*Adagio in G minor for Strings & Organ, Concerto No.2 in D minor -II- Adagio, Concerto No. 1 in B flat major Adagio, Concerto No. 5 in A major Andante, Concerto No. 7 in F major Andante.

MARZO...

ADAGIO EN SOL MENOR PARA ÓRGANO Y CUERDAS

*12 CONCIERTOS OP. 9 Y OP. 10.

Tommaso Giovanni Albinoni

 

o deja de ser curioso que la fama presente de un hasta ayer ignorado compositor veneciano del siglo dieciocho, nazca de algunos breves compases de su pluma (o tal vez ni eso...) aderezados por el musicólogo italiano Remo Giazotto (1910-1998) en un Adagio cuya popularidad ha resultado equiparable a la de muchos de los llamados hits de la música popular. Pese a su carácter espurio estos siete minutos de música sentimental han servido a rehabilitar el nombre de Tommaso Albinoni más que lo que hubiesen logrado largos y áridos estudios musicológicos.

Sin embargo, los esfuerzos de Giazotto para reconstruir su biografía se han perdido en conjeturas, datos incompletos y discutibles. Al parecer, Tommaso Albinoni nació y murió en Venecia. Si el registro de la parroquia "dei Carmini" señala que el 17 de enero de 1750, a los 84 años, murió de "diabetes, fiebre y catarro", debió haber nacido en 1766. No obstante, los musicólogos fijan el año 1671 como de su nacimiento. Se sabe que su padre, Antonio Albinoni, era un rico papelero y que su madre, Lucretia Fabris, pertenecía a una conocida familia veneciana y que el músico desposó en 1705 a una joven de Verona, Margherita Rimondi, de la que tuvo seis hijos. Sobre el plano familiar es preciso señalar la existencia de Domenico, hermano de Tommaso, que era poeta y frecuentaba la alta sociedad de su tiempo. Gracias a éste, fue presentado el compositor al Cardenal Pietro Ottoboni, sobrino del Papa Alejandro VIII, amigo de las artes y protector de músicos. Ottoboni, cardenal desde los 22 años, daba frecuentes conciertos en su palacio de Roma. Era un preclaro mecenas y había ayudado eficazmente a Arcangelo Corelli. Albinoni dedicó al cardenal su primera obra instrumental, la serie de Sonate à tre del Opus 1.

En estos primeros años de composición, Albinoni no pareció buscar una protección directa de la que pudiese extraer beneficios materiales. Era el aficionado que escribía música como entretenimiento y no para obtener dinero. Por esa época el mismo agregaba a su nombre el título de "musico di violino e dilettate veneto". El músico veneciano unía al desinterés del "amateur" un perfecto conocimiento de la composición musical, por lo que a partir de 1711 comenzó a considerarse un "profesional". Precisamente, luego de esa fecha que corresponde a la publicación de su Opus 6, suprime Albinoni de su título de "dilettante veneto", conservando lo de "musico di violino".

Esta modificación parece ligada a las dificultades financieras surgidas luego de la desaparición de su padre en 1708. Se afirma asimismo que el compositor se vió obligado a dar lecciones de canto y que abrió una escuela de renombre.

Violinista y compositor reputado, Albinoni, fue en su tiempo reconocido especialmente como autor de óperas. Ya a los 24 años había obtenido resonantes éxitos, en tanto que Vivaldi recién abordaría el género lírico muchos años después.

En 1694 Albinoni inauguró su catálogo con Zenobia, Regina dei Palmironi y durante medio siglo produjo más de cuarenta dramas destinados a los teatros venecianos.

Pese a la importancia numérica y estética de dicha producción lírica, Albinoni pasó a la posteridad y fue a mediados del siglo pasado redescubierto gracias a sus obras instrumentales, simplemente porque no existe partitura completa de ninguna de sus óperas, salvo arias aisladas. En cuanto a su música instrumental, se halla ligada a un tiempo con la tradición representada por Marcello y con el movimiento renovador emprendido por Vivaldi. En nueve Opus publicados de 1694 a 1722, producción restringida si se la compara con los 450 conciertos de Vivaldi, Albinoni da pruebas de la doble afinidad de su profunda naturaleza. Sobresalen, de todos modos, los rasgos que hacen a un precursor, que al decir de Claudio Sartori, “fue un visionario genial que presintió las innovaciones del romanticismo musical y otorgó a su temática una plástica original que anticipa el estilo sinfónico.

Si son muchos los rasgos en común con su conciudadano Vivaldi, ciertos trazos individuales lo distinguen como contribuyente original del patrimonio sonoro del período que le tocó vivir. Su música, aún en los momentos más jocundos, retiene un aire digno, así como en los movimientos lentos alcanza notable serenidad. Su labor exploratoria no será la de un Vivaldi, pero su fuerza melódica es inusual.

El famoso Adagio en Sol menor para órgano y cuerdas, habilidosa tarea "d'après Albinoni", efectuada por Remo Giazotto, está lleno de "Pathos" que tantos compositores descubrieron en la tonalidad de sol menor, pero consigue individualidad en virtud de la envergadura de su línea melódica y su comprensión de las sonoridades de la cuerda.

De la serie completa de Conciertos Op. 9 y Op. 10 podemos destacar:

El Opus 9, representa el último Opus numerado del compositor bajo el título de Concerti à cinque. Fue editado en Amsterdam en 1722 y comprende doce conciertos: cuatro de ellos destinados a un oboe solista, cuatro a dos oboes, y finalmente, los cuatro restantes simplemente escritos para cuerdas. Posiblemente sea esta serie la obra cumbre de la producción del músico veneciano.

El Concierto en Sol menor, Op. 9 Nº 8 (para oboe) se destaca por la fiereza bajo control de su Allegro introductor de considerable desarrollo temático. El Concierto en Fa Mayor, Op. 9 Nº 3 (para dos oboes) ofrece en cambio, un atractivo Adagio en el estilo de un Siciliano y amplia oportunidad de lucimiento para ambos solistas en los movimientos rápidos. Los Conciertos para violín (Concierto en Si bemol Mayor, Op. 9 Nº 1 y Concierto en Sol menor, Op. 10 Nº 8) son obras de carácter expansivo. En él Concierto en Si bemol mayor el Adagio es amplio e intenso, en tanto que un enérgico Allegro y un gozoso Finale enmarcan a un calmoso Largo en el Concierto en sol menor.

 

                                                                            Oscar N. Ledesma

Adagio in G minor for violin, strings and organ.

Franz Liszt Chamber Orchestra.

First violin and conductor: Rolla János.