*Overtura, Op. 21.

NOVIEMBRE...

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

*SINFONÍA PARA CUERDAS, Nº 10 Y Nº 12.

*OCTETO PARA CUERDAS EN MI BEMOL MAYOR, OP. 20.

*CONCIERTOS PARA PIANO Y ORQUESTA, Nº 1 Y Nº 2.

*OBERTURA "LAS HÉBRIDAS", OP. 26 ("LA GRUTA DE FINGAL").

*SINFONÍA Nº 3 EN LA MENOR, OP. 56 ("ESCOCESA").

La precocidad de Jakob Ludwig Felix Mendelssohn Bartholdy

 

n la historia de la música Felix Mendelssohn personificó uno de los escasos ejemplos de madurez precoz. De niño él y su hermana Fanny crearon una sensación semejante a la provocada por los pequeños Wolfgang y Nannerl Mozart. Desde la más tierna infancia Felix evidenció notables dotes musicales que le permitieron estudiar piano con Ludwig Berger, violín con C. W. Hanning y teoría musical con Carl Friedrich Zelter. Se presentó como pianista a la edad de nueve años y cuando el célebre virtuoso Ignaz Moscheles fue invitado a completar la instrucción del niño descubrió que ya no tenía nada más que enseñarle.

En 1821 Zelter presentó a su alumno favorito a Goethe. Si bien Felix no tardó en entusiasmarse con la obra del gran escritor, también acercó a éste a la música de Bach y Beethoven. El banquero Abraham Mendelssohn, padre de Felix e hijo de Moisés Mendelssohn, filósofo judío de la Edad de la Razón, recibió en su casa a otros escritores tales como Heine y Müller (autor de los textos de los ciclos La bella molinera y El viaje de invierno, de Schubert), pintores, escultores e intelectuales. Entre los músicos, Carl Maria von Weber fue un visitante asiduo. Todas esas presencias estimularon las inquietudes del niño, quien también abordó con habilidad la pintura y la literatura además de la música.

1825 fue un año decisivo para su futura carrera. Entonces compuso su Octeto para cuerdas y la mágica obertura para el Sueño de una noche de verano de Shakespeare; además el padre del joven se convenció que éste debería dedicarse a la música y lo llevó a París. Allá lo presentó a Cherubini, director del Conservatorio, conocido por su severidad. Sin embargo el famoso compositor no pudo ocultar su asombro y admiración al escuchar al adolescente.

 

Sueño de una noche de verano

 

ueño de una noche de verano, es una comedia romántica escrita por William Shakespeare alrededor de 1595. Es considerada como uno de los grandes clásicos de la literatura teatral mundial. Al parecer fue escrita con motivo de la conmemoración de la boda de Sir Thomas Berkeley y Elizabeth Carey, en febrero de 1596.

Los principales temas de esta obra son los sueños y la realidad, el amor y la magia. Esta comedia relata la historia de dos parejas de enamorados  que  sufren y disfrutan por causa de su amor y de las argucias de sus enamorados. El trasfondo común se encuentra en las celebraciones de la boda entre el duque e Hipólita.

 

 

La visión de Felix Mendelssohn

 

n 1826, Felix Mendelssohn, de 17 años, descubre a Shakespeare. El milagro concretado por su pluma se genera mucho más por la asimilación subconsciente del potencial poético de la obra que por la voluntad reflexiva de hallar un equivalente sonoro a la féerie shakespeariana: el niño prodigio, a quien tuviera Goethe sobre sus rodillas recupera su alma de infante. El misterio de esos seres inmateriales que se arremolinan en un mundo irracional, en torno a dos parejas, Teseo/Hipólita y Oberón/Titania, le fascina; y despierta en él imágenes musicales asaz más originales que aquellas otras, acaso más convencionales, que circulan por el Octeto para cuerdas escrito en 1825. Cuando retome el tema en 1843, a requerimiento del Rey Federico Guillermo de Prusia, que hiciera de Mendelssohn su músico oficial, se reproducirá el milagro de 1826. Atrapado por esta ópera que jamás llegará a concretar y componer, Mendelssohn no por ello dejará de identificarse con un género en el que descuella: el "divertissement" poético.

