*Cuartetos Nº 1, III Allegro Vivace; Nº 2, III- Lento y Nº 3; II Seconda Parte- Allegro - Attacca- Ricapitulazione ...

Cuarteto Nº 1 en La menor Op. 7 (1908)

 

artók completó su Primer Cuarteto en 1908, adscribiéndole Op. 7. Fue sometido muy ulteriormente a revisión, y ésta es la versión que se suele tocar en la actualidad. Luego de concluida la obra, la ejecución inicial debió aguardar casi dos años, brindando finalmente la premiere el Cuarteto Waldbauer - Kerpely, que nucleaba a cuatro jóvenes amigos de Bartók y de Kodály; ninguno de los ejecutantes sobrepasaba los 25 años de edad, y formaron el Cuarteto con el expreso propósito de tocar la composición de Bartók.

El Primer Cuarteto nació poco después que comenzara Bartók a interesarse por la música folklórica húngara, pero la influencia de esos estudios en su obra se manifiesta aún en forma ligera, superficial. La influencia más obvia detectable aquí es la de los últimos Cuartetos de Beethoven, y en forma particular el Opus 131, en Do Sostenido Menor: los críticos han advertido asimismo un "aura" general de Romanticismo germano rezagado, junto con toques de sabor distintamente raveliano. El Primer Cuarteto de Bartók es, probablemente, el único de los seis en el que pueda señalarse tal eclecticismo. Se trata, incuestionablemente, de música de una personalidad juvenil; pero, no obstante, es una reacción asombrosamente refinada. Bartók tenía entonces 27 años.

El primer movimiento del Cuarteto, que adhiere a la forma A-B-A, se abre con una fuga lenta sobre un tema marcadamente cromático. Es una de las características melódicas de esta obra —como lo señaló Halsey Stevens— el eludir casi siempre el abordaje directo de una nota de la melodía; moviéndose la música, de preferencia, hacia una nota arriba o una nota abajo de la que corresponde, para "deslizarse" recién a ella desde ese trampolín contiguo. Este efecto permanente de "apoggiatura" crea de por sí una línea y una textura cromática. La fuga lenta es seguida de un tema lírico, que campea por encima de un acompañamiento agitado, marcado molto appassionato, rubato. Completa el movimiento una reiteración —abreviada— de la fuga, y sin pausa se pasa al segundo tiempo.

El segundo movimiento es en forma de sonata, y con abundante material en la exposición: se distinguen, al menos, tres temas y motivos definidos en cada uno de sus grupos primero y segundo. Ese material es objeto de desarrollo selectivo, recapitulado en forma abreviada, y el movimiento concluye en una coda.

El tercer movimiento, nuevamente en forma de sonata, es precedido por una Introduzione rapsódica. El primer tema de la "sonata propiamente dicha", es palpable que deriva de un motivo del movimiento anterior, y por lo menos un crítico ha llegado a afirmar que existen concomitancias con las formaciones de appoggiatura del primer tiempo: lo cual uniría temáticamente los tres. No faltará quienes consideren un tanto extremosa esa fundamentación derivativa, pero es evidente que Bartók se hallaba experimentando de modo aún primitivo en esta obra, con esa especie de unidad de motivos y de temas que había de convertirse en característica permanente de su estilo, y —por tal característica— en una de las elocubraciones dominantes en la música del siglo veinte.

Al margen de su forma, el carácter de este movimiento final es salvaje y acusadamente rítmico, folklórico acaso más en el sentido gitano que en el de genuina música popular húngara que procuraban desenterrar y sacar a la luz Bartók y Kodály. Por consiguiente, el Primer Cuarteto, en conjunto, se caracteriza por un gradual ahondamiento de actividad, desde el Lento del primer movimiento a través del Allegretto del segundo, y de ahí al Allegro vivace y al Presto del tercero.

 

Cuarteto Nº 2 en La menor, Op. 17 (1917)

 

n términos puramente sonoros, el Cuarteto N° 2 es probablemente la más hermosa; de cuantas obras escribió Bartók. Esto no es tanto una evaluación cuanto una descripción; porque Bartók apuntó a diversas finalidades según las épocas, y la belleza sensual fue sólo una de sus múltiples inquietudes. El Segundo Cuarteto es aún más "unitario", más "entidad integral" que el Primero, difiriendo de su predecesor en que es más homogéneo, más personal y "puro Bartók"; y difiriendo también de sus sucesores por sus cualidades esencialmente románticas y líricas.

El Segundo Cuarteto fue compuesto durante el período 1915-17, y es contemporáneo a la creación de la partitura para el ballet El Príncipe de Madera y de otras obras directamente basadas en el folklore húngaro, esloveno y rumano. Este Cuarteto fue dedicado al Cuarteto Waldbauer-Kerpely, agrupación que lo estrenó el 3 de marzo de 1918 en Budapest. Por llevar Op. 17, es el último de los Cuartetos identificados con número de opus, pues el autor decidió suprimir tal índice de cronología a partir de su Op. 20.

Nuevamente apela Bartók a tres movimientos de este Cuarteto, flaqueando esta vez el segundo tiempo. Allegro molto capriccioso con dos movimientos lentos: un Moderato y un Lento. Y en esta ocasión la forma de sonata favorece al primer movimiento. El tema de apertura de Bartók, sin embargo, contiene el germen de todo aquello que habrá de seguir en el tiempo inaugural; y antes que el esperado contraste dramático entre primer y segundo grupos, hay una exploración diferentemente orientada del mismo material básico. En determinado sentido, toda la exposición puede considerarse como encaminada a edificar y contribuir en favor del bello tema de clausura, confiado al primer violín y la viola. Ese tema cierra también la recapitulación, intensificado ahora por un acompañamiento pizzicato del cello. Lo que es tal vez más señalable en estos dos breves episodios, y también con relación al Cuarteto todo, es que son a la vez hermosos y no familiares. En modo alguno resultan ser variante de cualquier tema o motivo que haya desfilado. Es esta una beldad que nadie había percibido hasta el instante.

