencio... la llama sombría de sus ojos...

En vano le he hablado de las innumerables

hazañas a las que me tienen destinado los dioses;

la grandeza de mi ardua empresa;

el porvenir de mi hijo y de todos los troyanos;

la heroica muerte que el destino

me tiene reservada

para culminar mi vida en los campos italianos.

Nada de esto la ha hecho ceder...

Sin vencer su silencio,

escapé de su terrible mirada.

¡Ah, pronto llegará el día de los amargos adioses,

de las lágrimas y de la angustia!

¿Cómo contemplar sin sufrir tanto dolor?

¡Debo luchar contra mí mismo y contra ti, Dido!

¡Romperte el corazón!

¡Implorar tu perdón!

¿Tendré valor?...

Abandona Cartago sin despedirme de ti, pero...

¡Puede que muera sin volverte a ver!

¿Sin verte?... ¡Cobarde!

¿Desdeñar el deber sagrado de la hospitalidad?

¡No, no, reina adorada,

alma sublime y por mí rechazada!

¡Oh, reina adorada, quiero verte otra vez!

Tomar de nuevo tus trémulas manos,

mojar tus rodillas con mis amargas lágrimas.

Estoy completamente roto por la desesperación.

 

Nº 42 - Escena

 

CORO DE ESPECTROS

¡Eneas!...

 

ENEAS

¡Otra vez esas voces!

 

(Los cuatro espectros con velos aparecen

sucesivamente, dos a cada lado de la boca

del escenario y otros dos al fondo de la escena.

Alrededor de la cabeza de cada uno de ellos

brilla una corona de pálidas llamas.)

 

ENEAS

Mensajero del más allá,

¿quién te ha hecho salir de tu oscura morada?...

 

ESPECTRO DE PRÍAMO

(Visible.)

Tu debilidad y tu gloria...

 

ENEAS

¡Ah!... ¡Quisiera morir!

 

EL ESPECTRO DE PRÍAMO

¡No te retrases!

 

ESPECTRO DE COREBO

(Invisible.)

¡Ni un solo día!

 

ESPECTRO DE HÉCTOR Y CASANDRA

(Invisibles.)

¡Ni una hora!

 

ESPECTRO DE PRÍAMO

(Alzando su velo ante Eneas.)

¡Soy Príamo! ¡Debes vivir y partir!

 

(Su corona se apaga y desaparece. Eneas, se

lanza extraviado hacia el lado derecho de la

escena y se encuentra al espectro de Corebo.)

 

ESPECTRO DE COREBO

(Alzando su velo.)

¡Soy Corebo!

¡Debes partir y vencer!

 

(Su corona se apaga y desaparece. Al fondo de

la escena y aparecen los otros dos espectros.

Casandra a su izquierda, apoyada en la espalda

de Héctor, el cual está armado de pies a cabeza.)

 

ENEAS

(Reconociéndolos)

¡Héctor!... ¡Dioses del Erebo!

¡Casandra!

 

ESPECTROS DE CASANDRA Y HÉCTOR

¡Debes vencer y fundar!...

 

(Sus coronas se apagan y desaparecen.)

 

ENEAS

¡Cedo a vuestras despiadadas órdenes!

¡Obedeceré, espectros inexorables!

¡Dioses, me habéis convertido en un ingrato!

¡Sacrificaré a Dido

cerrando los ojos!

 

Nº 43 - Escena y Coro

 

ENEAS

(Pasando entre las tiendas.)

¡En pie, troyanos, despertaos, alerta!

¡El viento es favorable, la mar nos espera!

¡Despertaos!

¡Zarparemos antes del amanecer!

 

LOS TROYANOS

(Desde las tiendas.)

¡Alerta!... ¿Oís la voz de Eneas?

 

(Salen de sus tiendas.)

 

¡Despertad a todos!...

 

ENEAS

(A un jefe.)

¡Corre! Lleva esta orden al asombrado Ascanio:

¡Que se levante y venga inmediatamente a bordo!

Hay que zarpar antes del amanecer.

¡Dioses, pronto cumpliré mi destino!

¡Alerta, amigos! ¡No nos demoremos!

¡Cortad las amarras! ¡Ha llegado el momento!

¡A la mar! ¡A la mar! ¡A Italia! ¡A Italia!

 

CORO

Ya amanece, ¡no nos demoremos!

¡Cortemos las amarras! ¡Ha llegado el momento!

¡A la mar! ¡A la mar! ¡A Italia! ¡A Italia!