Rebosando juventud, según Robert Schumann, la Obertura de el Sueño de una Noche de Verano propone una visión abreviada pero fiel del espíritu que reina en la comedia feérica. Pletórica y sugestiva, la música se abstiene no obstante de delinear todo programa preciso: limitándose a traducir, en cambio, un manojo de impresiones coloreadas en las cuales seria vano buscar correspondencias con la acción escénica que habrá de acaecer. A lo sumo se subrayan motivos secundarios característicos de ciertos personajes (Bottom y los artesanos en particular) que reaparecerán naturalmente en la música de escena.

Cuatro acordes mágicos ubicados en la región aguda de los instrumentos de viento bastan para crear el hechizo; poco después la Obertura emprende vuelo sobre un tapiz de cuerdas estremecidas, para organizarse en lo formal en un clásico allegro de sonata. Con medios simplistas Mendelssohn ha logrado generar una sensibilidad nueva, muy distante de la de Schubert o de Weber, en un decorado quasi-impresionista. Su orquesta, en verdad, maravilla por su flexibilidad, su luminosidad, y su eficiencia: anticipa en gran medida los hallazgos del futuro Berlioz... Y cuando, al término de la Obertura, vuelven a aparecer los acordes fatídicos, se rompe el encantamiento. . .

La música compuesta para escoltar el curso de la obra teatral, comprende una decena de trozos sinfónicos y corales entremezclados con recitativos hablados.

Comarca predilecta del verbo mendelssohniano, el Scherzo que se ejecuta inmediatamente después del primer acto, recuerda al del Octeto para Cuerdas, por la elección de las medias tintas y la sutileza de la orquesta, admirable en las oposiciones de cuerdas-vientos, que libera, al tiempo de concluir, una flauta realizando un trecho vertiginoso.

Sobre un eco de los últimos acentos del Scherzo, se entabla un rápido intercambio verbal entre el duende Puck y un hada. Luego, Titania, la reina de las hadas, hace su entrada rodeada de su séquito. La imaginación de Mendelssohn hace prodigios de esta situación: la marcha de estos seres habitualmente movidos por un toque de varita mágica es uno de los episodios más enrarecidos de la partitura, puesto que sostiene la más honrosa comparación con el Scherzo de la Reina Mab de La Condenación de Fausto, de Berlioz.

Una pirueta de Puck, y he aquí el célebre Lied en cuyo transcurso dos hadas dialogan con sus pares, en tanto Titania busca su reposo. Se trata de una suerte de berceuse, de melodía muy fresca y envuelta en un acom- pañamiento vaporoso de carácter obstinado. Y de improviso, Oberón recurre a los sortilegios y se hace invisible.

El Intermezzo, que debe ejecutarse al finalizar el segundo acto, entremezcla el drama: Hermia busca a Lisandro en todas partes y termina por extraviarse en la foresta. El pánico de la hija de Egeo (a la búsqueda de su amado) se resume en un curso jadeante a través de follajes estremecidos y cómplices, marcado por algunas detenciones dolorosamente interrogativas. La escena concluye sobre una escenilla insólita de esos torpes y groseros artesanos (Quince, Snug, Bottom, Flute, Snout y Starveling) que ensayan para representar la comedia.

El gran Nocturno que sigue, evoca el sueño de las parejas abrazadas, en el rocío de la atmósfera estival, tan propicia a la modorra. Mientras el primer corno entona la exquisita melodía, se hace oír un balanceo continuo de las cuerdas, contrariado por el delicado movimiento de las flautas. La deslumbrante escritura y la magistral orquestación de esta página deslumbrante revelan un Mendelssohn desconocido, sensual y hedonista, en oposición de la imagen puritana que la historia ha podido endosarle.

El comienzo del quinto acto resuena con los acentos de la celebérrima Marcha Nupcial que tanto ha hecho por cimentar la gloria del compositor. Marcha plena de transporte, elevación y solemnidad, que conduce a los futuros esposos a las comarcas de la felicidad terrestre. Una vez unidos, los flamantes desposados asisten a un "divertissement": una farsa tragicómica que les brindan los artesanos. En el instante en que Piramo exhala su último suspiro, se escucha una pequeña marcha fúnebre, presentada en contraste con la gran Marcha Nupcial, a cargo de un clarinete, un fagot y timbales. La farsa culmina sobre la danza rústica de los clowns, que acude al motivo central de la Obertura. La comedia va a concluir en el misterio, tal como había comenzado. Siguiendo a Shakespeare, Mendelssohn convoca a los espíritus haciéndolos surgir de una última vez: "Hadas, Espíritus -canta el coro- el Fuego cubre y va a estallar: apareced!" El encantamiento inicial es quebrado con la reaparición de los cuatro acordes fatídicos.