Al segundo movimiento, un rondo, muchos comentaristas y musicólogos lo han calificado de "salvaje y barbárico", comparándolo al Allegro bárbaro para piano, que data de pocos años antes. Está presente aquí en gran medida, lo que habría de convertirse en una de las técnicas más idiomáticas del compositor: la instauración de un "nivel tonal" (la sensación de una "tonalidad áncora", aunque sin supeditarse a las limitaciones armónicas de esa tonalidad), mediante la recurrencia a "gruñidos" (que se forjan en la cuerda cual si se tratara de una zampoña), o notas repetidas. Los "gruñidos", en un sentido, actúan como anclas, apareciendo y desapareciendo esporádicamente, para evitar que este movimiento violentamente propulsivo huya y vuele al espacio atonal.

El contraste ofrecido por el Finale no podría ser mayor. Es una página de moto lento, formada por varias secciones independientes (que, no obstante, exhiben ciertas correlaciones temáticas) y puntuada por una figura cadencial. Aunque no haya un nombre acuñado para designar un movimiento de esta especie, podría llamársele con moderada certeza "miscelánea" o "potpourri". El talante general es sombrío e intenso; en palabras del compositor y musicólogo Matyas Seiber, tañe "una nota de absoluta desolación y resignación".

 

Cuarteto Nº 3 en Do sostenido menor

 

i el Segundo Cuarteto es una obra romántica, el Tercero es el más severamente clásico entre todos los Cuartetos de Bartók. Es "clásico", sin embargo, no en un sentido histórico, sino por el predominio de forma sobre contenido, por su economía temática, su sonido sostenidamente "ácido" y su escritura acusadamente "no-lírica", así como por su abundancia de cánones fúgatos. Es considerado en general como el más "difícil" o "poco accesible" de todos los Cuartetos de Bartók. Es también el más breve de todos, debido a la extremada concentración de su material musical.

Toda idea sobre melodías o temas debe arrojarse por la borda tratándose de esta creación. Aquí nos topamos con motivos breves y medulosos (no más de dos o tres, dispersos a lo largo de la obra, según afirma Halsey Stevens), que cambian continuamente y evolucionan en forma de nuevos motivos, sujetos de fuga, armonías y patrones rítmicos. El plan general de Bartók proyecta alivio sobre este incesante evolucionar de materiales. La composición consta de un único movimiento dividido en una Primera parte, Segunda parte, con Recapitulación de la primera parte y una Coda; esta última, basada en realidad en substancia motívica de la Segunda parte. Por consiguiente, se trata —ostensiblemente— de un diseño A-B-A-B, pero no hay un solo compás que sea idéntico en la primera parte y su recapitulación, o en la segunda y la Coda, aunque las correlaciones entre ellas sean siempre audiblemente evidentes. Uno de los más antiguos moldes musicales ayuda a forjar los nexos que mantienen la continuidad musical: la nítida y fácilmente reconocible figura rítmica. Otra herramienta constructiva estriba en el empleo, por Bartók, de los colores instrumentales ("pizzicatos", "glissandos", "sul-ponticellos", etc.) en una forma estructural,  como "motivos de color" por así decir.

El Cuarteto Nº 3 fue concluido en 1927, siguiendo los talones del Concierto Nº 1 para Piano. Halsey Stevens le indica como la sexagésima-sexta composición de Bartók, lo que la ubica en el punto divisorio con el último tercio cuantitativo de sus creaciones musicales. El autor tenía por entonces cuarenta y seis años. Bartók presentó este Cuarteto en un concurso patrocinado por la "Musical Fund Society" de Filadelfia, y ese mismo año hizo su primera gira de conciertos por los Estados Unidos. De regreso a Budapest al año siguiente, se vio sorprendido con la noticia de que había compartido el primer premio con el compositor italiano Alfredo Casella. Nunca muy rumbante del punto de vista económico, los tres mil dólares que eran su participación individua en el premio le representaron una ayuda considerable.

Las tensiones íntimas formales del Tercer Cuarteto se ven hasta cierto punto oscurecidas por su continuo desarrollo motívico. La obra se inicia Moderato, con un canon en el cual un sujeto ornamentado se entrelaza al mismo sujeto pero sin ornamentación. En la primera parte predomina la forma A-B-A, pero al reaparecer más tarde, está considerablemente modificada. Hay nuevamente una sensación similar a la de la apertura del Segundo Cuarteto, a saber: que estamos ante la elaboración de un tema de un extremo a otro del movimiento, pero con la peculiaridad de que el tema en total aparece recién al final del movimiento. La Segunda parte, marcada Allegro, revela elementos tanto de la forma sonata como de la variación, y se suelda a la Primera parte por una referencia de último momento a los punzantes acordes martellato. La Recapitulazione se reintegra al tempo Moderato pero condensa y reorganiza el material de la Primera parte en algo así como la mitad de la duración original. La Coda incorpora variedad de cánones y fugatos basados en motivos de la Segunda Parte y remata en un broche conclusivo de verdadero torbellino.

                                                                                       

                                                                                    James Goodfriend

Cuarteto nº. 1

Brandon Garbot, violin.

Stephen Kim, violin.

Zsche Chuang Rimbo Wong, viola.

 

Audrey Anne, cello.

Cuarteto nº. 2

Eva Rabchevska, Violin.

Roxana Wisniewska, Violin.

Cristina Cordero, Viola.

 

Alejandro Viana, Cello.

Cuarteto nº. 3

Emerson String Quartet.