*Das himmlische Leben (La vida celestial).

MARZO...

DES KNABEN WUNDERHORN

Des Knaben Wunderhorn

a cronología de la música de Mahler es confusa y no lo es menos entre sus canciones orquestales conocidas como Des Knaben Wunderhorn (El niño y la corneta prodigiosa). Sin embargo, se cuenta con algunas fechas precisas, las que pueden determinarse como sigue: sabemos con seguridad que cinco de las canciones fueron concluidas en Hamburgo (donde Mahler actuaba como director principal de la Opera) el 26 de abril de 1892. Estas eran Der Schildwache Nachtlied (Canción nocturna del centinela), Verlor'ne Müh (Esfuerzo perdido), Trost im Unglück (Consuelo en el infortunio), Wer hat dies Liedlein erdacht? (¿Quién habrá ideado esta canción? —una de las más conocidas canciones de Mahler, popularidad a la que la soprano alemana Elisabeth Schumann contribuyó en gran parte—) y Das himmlische Leben (La vida celestial), primeramente creada como una canción orquestal independiente y hoy en día conocida como el último movimiento de Sinfonía nº 4 en Sol Mayor.

Al publicarse estas canciones, Mahler incluyó Das irdische Leben (La vida terrenal) como la última del primer ciclo de cinco canciones, en lugar de Das himmlische Leben (La vida celestial). Aunque no existe fecha exacta, podemos suponer que ésta fue creada en 1893, o entre 1895 y 1896, es decir, mientras Mahler componía las demás canciones de Des Knaben Wunderhorn. Urlicht (Prístina luz), que conocemos como el cuarto movimiento de la Sinfoníanº 2 en Do menor, Resurrección, debe haber sido escrita mientras Mahler trabajaba en ésta preparación que abarca un largo lapso de tiempo (1877-1894). En 1895-96, Mahler volvió a retomar la composición de las canciones de Des Knaben Wunderhorn. Wo die schönen Trompeten blasen (Donde resuenan las hermosas trompetas) y Lob des hohen Verstands (Alabanza al intelecto) pertenecen a este período, y quizás también Lied Des Verfolgten im Turm (Canto del prisionero de la torre). Revelge (Diana) y Der Tamboursg'sell (El joven tambor), fueron escritas algo más tarde que las demás (1899-1901) y publicadas en el ciclo Sieben Lieder aus letzter Zeit (Siete Canciones para los Últimos Días) y no formando parte de Des Knaben Wunderhorn.

¿Todo esto no significa más que una árida acumulación de hechos? Al contrario: las fechas nos ofrecen datos importantes sobre la música. El primero y más importante es la demostración de la íntima relación entre el mundo espiritual de Des Knaben Wunderhorn y el del primer grupo de sinfonías de Mahler (Primera y Cuarta). De la canción Das himmlische Leben fueron creadas no menos de dos sinfonías (Tercera y Cuarta), siendo ella la fuente para ambas obras. Y de las canciones incluidas en esta entrega, por lo menos tres tienen relación directa con las sinfonías. El Scherzo de la Sinfoníanº 2 en Do menor, Resurrección es una prolongación en gran escala de Des Antonius von Padua Fischpredigt (El sermón de San Antonio de Padua a los peces) y Urlicht (Prístina luz) se vuelca en el cuarto movimiento de la misma sinfonía. En efecto, está íntimamente ligado al movimiento lento, desarrollado para voz y orquesta (como observa Deryck Cooke: "es un instrumento más —altamente expresivo por cierto— dentro de la textura de motivos").

Una relación menor y diferente existe entre Das irdische Leben (La vida terrenal) y el movimiento denominado “Purgatorio” de la Sinfonía nº 10 en Fa sostenido (inconclusa), y entre Lob des hohen Verstands (concebida como un golpe contra sus críticos) y el final de la Sinfoníanº 5 en Do sostenido menor.

De lo antedicho pueden nacen dos conclusiones: 1) ciertas canciones podrían existir como entes sinfónicos y 2) otras canciones contienen potencialidades sinfónicas no realizadas, pero que podrían ser llevadas a una escuela legítimamente sinfónica. Un perfecto ejemplo de esta segunda categoría es Des Antonius von Padua Fischpredigt, que conocemos, simultáneamente, como la canción irónica y el grandioso Scherzo sinfónico.