 

                                                                                    Remi Jacobs

Texto en español e inglés.

Canción con coro

 

Moteadas serpientes de lengua bífida,

espinosos erizos, no os mostréis;

tritones y lucios, no hagáis nada malo,

no os acerquéis a nuestra Reina de las Hadas.

¡No os mostréis!

 

Ruiseñor, con tu melodía

canta nuestra dulce canción.

Que nunca el mal,

ni los hechizos o encantamientos,

alcancen a nuestra amable dama.

Así que ¡buenas noches con esta canción!

 

Tejedoras arañas, no vengáis por aquí.

¡Fuera, zancudas hilanderas, fuera! ¡Fuera de aquí!

Negros escarabajos, no os aproximéis.

Gusanos y caracoles, no ofendáis.

 

Ruiseñor, con tu melodía

canta nuestra dulce canción.

Que nunca el mal,

ni los hechizos o encantamientos,

alcancen a nuestra amable dama.

Así que ¡buenas noches con esta canción!

 

Ahora todo está bien:

que alguno se aleje y vigile.

 

Final

 

Vuestras tenues luces ardan

junto al fuego mortecino.

Todo elfo y toda hada

brinque como pajarillo.

Ahora conmigo cantad

y con grácil pie bailad.

 

Ensayad vuestra tonada:

un trino en cada palabra.

De la mano, pues, cantad

y bendecid el lugar.

 

No tardéis, id, corred

y vedme al amanecer.

 

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Song with chorus

 

You spotted snakes, with double tongue,

Thorny hedgehogs, be not seen;

Newts and blind-worms do no wrong,

Come not near our Fairy Queen.

Hence!

 

Philomele, with melody,

Sing in our sweet lullaby,

Never harm, nor spell, nor charm,

Comeour lovely lady nigh.

So good night with lullaby.

 

Beetles black approach not near:

Worm nor snail do no offence;

Weaving spiders come not here:

Hence you long-legged spinners,

Hence!

 

Philomele, with melody, etc.

 

Hence, away: now all is well:

One aloof stand sentinel.

 

Finale

 

Through the house give glimmering light,

By the dead and drowsy fire;

Every elf and fairy sprite

Hop as light as bird from briar;

And this ditty after me

Sing, and dance it trippingly.

 

First rehearse your song by rote,

To each word a warbling note;

Hand in hand, with fairy grace,

Will we sing and bless this place

Through the house, etc.

 

Trip away: make no stay:

Meet me all by break of day.

 

 

 

 

 

 

 


Felix Mendelssohn, nació en el seno de una familia Judía, por parte paterna y materna. Sus padres, Abraham Mendelssohn (1776-1835) y Lea Salomon (1777-1842), a quien llamaban familiarmente Lilla.

En la casa de Salomon, la música era importante; allí se conocía perfectamente la obra de Bach, y Lea hablaba además inglés y francés, y podía leer en versión original, en griego, los poemas de Homero. Este ambiente cultural, resultaría enormemente beneficioso para el futuro del pequeño Felix.

Los orígenes de la familia Mendelssohn pueden seguirse desde el siglo XIII. Entre sus antecesores paternos encontramos al filósofo y teólogo R. Moses Isserles, que vivió en el siglo XVI, y destacados rabinos y juristas establecidos en Alemania, Polonia e Italia. Por parte materna, su tía abuela Sarah Itzig (1761-1854), fue alumna predilecta de Wilhem friedemann Bach, hijo mayor de Johann Sebastian Bach.

Su abuelo paterno Moses Mendelssohn tuvo seis hijos, tres niñas y tres varones, entre ellos Abraham, padre de Felix Mendelssohn, quien vivió algunos años en París como empleado de la casa Fould hasta 1804, que regresó a Alemania para asociarse con su hermano Joseph en un negocio bancario, que llegaría a ser una de las entidades de crédito más importantes de Europa. Después de su enlace matrimonial con Lea, se instaló en Hamburgo hasta 1811, fecha en que la familia se trasladaría definitivamente a Berlín.

