*Alla Rustica.

Los Conciertos

 

os conciertos de Lucio Antonio Vivaldi fueron es su momento tomados como modelo, y ejercieron una gran influencia en Europa, inclusive en músicos de edad más avanzada.

De los conciertos de Vivaldi, más de 300 fueron escritos para solistas, de estos 300, 220 lo fueron para violín, otros para fagot, violonchelo, oboe y flauta, Concerti Grossi (25 para dos violines y 32 para tres o más instrumentos), Concerti de ripieno (para orquesta sin solistas).

Como virtuoso del violín, producía gran admiración en su auditorio por su técnica, esto ejerció una profunda influencia en sus predecesores en el uso del concierto para “lucimiento del virtuoso”.

Desde el punto de vista técnico, los conciertos para violín también fueron decisivos para la “ejecución violinística”, en lo referente a su escritura de cuerdas cruzadas y al desarrollo de una nueva técnica para el manejo del arco.

Estableció la forma de tres movimientos para los conciertos, fué uno de los primeros en introducir “cadenzas” para el solista, fué uno de los primeros ejemplos de música “programática” con “las cuatro estaciones”, fué el primero en utilizar de forma coherente el “ritornello” que se impuso en los movimientos rápidos de concierto.

La característica de su obra son los ritmos vigorosos y los fuertes contrastes.

Dado las pinturas de la naturaleza de su música, los historiadores musicales se han referido frecuentemente a Vivaldi como un precursor de la música romántica del Siglo XIX. Pero, a pesar de que su influencia en el desarrollo musical fué grande, fué totalmente un genio de su época. Su dulcemente  cantado “Cardinello” tiene mucho en común con el cuckoo que canta en la Sinfonía Pastoral de Beethoven, pero no tiene relación alguna con el filosófico pájaro del bosque del Sigfrido de Wagner. La inspiración de Vivaldi derivaba en parte de la ópera de su época, a la que había contribuido con 38 obras. Y cuando sabemos que la ópera veneciana era famosa por sus escenas de idilios pastorales, sueños, encantamientos, tormentas, naufragios y batallas, no necesitamos buscar más para encontrar la razón de la calidad poética y colorida de su música. En sus obras instrumentales, Vivaldi no trató de pintar cuadros o contar historias. Más que nada trató de captar un sentimiento del despertar sensible del ser humano hacia el color y el movimiento de la vida, tanto con patetismo como con alegría. Esto se refleja no sólo en sus cambiantes colores tonales sino también en sus hermosas melodías cantadas y extraordinaria plasticidad constructiva. Contrastando con la regularidad episódica de los conciertos de Corelli, Vivaldi hace de la forma del concierto una cosa maleable en sus manos, dándole siempre, sin embargo, una lógica interior. Fué esta forma lo que tanto atrajo a Juan Sebastián Bach, quien tomó los conciertos de Vivaldi como la forma definitiva sobre la que modeló sus propios Conciertos Branderburgueses y Conciertos para solistas. En el proceso de estudiarlos, Bach transcribió muchos de los conciertos de Vivaldi, arreglando seis de las obras de L’estro armónico para órgano y para clave con orquesta.