En el pasado, leíamos a menudo que las sinfonías de Mahler hacían uso de "pomposo material de canciones", malentendido éste que proviene de una apreciación indiscriminada y excesivamente literal de la relación entre las canciones y las sinfonías. Ambas siguen perteneciendo a mundos musicales perfectamente diferenciados, a pesar de sus múltiples vínculos.

De todas maneras, hay que aceptar el hecho de la fecundación reciproca entre canción y sinfonía. Existen por lo menos dos canciones de Des Knaben Wunderhorn: Revelge y Der Tamboursg'sell en que la relación es inversa a lo comúnmente supuesto. Aquí fueron las sinfonías las que fecundaron las canciones, compuestas entre 1899 y 1901, cuando Mahler estaba ocupado con su Cuarta y Quinta Sinfonías, y ya había adquirido gran experiencia como compositor sinfónico. Ambas canciones son marchas fúnebres, las que representan un factor casi permanente en el estilo sinfónico de Mahler.

Podemos describir Das himmlische Leben como la "fuente" de la Sinfonía nº 3 en Re menor y la Sinfoníanº 4 en Sol Mayor. Pero la base común ya no es cuestión de material temático compartido, sino de método de composición compartido.

Los textos de las canciones de Mahler provienen íntegramente de la homónima antología de poemas populares alemanes Des Knaben Wunderhorn (un conjunto de más de 500 relatos y poemas germanos recopilados de la literatura oral, del folclore, de las casas, de los calendarios, de los viejos libros, etc.), cuentos que fueron compilados por Ludwig Joachim von Arnim y Clemens Maria Brentano y publicados en su primera edición en 1806. Mahler ya había hecho uso de poemas de Des Knaben Wunderhorn en dos volúmenes anteriores para voz y piano, Lieder und Gesänge (Canciones y Cantos). La modificación del piano a orquesta no fue un lujo, sino una necesidad, a fin de brindar las evocaciones vividas en la atmósfera requerida.

Merece destacarse uno de los aspectos más llamativos de la relación entre Mahler y sus textos. Según Dika Newlin, Des Knaben Wunderhorn fue "un producto típico de su época romántica, puesto el énfasis sobre la vida simple de las «pequeñas gentes» y el encanto de días pasados".

Pero el enfoque de Mahler fue obstinadamente independiente de esta indulgencia romántica. El aceptaba la realidad de las canciones, no su romanticismo. No las enfocaba como cuentos de hadas, sino que revivió sus textos como si trataran el momento actual.

Las canciones de esta entrega pueden dividirse en tres grupos contrastantes: 1) canciones que son marchas o poseen imaginería militar (con fanfarrias, etc.); 2) temas líricos en su tonalidad (frecuentemente canciones de amor); y 3) canciones humorísticas; Urlicht, místico y religioso en su clima, pertenece a un grupo sui generis. El carácter individual de cada canción está ligado a la individualidad de su orquestación; posee su propio "sonido".

He mencionado el "tratamiento harto original del material" de Mahler. Podemos apreciar su inventiva y originalidad en el uso que hizo de un idéntico principio —moto perpetuo ondulante— en tres canciones: Des Antonius von Padua Fischpredigt, Wer hat dies Liedlein erdacht? y Das irdische Leben. El principio podrá ser el mismo, pero ¡qué independiente es cada canción! Luego aparece el uso audaz que da Mahler al material "popular" y hasta mundano. Estas atmósferas de Des Knaben Wunderhorn nos colocan cara a cara con el problema. Mientras las canciones, por su forma e imaginación, despiertan resonancias románticas familiares en el oyente, Mahler trata su material (trompetas, fanfarrias, marchas, danzas campesinas, cuasi baladas, etc.) de una manera tan realista que adquiere un nuevo nivel de significación. De esta manera, nos conduce, sorpresivamente, a esperar un romanticismo convencional, pero nuestras esperanzas son quebrantadas y experimentamos, en vez, un realismo rayano en lo traumático. Este curioso procedimiento es característico del genio de Mahler y es, por cierto, nada menos que su genio en su característica máxima, lo que encontramos en estas canciones. Oídos alertas y una lectura detenida de los textos es todo lo que se requiere para participar de su humor, su terror, su drama y su gracia.


Das himmlische Leben.

Radio Kamer Filharmonie, Philippe Herreweghe.

Henriette Bonde-Hansen.

Des Knaben Wunderhorn