Su madre Lea Salomon, apodada Lilla era hija de un banquero de Berlín. El matrimonio Mendelssohn tuvo cuatro hijos y a diferencia del abuelo Moses, que aún intentaba seguir la tradición judía, ellos pertenecían a la aristocracia Judio-alemana, sintiéndose muy identificados con su posición y su país. El matrimonio era de un alto nivel cultural y artístico, concediendo gran importancia a la educación artística de sus hijos, e inculcándoles una severa disciplina de trabajo y amor por la familia.

Cuatro fueron los hijos del matrimonio Mendelssohn: Fanny Caecilie, Felix, Rebekka y Paul.

Su hermana mayor, Fanny, era una joven de gran facilidad para la música, su madre decía que había nacido con los dedos preparados para interpretar las fugas de Bach, lo hacía con solo once años de edad. Pero tenía en contra la actitud paterna, ya que su padre opinaba que por el hecho de ser mujer, le sería suficiente una educación musical sin demasiadas pretensiones, cosa que por suerte no ocurrió con Felix, del que Fanny se convertiría en su mejor amiga.

Paul, el hermano pequeño de Felix, mostraba también grandes dotes musicales.

Felix Mendelssohn se educó en la tradición liberal del Humanismo Alemán, su fe en Cristo estaba basada en la teología de Scheleirmacher. A pesar de sentirse alemán, estaba orgulloso de su origen judío, dualidad que fue una constante presente durante toda su vida, y que le creó situaciones ambiguas respecto a la composición de sus obras religiosas.

Fue un músico precoz, de niño se divertía en sus ratos libres interpretando a Bach y Haendel al piano y descubriendo los errores de escritura o de ejecución de las obras corales o sinfónicas, en las que podía seguir las melodías y la armonía casi a primera vista.

Sus lecciones de piano las recibió, al igual que su hermana Fanny, de su madre Lea. En 1816 se trasladó la familia con los dos hijos mayores a parís, donde Felix recibió clases con Marie Bigot de Morgues. Su padre se planteó la educación de sus hijos de una forma sistemática, no permitiendo que acudieran a las escuelas públicas.

Una vez de regreso en Berlín, Felix recibió clases de violín y viola de un músico de la orquesta de la ópera de Berlín. Amplió sus estudios de piano con Ludwing Berger, uno de los mejores profesores de piano de la época, y estudió también teoría y composición con Carl Friedrich Zelter, antiguo amigo de su padre. Sin la influencia de Zelder, Felix no hubiera conocido y admirado desde tan joven la música de Bach.

En 1820, su padre se convenció de las extraordinarias disposiciones y facultades que su hijo Felix manifestaba para la música, y escribió y dijo la siguiente frase, que dicha por un banquero de la época era un tanto excepcional: “La música será para él quizás un oficio....

Para que la formación artística del pequeño Felix fuera más completa, su padre hizo que tomara clases de dibujo con un profesor de la academia de bellas artes de Berlín, Mendelssohn, durante toda su vida pintó y dibujó extraordinariamente bien, y sus acuarelas y dibujos muestran una gran sensibilidad para el color y una técnica depurada y avanzada. Probablemente, si hubiera llegado tan lejos como en esto otro campo del arte llegó en el que hizo pasar a la historia de los grandes genios.

La familia Mendelssohn estaba orgullosa de todos los elogios logrados por el joven Felix, quien incluso, cuando solo tenía doce años había conseguido por medio de Zelter, ser presentado a Goethe, para quien interpretó algunas piezas. Aún así, los padres de Felix no acababan de ver con buenos ojos que su hijo se dedicara a la música profesionalmente, pero este no hizo caso de los consejos de sus padres y se lanzó de lleno hacia su formación como músico. La decisión de Felix fue respaldada por sus profesores, así como por una serie de personajes que tendrían gran importancia en esta resolución de futuro, como el profesor de música Adolf Bernhard Marx, el pianista de Ignaz Moscheles, el diplomático Carl Kligemann y el Actor Eduard Devrient.

En 1825 tuvieron que trasladarse a París para presentarse ante Luigi Cherubini, director del conservatorio de París, que en esos días contaba con la mejor reputación sobre temas pedagógicos en el campo de la música, para conducirle con su testimonio hacia lo que ellos pensaban. Cherubini lo examinó y dijo “este muchacho es rico, lo hará bien, lo hace ya bien, pero gasta demasiado dinero, se pone demasiada ropa para vestirse”. Mendelssohn, tras escuchar las palabras de Luigi Cherubini decidió regresar a Alemania.