 

ENEAS

(Se vuelve hacia el palacio de Dido.)

¡Mi alma queda junto a ti! ¡Adiós!

¡Perdóname, Dido!

El impaciente destino me llama...

¡Por la voluntad de los muertos te soy infiel!

 

(Todos se precipitan fuera de la escena en varias

direcciones, como para preparar la partida.

Vemos algunos barcos que comienzan a moverse.

Destellos de luz lejana.)

 

Nº 44 - Dúo y Coro

 

DIDO

Entre todo este griterío

te he buscado por todas partes y...

¡Mis ojos no creen lo que están viendo!...

¿Huyes?

 

ENEAS

¡En mi profundo dolor, querida Dido,

abandóname!

 

DIDO

¿Te vas?... ¿Te vas?... ¿Y sin remordimientos?...

Por tu empresa italiana

has desdeñado el cetro de Libia

y me has arrancado el corazón.

 

ENEAS

He dudado demasiado

en obedecer las órdenes de los dioses…

 

DIDO

¡Te marchas!...

¡Caminas tras tu destino y me abandonas!

¡No te importa mi profundo dolor!

 

(Ve a un grupo de troyanos que, mirándola,

sonríen)

 

¡Y mi real belleza es la mofa

de tus insolentes e ingratos troyanos!

 

ENEAS

¡Dido!

 

DIDO

¡Tanta miseria no merece

ni una sola lágrima de tus ojos!

¿Te marchas?... ¡No, no fue Venus quien te parió,

sino alguna repugnante loba del bosque!

 

ENEAS

¡Reina, mi alma te pertenecerá por siempre!

La llama del amor ha prendido en mí

y hasta el último día

mi corazón vivirá por esa llama...

 

DIDO

¡Cállate! Nada te detiene.

La muerte que planea sobre mi cabeza,

mi vergüenza, mi amor, nuestro himeneo,

¡mi nombre en el libro de oro desde el día aciago!

Aun si de tu amor yo tuviera una prenda...

Sí, si en mi seno

se cobijara un hijo de Eneas,

con unos rasgos que me recordaran a ti...

Entonces me sentiría menos abandonada...

 

ENEAS

Te amo, Dido. ¡Perdóname!

La orden divina me obliga a dejarte.

 

(Se escucha la fanfarria de la marcha troyana.)

 

DIDO

¡Esos sones te llaman a la gloria!

Estás ansioso...

¿Te marchas?

 

ENEAS

Debo partir...

 

DIDO

¿Te marchas?

 

ENEAS

Aunque marchara hacia la muerte,

debo obedecer a los dioses.

¡Me voy queriéndote!

 

DIDO

¡Que mis lamentos no te demoren más tiempo!

¡Monstruo sin entrañas! ¡Vete, pues! ¡Vete!

¡Te maldigo a ti y a tus dioses!

 

(Ella sale.)

 

(Grupos de soldados troyanos ocupados en los

preparativos de la partida, pasan camino de los

barcos.)

 

ENEAS, LOS TROYANOS

¡Italia!

 

(Ascanio llega conducido por un jefe troyano.

Eneas embarca en su nave)

 

Escena Segunda

 

(Habitación de Dido. El día comienza.)

 

Nº 45 - Escena

 

DIDO

Deja, hermana mía, de llorar.

De mi alma abatida ha huido el orgullo.

¡Vete! Esta partida me aflige...

Ya le veo alejarse.

 

ANA

¡Ay de mí! Yo he sido la única culpable,

al obligaros a formar otros nudos.

¿Se puede luchar contra los dioses?

Su partida es inevitable,

aunque esté enamorado.

 

DIDO

¿Él, amarme? ¡No! ¡No! ¡Su corazón es de hielo!

¡Ah! Yo sé bien lo que es amar...

Aunque el mismísimo Júpiter me hubiese

prohibido amar, mi amor hubiera desafiado

la prohibición del dios.

Pero ve, hermana mía, con Narbal,

y suplícale que me conceda sólo algunos días más.

Humildemente se lo imploro:

lo que hice por él, ¿podrá olvidarlo?

¿Rechazará mi última petición?

 

Nº 46 - Escena

 

CORO

(Lejano, tras el escenario.)

¡Mirad!... ¡Seis barcos! ¡Siete!... ¡Nueve! ¡Diez!

 

IOPAS

(Entrando.)

¡Los troyanos han zarpado!

 

DIDO

¿Qué dices?