En 1826 compuso La obertura del sueño de una noche de verano, en la que trató de recrear el mundo del teatro Skakesperiano. Prosiguió su formación en Berlín, asistiendo a los cursos de ética, geografía y seminarios de la historia de los movimientos liberales europeos, alternando esta actividad con su asistencia a la escuela de canto, donde practicó orquestación y dirección coral.

En 1829 se embarcó para Londres, y aunque le costó trabajo, al final pudo ofrecer un concierto en el que se pudieron escuchar su Sinfonía en Do menor y su obertura El sueño de una noche de verano. Ambas obras provocaron la admiración de los ingleses.

A continuación viajo a Escocia, después a Gales y volvió a Berlín, donde por esas fechas sus padres celebraban las bodas de plata y como regalo, compuso El regreso del extranjero.

A principios de 1830, la Universidad de Berlín le ofreció una cátedra de música, pero la rechazó. En ese momento su intención era viajar a Italia, máxima aspiración de los artistas románticos de la época. Llegó a Venecia, visitó Bolonia, Florencia, Génova y Milán, en dirección a Suiza, de allí a Munich, donde celebró un concierto benéfico en el que estrenó el recién terminado Concierto para piano y orquesta en Sol menor.

A principios de 1832, Mendelssohn, se instaló en París, donde permaneció seis meses, hizo gran amistad con Chopin y profundizó su relación con Liszt. En junio de 1832, regresa a Berlín. Fue rechazado para cubrir la plaza vacante que Zelter había dejado a su muerte en el cargo de director de la Singakademie, y esto casi supuso un trauma para Mendelssohn. Pero ello, sin embargo sería casi un golpe de suerte, ya que esto iba a permitirle realizar una labor mucho más importante en la vida musical alemana. Se dedicó a la dirección orquestal de Gewandhaus de Leipzig. En verano de 1833 asumió la Philarmonia Orchestra de Londres.

En 1836 conoció en Frankfurt a Cécile Jeanrenaud, de la que se enamoró a primera vista. Era una bella, culta e inteligente joven. Se casaron el 28 de marzo de 1837 y tuvieron cinco hijos. Cécile creó para su marido un lugar apacible y propicio para su trabajo como compositor.

De los cinco hijos del matrimonio, sólo se conocen los datos de cuatro de ellos: Carl (1838-1897), Marie (1839-1897), Paul (1841-1880) y Lilli (1845-1910). En la actualidad, todavía vive algún descendiente de esta rama familiar.

Entre los años 1838 y 1840 su reputación como director y compositor se extendió por toda Europa. Fue requerido por la monarquía inglesa, en especial por la joven reina Videra, encargándose de la organización de festivales de gran tradición en Inglaterra.

Una de sus preocupaciones más apremiantes era la creación de una escuela de música en la que educar a los jóvenes estudiantes, y el 3 de abril de 1843, inauguró el flamante conservatorio de Leipzig.

Al finalizar la pascua de 1844, Mendelssohn fue invitado a Londres por la Orquesta Philarmonia, que pasaba por un mal momento financiero; conocedores de la fama del compositor y la admiración que los músicos y público sentían por él, los miembros de la orquesta le consideraban una posible salvación, y no se equivocaban. El concierto fue un éxito financiero y musical.

Al finalizar esta gira, y de nuevo en Alemania, los médicos le aconsejaron que abandonase su actividad como concertista, debido a sus fuertes dolores de cabeza. A esto se unió la terrible tristeza que le ocasionó la muerte de su hermana Fanny en la primavera de 1847. Ello le hizo alejarse de la vida musical de su ciudad, dedicándose sólo a algunas labores de la docencia en el conservatorio de Leipzig.

Su enfermedad era de carácter mental, reflejándose en unos dolores de cabeza terribles, provocándole desmayos cada vez en periodos más cortos, hasta que el día cuatro de noviembre de 1847, a los 38 años de edad, le sobrevino un terrible ataque que no pudo superar y murió. De esta misma afección, ataque cerebral, murió su abuelo Moses, su padre Abraham y su hermana Fanny. Esa enfermedad era, evidentemente, la terrible carga de su Familia.


Obertura, Op. 21.
Riccardo Chailly.