 

IOPAS

Antes del amanecer, su flota ya estaba en el mar.

¡Aún se puede ver!

 

DIDO

¡Dioses inmortales! ¡Se marcha!

¡A las armas, tirios!

¡Cartagineses, perseguid a los troyanos!

Tomad vuestros remos,

volad sobre las aguas con teas encendidas

¡y quemad sus barcos!

Que la ciudad entera...

¿Pero qué digo? ¡Impotente furor!

¡Sufre tu suerte y desesperación,

devora tu dolor,

oh, desventurada!

¡Este es el pago a mi profundo amor!

¡Y yo que le ofrecí un trono! ¡Ah!

Es necesario exterminar a esa raza vagabunda,

a esos malditos, y dispersar sobre las olas

los despojos de sus cuerpos.

¡Ha llegado la hora de que él pague su perfidia,

de entregar su flota a las llamas,

de vengarme de Eneas y servirle

el cuerpo de su hijo en un macabro festín!

¡Ayudadme, dioses infernales!

¡El Olimpo permanece sordo para mí!

¡Ayudadme! ¡Que mi corazón se llene con un odio

terrible por ese fugitivo al que tanto amé!

¡Que Plutón venga en mi ayuda!

Para apaciguar mis dolorosos sufrimientos,

¡que se ofrezca un sacrificio a las sombrías

deidades del reino de los muertos!

¡Preparad la hoguera!

¡Que las promesas de ese pérfido

y mis sentimientos hacia él,

desaparezcan engullidos por las lívidas llamas!

¡Salid!

 

NARBAL

(A Ana.)

Su mirada me espanta. ¡Oh, princesa, calmaros!

 

DIDO

¡Ana, sigue a Narbal!

 

ANA

¡Que mi hermana me perdone!

 

DIDO

¡Soy tu reina y te lo ordeno!

¡Déjame sola, Ana!

 

(Ana, Narbal e Iopas salen.)

 

Nº 47 - Monólogo

 

(Dido durante la escena se arranca los cabellos,

se golpea el pecho y lanza gritos inarticulados.)

 

DIDO

¡Ah! ¡Ah!

 

(Se detiene bruscamente.)

 

Voy a morir...

¡Sumergida en un inmenso dolor

y sin ser vengada!...

¡Muramos, pues!

¡Sí, puede que él tiemble ante el brillo lejano

de la llama de mi hoguera!

Quizá quede en su alma un poco de piedad.

Puedes ser que llore por mi horroroso destino.

¡Él me llorará!...

¡Eneas! ¡Eneas!

¡Oh, mi alma, en la hora de la noche eterna,

sigue encadenada a la suya!

¡Venus! ¡Devuélveme a tu hijo!

¡Inútil plegaria de un corazón que se desgarra!

Dido sólo espera la muerte.

 

Nº 48 - Aria

 

DIDO

¡Adiós, orgullosa ciudad,

a la que un tenaz esfuerzo hizo floreciente!

Mi tierna hermana que me sirvió errante, adios.

Adiós, a mi pueblo.

Adiós, playas veneradas, que lo acogisteis.

Adiós, bello cielo africano, estrellas que admiré

en las noches de embriaguez y éxtasis infinito.

¡Ya no os veré más, mi camino ha terminado!...

 

(Sale con paso lento.)

 

Escena Tercera

 

Nº 49 - Ceremonia Fúnebre

 

(Un rincón de los jardines de Dido, al borde

del mar. Una gran hoguera está colocada; se

asciende a ella por escalones laterales. Sobre la

plataforma de la hoguera hay un lecho, una toga,

un casco y un busto de Eneas.)

 

(Entran los sacerdotes de Plutón, vestidos con

trajes fúnebres. Vienen en procesión y se agrupan

junto a dos altares donde brillan llamas verdosas,

después Ana, Narbal, y al fin Dido con velo y

coronada de hojas. Durante la primera parte del

coro de los sacerdotes, Ana, aproximándose a su

hermana, le suelta la cabellera y le ata la

sandalia del pie izquierdo.)

 

SACERDOTES DE PLUTÓN

¡Dioses del olvido, dioses del Ténero,

al este corazón herido dad fuerza y sosiego!

¡Desde las profundidades del negro Tártaro,

escuchadnos, Hécate, Erebo, y tú Caos!

 

ANA, NARBAL

(Extendiendo el brazo derecho hacia el mar.)

Si está prescrito que Eneas llegue a Italia,

¡que tenga una obscura muerte!

¡Que el pueblo latino se oponga a su paso!

Herido, en el fragor del combate,

quede abandonado su cuerpo

sobre la ensangrentada arena,

¡para servir de pasto a los pájaros!

¡Escuchadnos, Hécate, Erebo, y tú, Caos!

 

SACERDOTES, ANA, NARBAL

Dioses del olvido, dioses del Ténero, etc

 

Nº 50 - Escena

 

DIDO

(Hablando como en sueños.)

Plutón... parece que me es propicio...

En este cruel instante... Narbal... hermana mía...

Ya está hecho... Acabemos el piadoso sacrificio...

Siento volver la calma... a mi corazón.

 

(Dos sacerdotes llevan el primer altar y se

adelantan de izquierda a derecha, otros dos

llevan y el segundo lo hacen de derecha a

izquierda, encontrándose ante la hoguera. Dido,

el pie derecho desnudo, el cabello suelto, tras

dejar sobre uno de los altares su corona de hojas,

los sigue decidida. Ana está de rodillas a la

derecha y Narbal a la izquierda; en medio el gran

sacerdote de Plutón que extiende, sosteniendo

con dos manos, la antorcha plutónica hacia la

hoguera. Decidida, Dido asciende con paso

rápido los escalones de la hoguera. Llegada a

la cima, se viste la toga de Eneas, se quita el velo

bordado de oro que le cubre la cabeza y tirando

uno y otro sobre la hoguera dice:)

 

Funestas prendas de un desgraciado amor,

¡que se quemen junto con vosotras mis penas!

 

(observando las armas de Eneas.)

 

¡Ah!

 

(Se tiende sobre el lecho, al que se abraza entre

sollozos convulsivos. Luego se levanta y, tomando

la espada de Eneas, dice con tono profético:)

 

Mi recuerdo vivirá por siempre.

Mi pueblo cumplirá heroicos destinos.

Un día, sobre esta misma tierra africana,

Surgirá de mis cenizas un glorioso vengador...

Escucho ya sonar el nombre del conquistador.

¡Aníbal! ¡Aníbal! ¡Mi alma se llena de orgullo!

¡Basta de recuerdos amargos!

¡Es así como hay que descender a los infiernos!

 

(Saca la espada de la vaina, se hiere y cae sobre

el lecho.)

 

Nº 51 - Coro

 

TODOS

¡Ah! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡La reina se ha herido!

 

(Narbal sale como para buscar socorro.)

 

CORO

(Tras la escena y acudiendo.)

¡Qué gritos! ¡Ah!

¡Bañada en sangre muere la reina!

 

(Narbal regresa, el gran coro entra en escena.)

 

¿Es cierto?... ¡Día funesto!

 

DIDO

(Se yergue apoyada en el codo.)

¡Ah!

 

(Vuelve a caer.)

 

ANA

(Sobre la hoguera.)

¡Hermana mía!

 

(Dido se alza de nuevo.)

 

DIDO

¡Ah!

 

(Alza la vista al cielo y cae gimiendo.)

 

ANA

¡Soy yo!

¡Es tu hermana quien te llama!

 

DIDO

(Se levanta a medias.)

¡Ah! ¡El destino adverso!... ¡Implacable furor!...

¡Cartago perecerá!

 

Nº 52 - Imprecación

 

(Aparece en la lejanía el Capitolio de Roma en

cuya fachada reluce la palabra Roma. Ante un

emperador, rodeado de artistas, desfilan las

legiones. Durante esta apoteosis, invisible para

los cartagineses, se escucha a lo lejos la marcha

troyana transmitida por la tradición a los

romanos y transformada en su canto triunfal.)

 

DIDO

¡Roma!... ¡Roma!... ¡Inmortal!

 

(Cae y muere. Ana cae desvanecida a su lado.

El pueblo avanza hasta primer término y, dando

vueltas a la hoguera, lanza su imprecación,

primer grito de la Guerra Púnica, contrastando

con la solemnidad de la marcha triunfal.)

 

CORO

¡Odio eterno a la raza de Eneas!

¡Que una guerra encarnizada

enfrente a nuestros hijos contra los suyos!

¡Que nuestros naves aborden a las suyas

y las lleven a lo más fondo del océano!

¡Que por mar y tierra nuestros descendientes

masacren a los suyos y sean la gloria del mundo!

 

grande duetto d'amore fra Didone ed Enea, Gregory Kunde and Susan Graham